Madrid lanza una guía para prevenir el suicidio adolescente: «Mi hijo me decía que no quería vivir. Yo me quedaba helado»

A raíz de la pandemia, Javier comenzó a notar a su hijo aislado, pasando demasiado tiempo con videojuegos o con el teléfono móvil y no conseguía descifrar lo que le estaba sucediendo. «Me decía que no quería vivir. Yo me quedaba helado», cuenta, emocionado, a este periódico.

Aunque sea bajo el anonimato, Javier, al igual que varias familias, se prestó a mostrar la importancia de la visibilidad de las enfermedades de salud mental que azotan cada vez a edades más tempranas y la facilitación de herramientas con las que actuar en todos los ámbitos sociales.

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La guía incluye material informativo y didáctico que aborda los factores de riesgo para ayudar a la lucha y prevención de conductas suicidas no solo en el entorno sanitario, sino también en el escolar y familiar.

«Estamos apostando por recursos que hagan ver que la solución no es quitarse la vida y que puede haber entornos vulnerables y seguros que les ayuden», destacó la consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, en la presentación de la iniciativa que forma parte del Plan de Prevención del Suicidio de la Comunidad de Madrid 2022-2026, dotado de 45 millones de euros.

Madrid es la región con la tasa bruta de suicidios más baja del país, con 5,97 casos consumados por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, la demanda de atención en población infantojuvenil ha aumentado un 70% en los últimos años.

En este sentido, la consejera subrayó que la región dispone de 21 equipos específicos de prevención en la red pública de hospitales y que, cuando este plan se culmine, habrá 370 profesionales especializados más, no limitándose a la incorporación de psiquiatras, sino también psicólogos clínicos, enfermeras especializadas en salud mental y trabajadores sociales formados y al servicio de la sanidad madrileña.

Fue del «cariño, la compresión y el amor», además de la asistencia habitual al servicio sanitario, lo que «como una carrera de fondo del día a día», permitieron al hijo de Javier mejorar. «El día y la noche», así es como describe el estado de joven de 16 años desde que empezó a acudir a un programa de tratamiento que reúnen a familiares y adolescentes que sufren distintas enfermedades mentales.

Durante 18 meses, esta familia ha recibido semanalmente sesiones en grupo, lo que le ha permitido considerar esta como «una enfermedad más», dejando atrás los estigmas que él mismo admite haber ocultado «por protección a la familia» e incluso por «miedo».

«Nos une el dolor y el sufrimiento», explica tras asegurar que pidió a la consejera de Sanidad que siguieran invirtiendo en salud mental: «Somos un ejemplo de que la prevención es fundamental».