lapisabien
Se fueron
Yo conocí un Madrid alegre, joven. Donde de un proyecto salía otro, y así sin solución de continuidad
Teresiano
Madrid es una carrera de fondo. Mis amigos de antaño no están aquí, en el hogaño. Me queda no más el Orfidal y pasarme, tranquilo, por estas calles de Dios. No hay otra. A mí generación le han puesto un sueño y un techo imposible, ... y tras dar lo mejor de sí, dejan la ciudad por imposible. Peno cuando no los veo en los lugares de entonces. Peno por ellos, y por mí, en paseos que no me traen nada sino el recuerdo. Fueron mis mejores años, y venía preparado para el batallar contra cualquier impedimento que la ciudad pusiese a la juventud creadora. Dimos a Chamberí otro aire, pero no queda testimonio alguno.
Yo conocí un Madrid alegre, joven. Donde de un proyecto salía otro, y así sin solución de continuidad. Nos refugiábamos en los cafés más baratos, tratamos de sacar una revista y al día le faltaban horas. Ya no. Ya los sueños se los han llevado los pisos turísticos, lo poco que esta ciudad, a estas alturas, aprecia a los que emprenden. Nadie dice nada de las ilusiones rotas.
Sus fantasmas aún recorren la glorieta de Bilbao, con ropajes de otros tiempos. Éramos lo más parecido a una generación y hoy ya no queda nada. Hay veces que pasear la ciudad no es tan sano. En el armario guardo las ilusiones de entonces, y sé que la ciudad nos terminó devorando. A veces nos encontramos en el Varela, como pálidos reflejos de lo que pudimos ser. Duele ese Madrid, y lo evito siempre que puedo.