La firma criminal traicionó al Niño Juan, el atracador que soñó con asaltar el Palacio de Fontainebleau
Juan Manuel Gordillo Plaza y cuatro de sus hombres han sido arrestados tras levantar más de 3 millones de euros en distintos robos a naves de teléfonos y camiones de carga. El juez lo ha dejado libre pese a sus más de 50 reseñas policiales previas
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La Policía detiene al Niño Juan y al Tato, dos de los atracadores más peligrosos, por más de 50 nuevos delitos en Madrid
Madrid
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Iniciar sesiónMiércoles, 21 de junio. La Policía Nacional pone de nuevo los grilletes al que es uno de los atracadores más peligrosos del panorama nacional. Juan Manuel Gordillo Plaza, español de 36 años, espeta a los agentes del Grupo XXI de Policía Judicial de Madrid: ... «Pero si yo no he hablado nada por teléfono… ¿Cómo nos habéis encontrado?». Era el punto y seguido a la carrera criminal de este sujeto, que apenas levanta 1,60 metros del suelo, porque, pese a contar previamente con 55 reseñas policiales y sumar ahora otro medio centenar de delitos, el juez ha vuelto a dejarlo en libertad, a la espera de juicio.
Es el Niño Juan, la oveja negra de Orcasitas. Pero no la única del rebaño. En esta ocasión, ha caído con su hermanastro, Rubén Rincón Gómez, apodado 'el Nano', y con el Tato. Este último es en realidad Jonathan Herrero Pernía, tiene 40 años y es hermano de Jezabel, 'la Tata', conocida como la reina del alunizaje, y, por tanto, tío carnal del hijo de ésta, Miguelito, de 18 años y arrestado por última vez el pasado abril, como informó entonces este periódico. Ella es exnovia de Jonathan Moñiz Alcaide, 'el Piojo', y de Iván Bocero Vargas, dos de los sujetos de esta calaña más voraces.
Al Niño Juan y a su banda, con cinco detenidos en esta operación Camión, les delató su firma: esa temeridad con la que el sujeto comete sus golpes y que le llevó a planear el asalto al Palacio de Fontainebleau, en el área metropolitana de París, antes de la pandemia (por encargo de un mafioso chino) y por cuyas intenciones (no llegó ni a intentarlo) estuvo cerca de tres años en prisión provisional en Francia. Netflix estrenó hace unos meses una serie inspirada en él y en ese robo en tierras galas.
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Quedó libre en febrero del año pasado, tras un último periodo con una tobillera telemática. Este último mes de octubre, el día 25 en plena madrugada pero con los empleados trabajando dentro, la banda de Gordillo Plaza irrumpió por el método del alunizaje en una nave de Zeleritas de Torrejón de Ardoz, donde se almacenaban miles de teléfonos móviles de alta gama. Se llevaron 1,3 millones de euros en estos dispositivos. Abandonaron rápidamente el lugar y luego metieron fuego a los vehículos utilizados en las proximidades de Getafe.
Persecuciones temerarias
«Todo estaba muy bien organizado, les daba igual quién hubiera dentro del negocio», explica uno de los investigadores del Grupo XXI a ABC. «Lo siento mucho, pero yo no paro, porque estoy trabajando», llegó a reconocer el Niño Juan a los agentes, cuando le ponen frente a frente a su espejo criminal: son numerosas las persecuciones, por ejemplo, por la autovía A-2 o incluso en los túneles de la M-30, en las que se ha llevado por delante a otros conductores y hasta a policías.
«Las investigaciones iniciales derivaron en las amplias medidas de seguridad que empleaban. Utilizan vehículos de gran cilindrada, tanto para los alunizajes como para huir; cambiaban las placas de esos coches por otras robadas, de modo que un BMW podía llevar las matrículas de un Opel Corsa; se sabían todas las medidas que debían adoptar, con pasamontañas, guantes… Fuimos tirando del hilo y conocíamos que esta manera de actuar no la practica cualquier. Y que Juan estaba en activo de nuevo, añade el investigador, sobre cómo fueran encajando las piezas de este puzle hasta ponerle caras y nombres a los integrantes del grupo criminal. Eso sí, aún quedan más detenciones que realizar. «Sí, el 'modus operandi' fue el que nos dio la primera pista», insiste el funcionario policial.
Juan Manuel Gordillo Plaza se junta sólo con gente de su confianza. Tanto es así, que se reúne en algún bar cercano con sus compinches e idean un plan. «Trabajan tanto por iniciativa propia como a la carta (por encargo) o por información que les llega de un 'santero' (chivato)», añaden nuestras fuentes. Así, si el objetivo requiere que haya que abrir una potente caja fuerte, buscan un experto en el manejo de la lanza térmica o del oxicorte; si requieren a alguien que sepa conducir una cabeza tractora de camión, se hacen con la persona indicada. Una suerte de 'casting' en el que también resulta fundamental el papel del receptador: aquella persona que está dispuesta a comprarles el material robado (desde ropa a dispositivos electrónicos) y colocarla en el mercado negro. Se han dado casos surrealistas, como salir a robar por robar y abrir un tráiler lleno de fruta o de ropa de una conocida marca 'low cost'; pero cuando con lo que este tipo de delincuentes dan es con prendas de lujo o tabaco, que también ocurre, es otro cantar. Mínimo, 200.000 euros por mercancía.
Escondidos en pequeños pueblos
Juan, el Tato, el Nano y compañía salían a robar casi a diario, y no solo por Madrid. Se desplazaron a las provincias de Valencia y a Toledo. «Utilizaban identidades falsas, cambiaban de domicilio e incluso se instalaban en pueblos muy pequeños, sobre todo en la provincia toledana, de manera que si veían algún vehículo extraño para ellos, no habitual en la localidad, sospechaban de que pudiera ser la Policía. La labor de los compañeros de Seguridad Ciudadana, que frecuentan mucho la calle, ha sido importante también, pues nos dan información», añade el investigador.
Es gente que lleva un tren de vida muy ostentoso. Hasta la obscenidad. Coches carísimos, reservados en discotecas, relojes de lujo (que pueden ir regalando a sus colegas), viajes a todo tren… No tienen conocimiento del valor real de las cosas. O sí, pero les da igual, porque Juan ha quedado en libertad y el Nano sí que ha entrado en prisión provisional. Suman 200 antecedentes entre todos.
Ahora, se les acusa de otros más de 50 hechos delictivos, entre los que están pertenencia a grupo criminal, delitos contra la seguridad vial, daños, robos en empresas y de vehículos. El valor total de lo sustraído supera los 3 millones de euros. Se han realizado registros en dos fincas de Rivas Vaciamadrid y Aranjuez, donde escondían parte de la mercancía y vehículos sustraídos, así como dinero en efectivo.
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