Fátima Miranda: «No permito que manipulen mi voz, sería absurdo y torpe»
La artista lleva su formidable proyecto 'Living Room' este viernes al Festival de San Lorenzo
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Iniciar sesiónEntre Salamanca, ciudad natal de Fátima Miranda, donde estudió Letras, y Samarkanda, de camino a la India, donde estudió música, se encuentran los campos por los que metafóricamente transitan las voces de esta artista que combina técnicas vocales orientales, occidentales y de su propia ... invención, concibiendo la voz como instrumento de viento y de percusión instalado en el propio cuerpo, difuminando las fronteras entre canto, poesía, teatro, composición, improvisación e interpretación.
Fue miembro fundador en 1983 del grupo de improvisación Taller de Música Mundana en el que colaboró con Llorenç Barber, con quien creó el proyecto de poesía fonética Flatus Vocis Trío. Entre 1982 y 1989 dirigió la fonoteca de la Universidad Complutense, y ha recibido multitud de premios incluyendo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2018). Desde 2016 desarrolla el proyecto que presenta este viernes (Teatro Auditorio a las 20.30h, desde 15 euros) en el Festival de San Lorenzo, 'Living Room Room', conciertos a capella y a medida para todo tipo de espacios públicos o privados, mínimos o enormes, desprovistos de estructura teatral, a menudo sin amplificación.
¿Cómo ha evolucionado Living Room desde 2016?
El proyecto nació como una necesidad de adaptabilidad a los espacios. Al principio fueron conciertos más cortos, para centros de arte contemporáneo, fundaciones de arte, espacios atípicos... Y casi siempre acústicos. Poco a poco se fue haciendo más escénico, más visual, y desde entonces una obra ha sustituido a otra, y más recientemente se ha enriquecido con un vídeo que se graba y se proyecta en tiempo real. Más que un cambio constante, ha habido una evolución. Lo que siempre cambia es el final, donde me gusta que haya un diálogo con el espacio, con el silencio del espacio.
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Ha tenido una educación musical poco convencional.
Nunca pretendí ser cantante ni artista, soy historiadora del arte y bibliotecaria. Si no llega a ser por Llorenç Barber, nunca hubiera emergido la artista. Cuando me di cuenta de que de mi garganta salían sonidos extraordinarios, me fui a estudiar a París con una profesora japonesa. Pero mi conservatorio fue el Taller de Música Mundana, y mi universidad, la música clásica del norte de la India.
¿Cuál fue la primera voz que le traspasó el alma al escucharla?
Una experiencia inolvidable fue en los noventa, cuando vi a Barbara Hendricks en el Auditorio Nacional. Cantó 'Après un rêve' y no sé qué pasó, que empecé a llorar sin poderme contener. Me parece una de las melodías más bonitas que existen.
¿Qué rutinas de cuidado de la voz sigue?
Los cantantes se suelen especializarnos mucho en una técnica, y yo manejo muchos recursos e investigo en torno a culturas vocales diversas. Algunos de estos recursos son incompatibles, y yo intento hacerlos compatibles, lo cual es muy exigente. Esas técnicas hay que dominarlas para que salgan libres, y para dominarlas hay que olvidarlas, automatizarlas. Además de buena hidratación, alimentación apropiada y el cuidado del volumen en el habla cotidiana, para dar el cien por cien se precisa esa libertad que se consigue al automatizar.
Como cantante, ¿cuál es su relación con la tecnología y qué líneas rojas se marca en ese sentido?
Muchos compositores me han propuesto trabajar con ellos usando samples, y siempre lo he rechazado. No permito que se manipule mi voz, sería absurdo y torpe. Cultivar mi voz como un orfebre para que llegue alguien y la transforme con un ordenador... Para eso que se busquen a otra.
¿Qué tal se lleva con la industria cultural dominante una artista como usted?
Apenas tengo relación. La industria es una consecuencia espuria de la política cultural. Cultura y dinero se condicionan y se contaminan, mantienen una dialéctica tensa y nada fácil.
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¿Qué planes tiene para el resto del año? ¿Y para 2026?
Lo primero, un período de retiro en el mar, no sólo para disfrutar de la naturaleza, sino también para concentrarme en perfeccionar un trabajo vocal que he iniciado sobre técnicas de canto clásico persa, un proyecto que se llamará 'Sacré, secret et doux'.
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