Una docena de robos en solo un mes: caen dos aluniceros que usaban el coche de un fallecido para asaltar

Los ladrones se llevaron un bote de propinas, un ventilador y cajas registradoras

De aluniceros de barrio a atracadores, narcos y torturadores

Herramientas intervenidas en el coche de los aluniceros Policía

Asaltaron, en solo un mes, doce establecimientos hosteleros y actuaron en toda la geografía madrileña: de Latina a Fuencarral, Hortaleza... y, sobre todo, Fuenlabrada. Pero la experta pareja de aluniceros –amigos de fechorías, con más de 70 antecedentes a sus espaldas– se confió. Se creían ... irreconocibles y cometieron torpezas gracias a las que el Grupo XXI de la Jefatura de Policía Nacional logró darles caza: se olvidaron dentro de un bar la maza empleada para destrozar la entrada; se repartieron en la acera frente a otro negocio asaltado el botín y, sobre todo, seguían siempre un 'modus operandi', utilizar el mismo vehículo, un coche que los agentes lograron localizar. Solo había que tener paciencia: volverían a actuar.

Pero una cosa retrasó la detención. El coche en el que se desplazaban, un Audi color negro, estaba a nombre de una persona fallecida, con lo que cualquier posible investigación policial. El dueño, que no tenía relación ni ningún vínculo con los dos ladrones, murió en 2020, y ellos, conocedores de este detalle, lo usaron para evitar cambiar la documentación y titularidad del vehículo y así utilizarlo para cometer los alunizajes.

Los dos compinches, españoles y de 38 y 21 años, han vivido siempre en el mismo barrio de Carabanchel y aprendieron juntos el oficio. No en vano, el más joven pertenece a la segunda generación de aluniceros de una misma familia: su padre está en prisión por hechos similares, cuentan a este diario fuentes de la investigación. El veinteañero 'trabajaba' siempre con su amigo mayor, quien, para más inri, era el encargado de conducir, pero tenía el carné retirado.

Los asaltos los llevaban a cabo de madrugada; había noches que incluso se atrevían a repetir y desvalijaban dos locales en menos de media hora. Forzaban los accesos con la ayuda de herramientas como picos, cizallas y mazas, que han sido intervenidas, y se hacían con todo lo que estuviera a su alcance. «En plena ola de calor de julio, robaron un ventilador; en una farmacia se llevaron la caja registradora, pero también un colutorio y un gel; en un restaurante, botellas de whisky de alta gama y en otro bar, el bote de propinas de los camareros y 120 décimos de lotería«, cuenta el investigador del Grupo XXI. Fue en este último, precisamente, donde olvidaron la maza con la que habían reventado la puerta.

Perjuicio

Fuentes policiales explican a ABC que el perjuicio causado por los desperfectos ha sido tal que los dueños de algún restaurante llegaron a decir que les compensaba echar el cierre, ya que no podrían pagar el seguro, cuyo precio se dispararía tras el robo.

Una vez tuvieron localizado el Audi era cuestión de esperar. El miércoles, 48 horas después del último robo, los detuvieron dirigiéndose al vehículo en plena madrugada. La deducción es que se preparaban para volver a actuar. En el interior, localizaron pasamontañas, guantes, linternas, una caja registradora, un pico y una cizalla. Los dos aluniceros, reconvertidos en torpes ladrones, ya duermen tras las rejas.

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