El cóctel del atropello mortal del bombero: un pique con otro coche y un punto ciego en el carril bici

Los agentes de la Unidad Judicial de Atestados de Tráfico de la Policía Municipal continúan trabajando en la reconstrucción del fatídico suceso, en un cruce -el de las calles del Camino de los Vinateros y Marroquina, a un costado de Las Lonjas- marcado por su alta peligrosidad. A tenor de lo relatado por la mayoría de testigos, cobra fuerza la posibilidad de que el conductor del turismo pasara a alta velocidad debido a un pique con otro vehículo.

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Aitor Santos Moya

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El presunto responsable, que ayer por la mañana fue puesto a disposición judicial, aseguró ante los agentes que huyó por miedo y que no pensaba que las heridas del trabajador municipal fueran tan graves. Pero lo cierto es que el estruendo del impacto sorprendió incluso a los vecinos que estaban dentro de sus casas. «Escuchamos un ruido brutal y rápidamente nos asomamos por la ventana», aseguraba un joven, consciente de la magnitud del golpe.

A bordo de un Volkswagen de color oscuro, el joven pisó el acelerador sin ni siquiera dar tiempo a los allí presentes a memorizar la totalidad de la matrícula. Fue el coche que circulaba justo detrás el primero en socorrer a Alberto, tendido en el suelo y con múltiples traumatismos. Al día siguiente y ya confirmada la peor de las noticias, el joven se presentó en las dependencias policiales.

Los avances en el caso y la presión mediática fueron determinantes para no demorar una búsqueda que tarde o temprano habría terminado en él. Los agentes encargados de las pesquisas habían recabado testimonios, recogido muestras de los posibles elementos visuales en la calzada y la bicicleta y revisado las cámaras de videovigilancia de la zona. Y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, había pedido la colaboración ciudadana para tratar de localizar al conductor «cobarde y miserable», haciendo más complicada si cabe su situación.

El choque tuvo lugar cuando Alberto circulaba por el carril bici, construido tres años atrás y segregado de la calzada. El problema de este tipo de vías, según advierte el portavoz de Madrid Ciclista José Luis Jiménez, son los cruces, «puntos ciegos» para el conductor que quiere girar a la derecha y no ve venir al ciclista que pedalea en dirección recta. «Estos carriles se construyen para separar a las bicicletas del tráfico, pero en una gran ciudad esto es imposible porque hay intersecciones cada cien metros», explica, consciente de que estos trazados no evitan los accidentes. «Ya nos gustaría».

La única manera, en palabras del asociado, de paliar esta negra circunstancia es que «todos cumplamos las normas, que seamos previsibles a la hora de marcar al resto los cambios de dirección y que nos coloquemos en el lugar más visible de la calzada, que sería el centro del carril tal y como indica la ordenanza del ayuntamiento». La poca anchura del carril bici, de 1,5 metros como máximo, y los bordillos elevados a ambos lados son otras de las preocupaciones de los usuarios habituales del citado itinerario.

Una marcha ciclista, convocada por la asociación Pedalibre, recordó en la tarde de ayer a Alberto: desde Manuel Becerra, donde trabajaba en el Parque 2 de Bomberos Salamanca Centro, hasta el lugar del atropello en Moratalaz. Allí, los familiares, amigos y el resto de congregados llevaron a cabo una concentración para exigir medidas que refuercen la seguridad del colectivo. El Cuerpo de Bomberos del ayuntamiento, que guardó el martes un sentido minuto de silencio en sus 13 parques, respondió a la acción con un mensaje de agradecimiento: «Muchas gracias de corazón por vuestra iniciativa».