Canarias-Madrid: el 'exilio' de 10 meses del narco colombiano Capo Campuzano
La Policía Municipal lo ha apresado en un control rutinario en el barrio de Sanchinarro
Los agentes lo identificaron por sus huellas dactilares y supieron por una noticia de ABC de 2018 que era un importante narcotraficante
Auge y caída del Capo Campuzano, el mayor narco de Canarias
Madrid
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Iniciar sesiónEl 9 de mayo de 2024, Juan Carlos Campuzano Herrera, colombiano de 1977, debía sentarse en el banquillo de los acusados en Las Palmas de Gran Canaria. Hacía cinco años y medio de su arresto en uno de los hoteles que linda con el complejo ... okupa de la calle de Lola Flores, en el barrio de Rejas (San Blas-Canillejas). Este importante narco, puntal de los cárteles colombianos en el archipiélago, se enfrentaba a las acusaciones de tráfico de drogas, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. Pero aquella jornada del juicio se sabía que no iba a aparecer. Desde el mes anterior, el juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas tenía cursada una orden de localización, detención y personación, al haber dejado de cumplir la medida cautelar contra él.
Ahora, una patrulla de uniforme de la Policía Municipal de Madrid lo ha detenido en un mero control mientras circulaban por el barrio de Sanchinarro, en el distrito de Hortaleza. Su 'exilio' a la capital de España ha durado diez meses y ya está en manos de la justicia canaria.
El conocido como Capo Campuzano es un tipo de lo más escurridizo. Cuando en mayo de 2018 la Brigada Central de Crimen Organizado, adscrita a la Udyco, culminó la operación Mecánico, se esfumó. Pese a ser uno de los dos cabecillas, no figuraba en la nómina de 43 detenidos en la isla, la mitad de ellos españoles, y el resto eran colombianos y marroquíes. Entonces, se incautaron de 150 kilos de cocaína y tolenada y media de hachís, así como 600.000 euros en efectivo.
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El Capo Campuzano se olía que los agentes estaban muy cerca de él y escapó a Madrid. El sujeto suele ir armado. Desde que unos rivales le hicieron un 'vuelco' (robo, en el argot entre narcos) de droga. Finalmente, en otoño de ese año, le descubrieron. Se escondía, lo que son las cosas, en el otro barrio frecuentado por traficantes en Madrid: en un hotel de Rejas, en la misma calle de Lola Flores donde se erige el búnker okupado donde se han producido secuestros, muertes dulces, dos asesinatos en los últimos meses y ajustes de cuentas a manos de los Trinitarios a algún usurpador que se negaba a pagar por dormir allí a la mafia que lo controla.
Esa zona, como informó ABC por fuentes de la lucha contra el narcotráfico, tiene al menos ocho establecimientos con apartamentos en los que es fácil pagar con dinero en efectivo y no dejar rastro y registrarse con documentación falsa.
La Udyco Central le capturó allí después de cinco meses de indagaciones, a finales de septiembre de 2018. Llevaban tiempo vigilándolo en las inmediaciones y el momento justo para cazarlo fue cuando supieron que tenía previsto un vuelo hacia Portugal. Se encontraba solo.
Pasó por los calabozos y se negó a declarar. Al día siguiente lo metieron en un avión, rumbo a Canarias, y el juzgado lo mandó directamente a la cárcel. La operación Capo había terminado con éxito.
Pero el narco colombiano no se iba a quedar esperando a un juicio que se retrasó casi seis años, y ya con la libertad a la espera de la vista oral, volvió a hacer mutis. Era abril de 2024. Su nombre era uno de los más buscados en el mundo del narcotráfico que se mueve por España.
Hasta que, diez meses después, la patrulla de la Comisaría Integral del Distrito de Hortaleza que circulaba a las cinco de la tarde por la calle de Clara Eugenia lo vio salir con otro hombre de una urbanización. A simple vista, no sabían quién era. Pero cuando vieron cómo hacía amago de evitar a los agentes de la Policía Municipal decidieron darle el alto. Les presentó un carné de conducir croata y una carta de identificación del mismo país. Sus rasgos latinos desmentían que fuera de esa nacionalidad.
Comenzó a hablar de manera inconexa, que si había perdido el pasaporte, que si debía denunciarlo... Pero decidieron llevarse a la sede policial para identificarlo plenamente. Para ello, utilizaron la base de datos de huellas dactilares y fue cuando salió el nombre Juan Carlos Campuzano Herrera. Aparecía en su ficha una requisitoria judicial de Canarias y los investigadores buscaron en internet a esta persona. Se toparon con el primer resultado de Google: una noticia publicada por ABC en octubre de 2018, titulada 'Auge y caída del Capo Campuzano, el mayor narco de Canarias'.
El puzle encajaba y una consulta más a las autoridades de las islas afortunadas completó una intervención modélica que ha conseguido quitar de circulación a alguien tan peligroso.
En la maleta que llevaba el sujeto, había dos balanzas de precisión, bolsitas de cierre hermético y demás instrumentos para el pesaje y distribución de drogas. Asimismo, portaba en un envoltorio 2 gramos de cocaína.
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