Antonio Resines: «Que corten el tráfico en el centro de Madrid. En esto sí que soy radical»

COLONOS

Madrileño de Cantabria sabe que la capital es el mejor sitio porque lo tiene todo para pasárselo bien

Convocan una marcha de coches sin etiqueta ambiental por el centro de Madrid

El actor, en la entrada al Retiro TANIA SIEIRA

Enfrascado en la promoción de la serie 'Serrines. Madera de actor', parodia de todo lo parodiable del cine patrio y de algunos de sus protagonistas, quizá con toques de autoficción, este nacido en Torrelavega, estrella de los repartos más lúcidos y lucidos del séptimo ... arte, atiende en el Retiro. Nacido en Torrelavega, pero residente en Madrid un año después, siempre ha andado a caballo con su pueblo natal. Habla rápido, claro, con interjecciones que son muy suyas y lo pintan como una persona libérrima en una ciudad libre, de la que fue pregonero con un homenaje a Luis García Berlanga del que, cuando concede una entrevista, usa el plano secuencia largo. Sus recuerdos madrileños primeros, en los descampados donde se construía Moratalaz. También cuando Menéndez Pelayo era un bulevar arbolado.

Poco amigo del tráfico en el centro, cerraría la almendra central, aunque lo sustancial de la conversación es que ha sido y es protagonista, y también partícipe de tronío, del cine español rodado en Madrid y fuera de él. Aunque Madrid lo tenga todo para rodar lo que sea.

—Está claro que le repatea el tráfico.

—Ayer mismo, desde el Arco de Moncloa a mi casa tardé tres cuartos de hora. Y le pido a ABC, que es un periódico conservador pero serio, que pida que corten el tráfico en el centro de Madrid. Excepto a los que viven allí. En esto sí que soy radical.

—Más allá del tráfago, la pregunta la tengo que hacer por su papel en 'Amanece que no es poco' de José Luis Cuerda. ¿Madrid es necesario o contingente?

—Madrid es necesario, es contingente. Yo creo que es necesario, sí. Es necesario. ¿Te acuerdas que decían un pueblo manchego? No. Ahora ya Madrid es una gran ciudad. Una ciudad importante. Yo creo que es muy importante tener, en un país dos, tres, cuatro ciudades de referencia.

—Hace unos años, y seguimos con clásicos del cine patrio, usted dio el pregón de las fiestas de San Isidro. Con homenaje a Berlanga incluido. La siguiente cuestión no es estrictamente política, pero siendo actor, intelectual, ¿qué explicación, a lo Pepe Isbert, le daría a Madrid o al pregón?

—Yo creo que era un pregón que estaba bien, porque unía la tradición de Madrid al cine. Y luego hice una llamada a Madrid como ciudad de acogida, que es muy importante. Yo no soy de Madrid. No he nacido en Madrid, pero da igual. Me considero de Madrid. Y cántabro.

MUY PERSONAL

  • Lugar y fecha de nacimiento: Torrelavega, 7 de agosto de 1954
  • Cuándo llegó a Madrid: En 1955
  • Su rincón favorito: El Retiro
  • Qué no le gusta: El tráfico

—De Luis García Berlanga a Mario Camus y Camilo José Cela. Usted también participó en la adaptación de ese 'Manhattan Transfer' que es 'La Colmena' representando el personaje de Pepe 'el Astilla'. Y es que se trata de una novela del ciclo madrileño de Cela. ¿Cómo fue trabajar con ese elenco?

—Fíjate que tampoco lo hablé mucho con Mario Camus, y eso que después nos hicimos muy amigos; supongo que también porque somos cántabros. Yo había hecho algunas cosillas, que no habían tenido mucho éxito, excepto 'Opera prima'. Me puso un peluquín que estaba muy bien, porque en esa época ya clareaba un poco. Y luego me dio un papel de chapero en ese reparto que quizá sea uno de los mejores junto a los de Berlanga o 'Amanece que no es poco'. Y Cumplo; también porque estaba Rafael Alonso, que era un actor como la copa de un pino, y quien daba la primera voz era él. Y luego, claro, por la dirección de Camus. Y repito que la gente que estaba ahí era brutal. Yo estaba como un poco florero, pero fue y es un orgullo. A mí el propio Cela me regaló el libro firmado. Porque, por cierto, la novela es también magnífica.

—Esas tertulias de Madrid...

—Ya no hay tertulias en Madrid. Era el entretenimiento de una época, tras la guerra, y era en los cafés donde se estaba caliente. Las tertulias en Madrid desaparecieron en los 90. Ahora la gente se reúne, habla, queda, cena, pero es otra cosa.

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—Otra película que ha mentado, 'Ópera prima'., sí que es una película madrileña.

—Sí, sí. Había gente de fuera, de barrios de fuera, como Fernando Trueba, que era de Bravo Murillo pero que conocían Madrid perfectamente. Luego el protagonismo de la plaza de Ópera, el juego de palabras de la ópera y la prima. Recuerdo exactamente todo, de cómo rodábamos, de las localizaciones, del aeropuerto.

—De vuelta al Resines pregonero, desde las alturas de la plaza de la Villa, plenas fiestas de San Isidro, ¿existe el madrileño profesional?

—Bueno, hay gente de determinados barrios que tiene una forma de hablar muy particular. Los castizos existen pero se diluirán con el paso del tiempo.

—Otra de cine, por variar. ¿Sólo el cine pasa por Madrid?

—La industria fundamentalmente está aquí. Algo en Barcelona. Sí que se está abriendo el espectro porque en muchas autonomías hay exenciones. Madrid, además, visualmente es muy atractiva. En Madrid se puede grabar todo, prácticamente. Un ejemplo, la escena brutal de la Gran Vía en la última película de Calparsoro (´Todos los nombres de Dios').

—Madrid en última instancia, ¿qué es?

—Probablemente es el mejor sitio para pasárselo bien, porque tienes todo.

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