La amenaza de la mosca negra atrinchera a los vecinos del Manzanares: «Hay gente que acaba en urgencias»

Aunque la situación ha tenido una ligera mejora en los últimos días a raíz de las quejas de los vecinos de los barrios afectados de Getafe, la Asamblea Vecinal de Perales del Río considera que el trabajo que se ha llevado a cabo es «pan para hoy y hambre para mañana». El Ayuntamiento de Getafe, hace apenas dos semanas, intensificó las labores de fumigación en los cauces del Manzanares, entre reproches de que esta situación no se encuentra entre «sus competencias locales». A pesar de ello, esta acción no consigue acabar con los insectos y proteger la salud de los habitantes de los barrios afectados.

«A mí hoy ya me han picado dos», indica a ABC Pedro, un vecino de Perales del Río, que considera que la fumigación debe ser muy continua puesto que estos insectos se reproducen a una velocidad muy rápida. «La solución temporal podría estar en el aumento de la frecuencia de las labores prevención», propone, aún siendo consciente de que esto no sería el fin del insecto en el barrio.

Esta problemática, que las asociaciones de vecinos tanto de Perales del Río como la de Butarque-Villaverde Bajo llevan denunciando más de cinco años, «resta calidad de vida» a todos los que viven allí. «No puedes estar en tu patio ni salir a tu jardín», lamenta un residente de la zona. Incluso la realización de las tareas más básicas resulta costoso para los habitantes de estas zonas que no ven ningún progreso.

El simple hecho de salir a pasear al perro se convierte en una pesadilla. La primera hora del día y la última hora de la noche es el horario recomendado para que los vecinos puedan abandonar sus casas sin miedo a que los insectos les ataquen.

«Hay gente que hasta ha tenido que ser atendida en urgencias«, explica a este diario el portavoz de la Asamblea Vecinal de Perales del Río, José Mollá. En los últimos años, las mordeduras de la mosca negra están suponiendo «un problema de salud pública» por los efectos que esta produce. «Hinchazones, ulceraciones o infecciones que necesitan antibióticos, corticoides o antihistamínos» son las consecuencias que esta plaga está dejando en las poblaciones que sufren esta situación, que cada año se agrava aún más.

«Enviamos una carta conjunta con los vecinos de Butarque, pero no ha habido respuesta ni de los ayuntamientos ni de la Comunidad de Madrid», se queja Mollá ante la situación.

El 13 de julio, la Asociación de Vecinos Independiente Butarque y la Asamblea Vecinal de Perales del Río publicaba un comunicado con las últimas exigencias para que se realice un trabajo coordinado que haga «más efectiva» la labor contra el aumento «alarmante» de mosca negra.

El ayuntamiento de la capital comenzó el pasado mayo las labores anuales de detección, monitorización, tratamiento y vigilancia del insecto en el cauce del río Manzanares con la intención de «minimizar el impacto» en los habitantes del barrio de Butarque. Así, el consistorio considera que «hace sus deberes» y que no son conscientes de nuevas incidencias, a pesar de las denuncias de los habitantes del barrio.

En Getafe, el gobierno local decidió intensificar las labores a mediados de julio. De esta manera, iniciaron tratamientos especiales en la piscina municipal y en el campo de fútbol de Perales del Río, ya que estas instalaciones se encuentran cerca de la ribera del río y cuentan con presencia de agua limpia, que hace que estos insectos proliferen. El objetivo, según determina este ayuntamiento, «siempre» es el de controlar los focos de cría de la mosca negra.

El gobierno getafense también ha pedido a Madrid, como medida preventiva, que lleven a cabo «tareas similares» ante un posible «incremento río arriba». Las larvas de la mosca negra, que vuela entre 24 y 30 kilómetros, proliferan en las aguas limpias agarrándose a la vegetación. Con la acción de los ayuntamientos fumigando solamente en el territorio que les corresponde del río, la plaga no desaparece y las medidas tomadas resultan «ineficaces» ya que «la mosca vuela y se expande».

«La Comunidad de Madrid es la que tiene que movilizarse puesto que es la que tiene la responsabilidad y el dominio de los cauces de todos los ríos de Madrid«, explica Mollá.

A pesar de estas labores, los vecinos consideran que la fumigación en los márgenes del río no es suficiente para eliminar esta plaga y exigen a la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, al Canal de Isabel II, a la Confederación Hidrográfica del Tajo y a los ayuntamientos de Madrid, Getafe y Rivas-Vaciamadrid «coordinación y más implicación» para que lleven a cabo un proyecto que mitigue la mosca negra en todo el cauce del río y no solamente en las zonas habitadas.

«Está demostrado que si no hay coordinación en las actuaciones y tratamientos contra la mosca negra, la eficacia queda muy limitada«, determina el comunicado publicado por las asociaciones vecinales.

Aunque esperaban una respuesta positiva por parte de aquellos responsables del control de la situación, solamente se ha pronunciado al respecto la Confederación Hidrográfica del Tajo, que ha aceptado dar los permisos necesarios para tratar toda la zona que se necesite, pero que no tiene competencia para tomar la iniciativa en esta situación.

Desde 2017, la mosca negra ha sido la protagonista de los veranos de muchos vecinos madrileños. Sin embargo, esta es la peor época estival que recuerdan aquellos que sufren cada una de las «mordeduras» del insecto.

La subida de las temperaturas, que han superado los 40 grados centígrados, que se ha vivido este año ha favorecido al aumento de la presencia de este insecto.

La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANESA) ya ha alertado que la mosca negra es un «potencial riesgo para la salud pública».

Este insecto es transmisor de graves infecciones y puede dar lugar a reacciones alérgicas en los que se han dado casos que han requerido de hospitalización.