La última juerga de Lupin, el frío y millonario rey de la ciberestafa
Un joven que se encontraba con sus amigos en la discoteca Shoko avisó a la Policía tras reconocer a Jordi Arias
Se escondía de 8 órdenes de jueces en apartamentos turísticos del centro, se movía en taxis y timó a 2.500 personas
Detenido Lupin, el mayor ciberestafador de España, cuando estaba de juerga en la discoteca Shoko de Madrid
Jordi Arias Fernández, 'Lupin', en un registro
Nació hace 25 años en Ponferrada (León), «pero el único vínculo que le queda con su tierra era su abuela», explican fuentes policiales. Ella y las dos reclamaciones judiciales que tiene pendientes allí, una de ellas de prisión, y que explican que se le arrestara ... a primerísima hora de la mañana de ayer por la Policía Nacional cuando estaba en una de sus juergas. Fue el aviso de otro cliente de la discoteca Shoko, una de las más exclusivas de la capital, el elemento fundamental para echarle el guante, dos años y medio después de la operación que le dio su sobrenombre, Lupin, llevada a cabo por la Unidad de Delitos Telemáticos de la UCO de la Guardia Civil .
Ha sido (al menos, por ahora) la última juerga del conocido como mayor ciberestafador de nuestro país, con más de 2.500 víctimas conocidas y millones de euros apropiados indebidamente.
El detenido
Hijo de un matrimonio de mercheros, Jordi Arias Fernández había roto toda relación con ellos después de que enmarañara a su padre en sus primeros ‘palos’. Usó el móvil del progenitor en aquella ocasión y este se vio envuelto en un buen lío policial. Conocido por la UCO por su frialdad, chulería e incluso haciéndose pasar en algún caso por guardia civil, Lupin llegó a amenazar con contratar a sicarios a quienes osaran levantarle un solo euro de entre su larguísima nómina de testaferros.
Ponferrada, Elche, Madrid...
A las cinco y media de la mañana de ayer, a la discoteca Shoko, en la calle de Toledo, 86, le quedaba poco para echar el cierre. Un joven que se encontraba allí con sus amigos no quitaba ojo a un tipo que le sonaba. Había pasado por los reservados y no sabía muy bien de qué le recordaba. Hasta que cayó: lo había visto recientemente en la reposición de uno de los capítulos del programa ‘Equipo de investigación’. No se lo pensó apenas y llamó a la Policía Nacional. Agentes del Grupo Operativo de Respuesta (GOR) de la comisaría de Centro se presentaron allí y arrestaron a Lupin. No opuso resistencia a los agentes. El 18 de junio de 2019, cuando le engrilletaron los del Instituto Armado, les soltó: «Alguien de los míos debe de haberme vendido». En este caso, se ha vendido a sí mismo.
La Policía Nacional comprobó que a este trasunto del personaje de ficción y estafador francés Arsène Lupin le esperaban ocho reclamaciones judiciales: siete órdenes de busca y detención y otra de ingreso en prisión (por un juzgado de Ponferrada). Tenías cuentas pendientes no solo en su ciudad natal y Madrid (dos en cada una), sino también en Elche, Guadalajara, Albacete y Cádiz.
Lupin, maleta en mano, saliendo de un domicilio
12.000 euros en el bolsillo
La fiesta con Lupin no era precisamente de botellón, a tenor del dinero que le encontraron los policías durante el cacheo de ayer: llevaba en el bolsillo casi 12.000 euros en efectivo, en un paquete envuelto en papel ‘film’. Siempre pagaba al contado. Como los numerosos taxis que utilizaba en todos sus desplazamientos. Y también en los apartahoteles y, sobre todo, apartamentos turísticos donde residía y en los que rara vez se quedaba más de una semana: «Su vida es una maleta y un ordenador portátil», explican a ABC desde la UCO.
Pese a provenir de una familia desestructurada y carecer de estudios universitarios («es un autodidacta nato», señalan estos informantes), desde antes de cumplir los 20 años se ha ido forjando una fortuna a costa de los demás. También de los más vulnerables. Como un anciano de Asturias (llegó a vivir en Lugones) al que ‘levantó’ bastantes miles de euros, todo su patrimonio tras una vida trabajando.
«Voy a dar el palo de mi vida»
El ‘modus operandi’ de Arias Fernández era el de ‘doblar’ páginas web de venta de productos, sobre todo, de electrónica. Empezó con Apple y siguió con videoconsolas PS y todo lo imaginable, llegando a hacer verdaderas temporadas de estafas. Por ejemplo, en noviembre de 2019 se preparaba para su gran reto: «Voy a dar el palo de mi vida este Black Friday. Me he propuesto conseguir un millón de euros », llegó a comentar a un compinche en un mensaje telefónico. La detención de cinco meses antes frustró sus intenciones.
Nuestro Lupin español arrasaba con todo: estafó desde a su compañera de piso (obtuvo sus datos bancarios y gastó 6.800 euros de su tarjeta de crédito, que estaba a nombre del padre de ella), por lo que fue condenado a dos años de cárcel, a miles de anónimos que entraban en webs de compra (incluido un guardia civil) y que, gracias a su compinche principal, un informático albaceteño al que pagaba 25.000 euros , redirigía a las creadas por ellos dos. Así se hacía con sus cuentas corrientes.
Una App para desviar dinero
«Él mismo llamaba a esos compradores por teléfono y les decía que tenían el sistema de cobro por tarjeta ‘online’ estropeado, y así les pedía que instalaran una App que reenviaba todos los SMSde las claves del banco. Así, transfería el dinero a tiempo real a una de sus múltiples cuentas corrientes», explican fuentes policiales.
De hecho, crearon más de 30 de estas páginas falsas de internet y ‘contrataron’ a al menos 45 ‘mulas’ o testaferros: muchos eran jóvenes en situación vulnerable, delincuentes de medio pelo o incluso una lotera (a la que compró todos sus décimos un día a cambio de que diera su nombre en una de esas cuentas); de hecho, no mucho antes de su detención en 2019 a manos de la UCO, la Policía Nacional arrestó a una pareja de novios a la que había captado. «Vais a coger a todo el mundo menos a mí», se jactaba entonces.
Entre sus ‘bromas pesadas’ están las dos veces que estafó a un mismo hombre, que cuando le exigió un recibo, se lo envió con el mensaje: «Mi segundo timo». Otra vez, hizo un envío de 5.000 euros a una ONG, con el concepto «para los pobres»...
Una actitud altanera y totalmente falta de empatía que chocaba con su ‘modus vivendi’: no se le conocen grandes lujos, ni coches exclusivos, ni propiedades inmobiliarias. « Pagaba por un mes de estancia en un apartamento turístico y solo se quedaba una semana . Así convencía al propietario para abonarle en ‘cash’», explican.
El estafador, captado en un cajero de Majadahonda
Tal es el alcance de las tropelías de este sujeto, que la Guardia Civil se vio obligada a abrir un buzón de correo electrónico para recibir tantísimas denuncias. Es más, un juzgado de Valencia tuvo que remitir el asunto a la Audiencia Nacional, debido a la ingente masa de dinero y estafados que había sumado Lupin. Fue enviado a prisión provisional en esa región, de la que solo salía para acudir a los juicios que tenía pendientes. Pero ya se encontraba en libertad y no hacía caso a los requerimientos judiciales.
300.000 euros al mes
Arias conoce bien la ley de la oferta y la demanda. Ofertaba a cantidades inferiores los productos en las tiendas ‘suplantadas’. Llegó a copiar los logotipos y las propias marcas, aunque procuraba no ‘doblar’ las webs de grandes distribuidoras; pero sí que estafó a usuarios de Wallapop, un portal que colaboró con la Guardia Civil en la operación Lupin III. Esas páginas fraudulentas eran sometidas a una intensa campaña de publicidad y posicionamiento SEO en los principales buscadores y redes sociales con llamativas ofertas. Así, obtenía 300.000 euros al mes de ganancias. Si a su amigo el informático, también detenido, le pagaba 25.000 euros, a sus ‘mulas’ apenas 50, 100 o 250.
Lo llamativo también es que siempre se había mantenido unas medidas de seguridad extraordinarias. De la Corredera Baja de San Pablo a La Latina; de la calle de la Princesa, a Majadahonda y Las Rozas... Se iba moviendo por todo Madrid para evitar ser ubicado por los investigadores. Y al final ha ido a caer entre copas y baile.