La tarde en que cierran la campaña. Y abren Las Ventas
«No entiendo de política, en realidad no entiendo de nada, pero quiero dar las gracias a Ayuso por el valor que ha tenido. Los toros son del pueblo y quiero dedicar esta faena a todas las víctimas», dice un torero en la Plaza de las Ventas, en un festejo que ha sido objeto de controversia en las últimas semanas
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La campaña ha sido un festival, y con un Festival se cierra. Parece un mundo cuando Monasterio se ejercitaba en una capea con Morante, con una vaquilla afeitada y quizá de la cuerda, y recordando los viejos tiempos en que se toreaba al alimón. Arte ... que, no se olvide, perfeccionó Ava Gardner .
De forma tal que el mundo del toros quiso y no quiso ser político. Anduvo entre fuerte y flojo, como toreaba Paula, con el ministro Uribes. Y al final, el público, el tendido votante, ya llevaba su papeleta en las horas antes del fin de campaña. Influye que antes de que dieran las 18.00, el PP puso dos pérgolas, en lo que va de la estatua de Bienvenida a la del Doctor Fleming, donde daban por el mismo precio, ninguno, dos claveles y la papeleta de Ayuso. «Dame dos claveles y el sobre, y nos llevamos el completo» . Con el clavel se ofrecía un kit popular para recoger excrementos caninos, y alguien reflexionó que «sólo los de Galapagar tienen mastines».
Tanta campaña sobre la espalda del aficionado/votante, tanto Covid, que hasta un músico de la Banda se quejaba de un año de nada, y de tener que trabajar en una orquestilla. Se reencontraban los jóvenes, que salían del merchandising de Ayuso y se hacían una foto con Vitorino JR, que compró en metálico su almohadilla. Y mascarillas en los alguaciles, y bozales hasta en el siete.
-Hijos de la Transición
Cuando llegaba la Infanta Elena junto a Adolfo Suárez Illana -hijos de la Transición reivindicando lo que nos une- al Patio de Arrastre, silbaron al speaker, con su cantinela de la mascarilla y de que «está muy prohibido fumar» (sic). Silbidos que se trocaron en aplausos por el don de la ubicuidad que tiene el público madrileño. Que ve a través del ladrillo neomudéjar.
Después del Himno Nacional, en el 7 sacaron varias pancartas, una de ellas dedicada a las víctimas del Covid. Decimos que la política entró de lleno en la Plaza, y así hay que entender el brindis de Diego Ventura: «No entiendo de política, en realidad no entiendo de nada, pero quiero dar las gracias a Ayuso por le valor que ha tenido. Los toros son del pueblo y quiero dedicar esta faena a todas las víctimas».
Curioso que a Ponce le arrojaran un «plomo», el mismo «plomo» que dijo Ayuso sobre esta guerra intestina que es la batalla de Madrid. A Ponce también le cornearon con un «Enrique crúzate, hostias», que recordaba, en otro contexto y en otro tono, al que Gabilondo lleva persiguiendo desde el día del debate.
-Parlamento con distancia social
Las mismas ganas de toros, salga bueno o malo, le fueron sirviendo al Parlamento de Las Ventas para lanzar un Viva España y Viva el Rey ( y viva el Betis, que también se ha oído). Acaso porque los símbolos nacionales se han vetado, y cuando los de la Movida - Nacho Cano - los sacan, se va creando en Madrid y en España otro marco. Otro «relato», que dirían los cursis. Y de sanas vivas patrias anduvo la tarde repleta.
Cuando El Juli hundía la barbilla, Edmundo Bal sacaba afición colchonera y cabeza, que el último día de campaña permite la multipantalla mental que llevamos algunos. Y a las ocho menos diez, lo que esperaban los plumillas. Un espontáneo que sacara el politiqueo: «Hola, hola, hola, Ayuso a la Moncloa» que prologó un Manzanares venido arriba en la muleta. Como el país ante lo que tenga que pasar y pase el 4-M.
-La papeleta/pañuelo
A eso de las 20.15 empezó por naturales, o a naturalizarse, las exclamaciones a las fuerzas vivas. De Almeida a Ayuso, con no pocos vítores, y pasando por el recuerdo y el aplauso a Extremadura. Como si cuando ya se supiera que la campaña acababa oficiosamente, la gente quisiera reivindicar su voto. Hasta los apocalíticos, consígnse aquí, pedían las oreja con el sobre electoral que de tan rosita, de lejos, se hacía como un pañuelo blanco.
Las metáforas son odiosas. Pero necesarias. La victoria casi por los dedos que se imaginaba Gabilondo podría compararse con ese cosmos entre el toro y la franela. Porque o se va a los toros, o se está en Instagram. Si bien la política y los toros combinan, como Instagram y la política, claro. En la tarde del día en que todo acababa y empezaba, el trasvase de plazas, de Las Ventas a Vistalegre (donde el cite por 'delaspueblas' de Vox, donde Iglesias podó el 15-M) nos habla de cómo han cambiado los tiempos.