Sindicatos policiales exigen el uso inmediato de pistolas táser tras el caso del hombre abatido en Villaverde

Los agentes tuvieron que disparar sobre el delincuente, reincidente y con problemas mentales, que murió

La Policía y el cadáver del subsahariano, ayer, en Villaverde EP

Un hombre, natural de Ghana y de 46 años, murió ayer abatido por la Policía Nacional después de que amenazara con matar a viandantes y conductores con un cuchillo de grandes dimensiones en plena calle de Villaverde. Los agentes se vieron obligados a disparar ... contra él después de que en dos ocasiones intentara acabar con la vida de estos funcionarios.

El individuo, un indigente con problemas mentales, no era la primera vez que intentaba algo así. De hecho, le constaba cuatro reseñas previas por atentado a agente de la autoridad, una en 2020 y tres de este mismo año. Era la quinta vez que actuaba de esa manera , por tanto.

El suceso ocurrió a la altura del número 34 de la calle de Benimanet, en San Cristóbal de los Ángeles y frente al centro de salud del barrio. Era en poco antes de las diez de la mañana Entonces, la sala del 091 comenzó a recibir varias llamadas de testigos, muertos de miedo. Tanto fue así, que los responsables del ambulatorio decidieron cerrar sus puertas para evitar que se colara e iniciara una masacre.

Patrullas de Seguridad Ciudadana de la comisaría de Usera-Villaverde llegaron pronto e intimidaron al subsahariano para que depusiera su actitud. Ni las órdenes verbales de los agentes ni el hecho de que desenfundaran sus armas reglamentarias sirvieron para nada.

En ese momento, el enfermo mental se lanzó sobre uno de los uniformados para matarle, directo al corazón. Le llegó a agredir con el arma blanca, provocándole un corte en una mano y constusiones que no revisten gravedad. Entonces, el policía le tuvo que disparar en una ocasión sobre su atacante, para reducirlo.

Balas semiblindadas

Sin embargo, las balas del calibre 9 milímetros que utilizan los policías son especiales, pues están semiblindadas, para evitar que atraviesen los cuerpos, a diferencia de las blindadas, que son mortales de necesidad. Es decir, que lo que intentó el funcionario fue repeler el ataque. Por eso, el indigente siguió atacando, momento en que los compañeros del policía, para evitar que acabara con él, dispararon, al menos, otras tres veces. Cuando el Samur-Protección Civil ha llegado al lugar, el subsahariano aún tenía sus constantes vitales, pero muy débiles, y falleció.

Ahora se abrirá una doble investigación, en torno al ataque en sí del enfermo mental como sobre el protocolo policial seguido para abatirlo , que, en principio, parece que ha sido el correcto. En este sentido se han referido los sindicatos del Cuerpo consultados por ABC.

Jupol y UFP

Desde Jupol, «queda de manifiesto la urgente necesitar de dotar a los compañeros de pistolas táser, sobre todo al Grupo de Atención al Ciudadano, que son los primeros indicativos en llegar a las intervenciones». El sindicato precisa que «así se evitarían situaciones como la de ayer.

La UFP considera que fue «un acto de legítima defensa». «No es deseable la muerte de nadie, pero en casos en que se pone en riesgo la vida de terceros es evidente que hay que actuar. Pero si Interior hubiese entregado ya las táser hechos así no ocurrirían. Hay que tomar medidas, pero no contra los policías, sino contra la falta de medios que tienen a la hora de actuar en la calle ».

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