Siempre comprometida
POR SARA MEDIALDEAMADRID. Tras más de 34 años de militancia y de participación activa en la vida política -en UGT primero, luego en el PSOE-, a Matilde Fernández la ha relevado de su condición de
POR SARA MEDIALDEA
MADRID. Tras más de 34 años de militancia y de participación activa en la vida política -en UGT primero, luego en el PSOE-, a Matilde Fernández la ha relevado de su condición de portavoz socialista en la Asamblea de Madrid el nuevo ... secretario general de este partido, Tomás Gómez. El PSOE vive tiempos de cambio, y para muchos cambiar y borrar son términos sinónimos.
Lo cierto es que Matilde Fernández, la dama de hierro con modales dulces, llevaba casi una década trabajando por Madrid. Primero, como concejal en el Ayuntamiento de la capital; después, tras un amago de retirada, desde la Asamblea regional.
La ministra de Asuntos Sociales se hizo famosa por su campaña del «Póntelo, pónselo» - para el fomento del uso del preservativo- y por inventarse los viajes del Inserso, que tantas satisfacciones han dado, y siguen dando, a la tercera edad española.
Refuerzo de Morán
Cuando llegó al Ayuntamiento de Madrid, en 1999, lo hizo como refuerzo de peso en la candidatura que encabezaba Fernando Morán. Los resultados electorales no fueron los esperados, pese a lo cual ella se quedó los cuatro años que había comprometido.
Porque si algo define a Matilde Fernández es su compromiso. Se cree lo que dice, y eso se nota. De ahí que su paso por el área de Urbanismo -como portavoz de la oposición- dejará buen recuerdo entre sus compañeros de otros partidos. No era su materia ni la conocía, pero eso no la arredró: se estudiaba concienzudamente cada expediente antes de emitir opiniones. Y tuvo que lidiar en aquella época con temas de peso, como la reforma del eje Prado-Recoletos -cuyo proyecto votó favorablemente, al igual que los demás grupos políticos-, o la operación de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, a la que se opuso con toda la artillería que encontró.
Justo por aquellas fechas, la ex ministra y entonces concejal participó en el proceso de elección de nuevo secretario general del PSOE, como una de los cuatro candidatos que se presentaron ante la militancia. Su apuesta personal chocó contra una dura realidad: únicamente obtuvo un 10,9 por ciento de apoyos.
Curtida, antes que en el PSOE, en la vida sindical -como su sustituta en la Asamblea, Maru Menéndez-, Matilde Fernández acabó su mandato municipal y anunció que se retiraba. Había llegado el momento de dar un paso atrás y dejar la plaza vacante.
Hubiera marchado a Iberoamérica, a participar en algún proyecto de cooperación; esa era su intención. Pero el destino es a veces juguetón: el PSOE sufrió la humillación del «tamayazo», y hubo que repetir las elecciones a la Comunidad de Madrid.
En ese momento duro para el partido y para el candidato, Rafael Simancas -que aunque rozó la presidencia regional, se veía abocado a repetir la campaña y a esperar de nuevo el veredicto de las urnas- el partido volvió a llamar a la puerta de Matilde: le ofreció ir como número dos de Simancas en los segundos comicios autonómicos de 2003. Y su sentido del compromiso se impuso de nuevo. Un «gracias por los servicios prestados» pone ahora a la historia un punto. ¿Y final?
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