El «San Isidro» de Carmena: buscando la paz en Cibeles y un sucesor para 2019

Tras casi dos años de conocimiento mutuo y margen de confianza, Carmena está decidida a marcar un punto de inflexión y ha dado un golpe sobre la mesa para atajar las brechas que desangran a su grupo municipal. Heridas que especialmente han abierto Celia Mayer y Carlos Sánchez Mato . De hecho, la premisa de «pilotar» su sucesión remite en cierta medida a atajar este problema y fagocitar una transición más o menos tranquila.

Cansada de que el área de Cultura y Deportes se convirtiera en el epicentro de las polémicas y de la ineficacia en la gestión , argumento recurrente de la oposición, la regidora destituyó a Mayer y, días después, apartó a su «mano derecha», Ana Varela, y a Sánchez Mato de la dirección de Madrid Destino . El primer objetivo a corto plazo que se ha marcado la alcaldesa, que desde hace un mes se encarga de la cartera de Cultura personalmente, es el de reestructurar el organigrama de la empresa de gestión cultural.

La denuncia sobre el contrato del Mutua Madrid Open, presentada ante la Fiscalía a espaldas de Carmena, y su posterior filtración, ha sido el último pulso que Sánchez Mato, Mayer y Varela han lanzado a Luis Cueto , el coordinador general de la Alcaldía. El sobrino político de Carmena ha sido los ojos y los oídos de la alcaldesa en Madrid Destino. Su influencia en las decisiones de la regidora han alentado las suspicacias de los ediles de Ahora Madrid, que rechazan que un alto funcionario tenga más peso en la Alcaldía que los propios concejales electos.

Los roces entre Cueto y el bloque Sánchez Mato-Mayer se llegaron a hacer visibles en las propias reuniones del Consejo de Administración de Madrid Destino . En una ocasión, las tiranteces entre ellos llegaron hasta el punto de que algunos consejeros tuvieron que mediar para rebajar la vehemencia con la que Sánchez Mato y Mayer defendieron, en contra del criterio de Cueto, la labor de los titiriteros encarcelados por enaltecimiento del terrorismo, tras mostrar un cartel con el lema «Gora Alka-ETA» en un espectáculo infantil durante el Carnaval.

Por ahora, los ediles díscolos han perdido el duelo. La propia alcaldesa afirmó que con Mayer al frente, el área de Cultura no supo conectar con Madrid Destino: «No ha dado el resultado que quisimos». Por ello, Manuela Carmena ha optado por apoyarse en personas con un perfil político bajo y con experiencia en la gestión. Fichó a un exasesor de Rajoy y Zapatero, ya jubilado, Joaquín Fernández Segura , como Consejero Delegado de Madrid Destino para reorganizar la macroempresa que considera «tan decisiva»; una joya que gestiona un presupuesto anual de 80 millones de euros.

Según fuentes consultadas por ABC, antes de que Mayer concluyera su permiso de maternidad , en diciembre, ya se empezó a negociar una salida «digna» para la que fue delegada del área. Ahora, recolocada en la concejalía de Políticas de Género e Igualdad, Carmena se apoya en la directora general de Programas, Getsemaní de San Marcos, para reconducir el área.

La alcaldesa también vigila de cerca las relaciones del delegado de Economía y Hacienda con Cristóbal Montoro . La oposición ha pedido reiteradas veces su cese no sólo por la deslealtad del torneo de tenis, sino por la guerra con el Ministerio . El edil ha llevado hasta los tribunales la batalla contra Montoro las conversaciones entre ambas administraciones son aún más crispadas; por ahora sólo ha conseguido una inmovilización de 238 millones por incumplir la regla de gasto.

Carmena tampoco admite que Ahora Madrid muestre en los plenos sus fracturas en cuestiones como los Derechos Humanos o la okupación. La oposición lo sabe y busca ese choque públicamente; precisamente reprobaron a Valiente como responsable del Plan de Derechos Humanos. Tras llamarles a capítulo y mostrar su desagrado, la alcaldesa decidió mantenerle por no ahondar en la división.

Este avispero obliga a Carmena a implicarse para evitar que el grupo se desmembre antes de las elecciones municipales de 2019 ; su compromiso está intacto y no quiere reducir su labor a terminar su mandato, sino participar de forma activa en su sucesión. Un reto donde Ahora Madrid deberá demostrar su madurez.