San Isidro 2021 en Ifema: La verbena que no fue, de momento...
Debido a la falta de un permiso, ayer no pudo abrir el intento de convertir el aparcamiento del recinto ferial en Pradera del Santo
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Iniciar sesiónSi no hubiese sido por la falta de un permiso, este jueves los castizos hubieran hecho del solarón de Ifema su Pradera del Santo . Si no fuera por un defecto de forma (»problemas técnicos» según la organización) en relación a la tramitación de un ... papel sobre el protocolo específico sobre el Covid, la noria y los churros y las gallinejas hubieran tomado un recinto ferial que pide eso mismo: feria. Esa verbena que anunciaban con una invitación goyesca y voluntariosa.
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Por eso, pasear por el recinto vacío de una feria surgida por la iniciativa privada – fuentes municipales recordaron el propio carácter «privado» del evento– es ver la decepción de los feriantes , con la Noria a media asta y los brazos cruzados otro día más. Y las rosquillas de Natalia, las de siempre en la Pradera de San Isidro, intactas y a la espera de comensales y majas. Repostería junto a parpusas, medallitas del Santo a la vera de claveles y sin nadie al otro lado del mostrador. Un poco como el arpa de Bécquer.
Porque como bien recuerda el Dioni, líder de Camela , «los feriantes han hecho un esfuerzo tremendo para capear la pandemia y adaptarse a estos tiempos distópicos». Y lo dice él, cuya discografía está en el ADN de los coches de choque y de las fichas de plástico en los festejos de la España toda. Dioni abunda sobre la contradicción de que «el parque Warner estuviera abierto, y mis primos en verano con la actividad parada» . Afuera suena él mismo con los bafles a plena potencia, y Dioni parece no saturarse de su technorumba.
Es verdad que tratar de c onvertir el páramo del aparcamiento de Ifema en la Pradera de San Isidro precisa de un ejercicio de imaginación, pero habrá castizos que comprendan el éxodo y se acostumbren a bailar el chotis ‘agarrao’ a dos metros y veinticinco centímetros de distancia, que es lo que la organización de la feria permite entre la manola X y el chulapo Y.
Silencio funeral de una feria sin gente por donde «Cristo perdió el mechero», que diría un castizo
Si no hubiera sido por lo que dicen que es un permiso no tramitado a tiempo, este jueves unos setenta madrileños que compraron la entrada hubieran vuelto a solazarse con los cacharritos profilácticos y con el microinfarto de las atracciones.
Es desolador ver al sano gremio de los feriantes sentados, mirando al suelo, y penando que «esta feria debería ser la que animara a los demás ayuntamientos» a recuperar un verano que, para los del oficio, es «un plato más en la mesa». Y el tiro de cámara, pues, muestra la desolación de la Pradera apócrifa donde los cálculos más optimistas hubieran sumado 8.500 personas, 19 atracciones, foodtrucks y demás parafernalia. Resulta curioso que el señor aceitunado que debería vender los tickets para el canguro loco tema «lo que digan de nosotros las Redes Sociales». Pobre.
Al cierre de esta edición, la empresa organizadora confiaba en poder abrir a las 12.30 de hoy viernes. Mientras, los hijos de los dueños de las atracciones se daban topetazos en los autos locos redescubriendo la esencia de lo que ofrecen al público. Los periodistas registraban el silencio funeral de una feria sin gente por donde «Cristo perdió el mechero», que diría un castizo.
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