El mensaje desesperado de dos agentes al 091: «Puede haber cadáveres. Que venga la Policía y los sanitarios»

Llegaron sobre las tres de la madrugada y evitaron entrar en la pista porque habìa muchísima gente. «Decidimos subir hacia el ropero a dejar las cazadoras, pero en las escaleras de subida sentimos agobio. No podíamos controlar los movimientos porque la masa te arrastraba », ha explicado uno de los policías en su declaración como testigo en el juicio que se celebra en la Sala 0 de la Audiencia Provincial. Ha intervenido por videoconferencia .

Había mucha cola, desistieron y en dos o tres minutos perdimos a sus amigos de la cantidad de gente que había, ha explicado su compañero desde la sala. Entonces, se produjo la avalancha. «Escuchamos una detonación y gritos. Nos asomamos por una barandilla y pensamos que era una pelea », ha asegurado. Nada más lejos de la realidad.

El otro agente ha precisado que trataron de bajar y se percataron de que había algún problema y que los controladores de acceso de Kontrol 34 hacían gestos para impedir el acceso. Subimos de nuevo y «vimos en un vomitorio un colapso grande de personas atrapadas y a otras tiraban de ellas para ayudarlas, junto a los controladores».

Ya en el fatídico pasillo se identificaron como policías a los chalecos amarillos (controladores) para ayudar y les dijeron que llamaran al 091. «Estaban desencajados, corriendo de un lado para otro sin que nadie siera ninguna orden». Entonces les dijeron que si podían relevar a un policía municipal que estaba haciendo una reanimaciòn cardiopulmonar a Belén Landon, una de las víctimas.

«La chica estaba en un pasillo, en el suelo. La estaba auxiliando el agente y junto a él había un ATS -de las ambulacias que contrató el tesponsable del servicio médico. Nos dice que lleva tiempo y que está agotado », explica el funcionario por videoconferencia.

Su compañero le releva y él controla el ritmo de las comprensiones hasta que llega el Samur 10, minutos después. Fue entonces cuando salieron al exterior del pabellón y llamaron varias veces al 091. No lo lograban y tuvieron que pedir prestado un teléfono a un chico . Entonces dieron la voz de alarma.

Mario García, el policía municipal que estaba auxiliando a la que el creía Rocío Oña, «no aguantaba más; llevaba 25 minutos haciendo maniobras . Me estaban dando calambrazos en los brazos. La chica estaba muy mal. No reaccionaba », ha manifestado.

Ha asegurado que desde que sacó a la joven del tumulto hasta que llegó el Samur pasaron 20 o 30 minutos y que cuando, ayudados por personal de Kontrol 34, se dirigían al exterior del recinto, comprobaron, desconcertados, que seguían dentro. «Es un recinto laberíntico. Mal señalizado, circular y todo del mismo color».

Este agente ha subrayado que cuando llegó el ATS con el maletín para hacer la resucitación a la víctima, vio que estaba muy nervioso. «Tanto, que cuando le dije que estaba en parada, me dijo: Qué hacemos?».