Cae El Piojo en una persecución en un coche robado en Colonia Jardín

Fuentes del caso indicaron que el delincuente podría haber utilizado previamente, junto a su hermano, como escondite una vivienda de Villaverde, cerca de su barrio de toda la vida. Y que se sospechaba que preparaban un golpe importante para así luego poder huir de España. Una de las informaciones que se manejan es que, durante la borrasca Filomena, estuvo a punto de ser detenido por el GEO .

Se fugaron de la prisión de Valdemoro el 5 de diciembre. Protagonizaron la única huida de este centro en sus casi 30 años de historia y una de las pocas desde una prisión que se conocen en España. Lo más común es que los reos aprovechen un permiso para no volver o que escapen durante un traslado, aunque estén custodiados. Un tercer hermano del clan, Cruz Moñiz, se encuentra también encarcelado pero no participó en la fuga . Sus imágenes y reseñas se habían distribuido por comisarías y puestos e incluso se temía una huida a Portugal, donde tienen lazos.

La Guardia Civil y el CNP estuvieron a cargo de su búsqueda, instruida por el juzgado número 7 de Valdemoro. El Instituto Armado se había presentado en las distintas viviendas que sus familiares tienen tanto en la zona de Madrid como en el Señorío de Illescas y Seseña (Toledo). Pero no había rastro de ellos. Durante estas semanas, se ha sometido a intensas vigilancias a sus parientes y colegas de oficio más cercanos, hasta estrechar el cerco.

El Piojo cuenta con una nómina de más de 50 reseñas policiales, que van desde el robo con fuerza a organización criminal. Experto conductor (se puso al volante siendo aún un niño), ya atesoraba ocho órdenes de búsqueda (entre judiciales y policiales) en 2012, cuando fue arrestado en una macrooperación en el Ventorro de la Puñalá (Villaverde).

Como adelantó ABC, el Piojo, su hermano y un tercer reo del módulo 9 de Valdemoro, llamado Adrián Muñoz y miembro de su banda, planearon durante semanas la escapada con éxito . Elaboraron una llave tipo ganzúa con la que violentaron la cerradura del llamado cuarto de maletas, donde serraron los ya oxidados barrotes de la ventana que daban a la cubierta de la cárcel. Esa tarde, se descolgaron con sábanas, rodearon la cúpula superior del completo y bajaron camino del primer muro, de 7 metros de alto. Utilizaron unas especies de pértigas fabricadas con palos de escobas (eran presos poco conflictivos y se encargaban de la intendencia del módulo), anudadas con bolsas, que engancharon a la cima del muro. Gracias a su excelente forma física, en menos de veinte minutos consiguieron rebasar la tapia , el foso y la siguiente, sin temor a las concertinas. Adrián tuvo peor suerte y fue arrestado antes de que pudiera poner un pie fuera. No sin antes avisar con un teléfono móvil a los compinches que les daban cobertura desde fuera en un coche Audi robado.