El Piojo utilizó escobas anudadas para huir de prisión e investigan el apoyo de un dron
Las cámaras recogieron cómo el preso que no logró escapar llamó por móvil al exterior
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Iniciar sesiónMás de dos semanas llevan el Piojo y su hermano desaparecidos del mapa. El conocido delincuente, Jonathan Moñiz Alcaide y su compañero de celdas y fechorías , Miguel Ángel, llevaban semanas preparando el plan de fuga de la cárcel de Valdemoro, que culminaron la ... tarde del 15 de diciembre. Así lo señalan los primeros datos que se desprenden de la investigación interna abierta por Instituciones Penitenciarias y también en la que se encuentra inmersa la Guardia Civil, en la que colabora el grupo de Fugitivos de la Policía Municipal.
En el marco de la primera, según ha podido saber ABC, se ha tomado declaración a distintas personas, desde el funcionario encargado en ese momento del módulo 9 (conocido entre el personal como «la Cañada Real»), donde estaban recluidos, como al empleado en prácticas que le asistía; también han prestado testimonio el coordinador de servicios, el encargado de la torre de vigilancia, el de puertas... E incluso los reos más cercanos a los Moñiz, incluido un tercer hermano, Cruz, allí también recluido pero que no participó en el plan. «Tiene una condena muy pequeña y, además, dice que él está allí porque son sus hermanos los que le han metido en líos», explicaron las fuentes consultadas.
Uno de los puntos más peliagudos es el hecho de que unas semanas antes de los hechos los funcionarios de Madrid III avistaran un dron sobre las instalaciones . Dieron parte de lo ocurrido y están convencidos de que el aparato volador está íntimamente relacionado con el Piojo y sus secuaces externos que le ayudaron en la fuga. Es uno de los asuntos que se están investigando, a tenor de que estos sujetos contaban con teléfonos móviles y que, gracias a su trabajo en el economato, se sospecha que movían droga en su módulo. Tanto los estupefacientes como los teléfonos se los podrían haber hecho llegar mediante los drones. Tampoco se descarta que ese avistamiento estuviera relacionado con un reconocimiento de la zona de cara al plan de fuga . Aunque estos extremos se están analizando con extrema cautela.
Los hermanos Moñiz, gracias a su complexión atlética, lograron escalar los muros con las pértigas
Las visitas de los inspectores a Valdemoro ha dado de sí en cuanto a detalles que, al menos hacia la opinión pública, se desconocían. El visionado de las cámaras de videovigilancia no ha arrojado muchas pistas. Solo grabaron una silueta, la de Adrián, el tercer preso que intentó escapar pero que fue interceptado. Las imágenes que ha podido analizar la Guardia Civil son «penosas, porque la luz es muy pobre». «En el momento en que se le da intensidad al sistema de alumbrado, salta el generador y se va la luz. El propio recinto tiene 18 farolas fundidas», explican fuentes penitenciarias.
Lo que sí se ve es cómo Adrián, al saberse rodeado, saca un teléfono móvil para avisar a los delincuentes que les daban apoyo, que los esperaban fuera en un Audi A3 , se cree que sustraído.
Pero lo más llamativo son los artilugios con los que el Piojo y Miguel Ángel consiguieron sortear los dos muros permimetrales, coronados por concertinas, de 7 metros de altura. Se había hablado hasta ahora de una especie de pértigas de madera, rudimentarias . Este periódico ha podido saber que, realmente, los butroneros hicieron acopio de palos de escoba y de fregonas (que usan para limpiar sus celdas) y las trenzaron con bolsas y sábanas de tal modo que consiguieron así culminar la única fuga que se conoce de estas características de una cárcel española.
Los artilugios los izaron y, con algún elemento como gancho, los ensartaron en la parte superior del muro. Con su gran complexión atlética (estaban casi todo el rato libre entrenándose en el patio), fueron trepando así la pared, hasta llegar a la cima. Apenas tardaron 20 o 25 minutos. Las pértigas las dejaron allí.
En cuanto al modo en que consiguieron abrir la puerta de la «sala de maletas» (que es como se conoce al cuarto almacén desde cuya ventana se descolgaron con sábanas tras serrar los barrotes), se ha sabido que fabricaron una especie de llave que consistía en un trozo de aluminio con dientes de sierra que acababa en una ganzúa. Elemento muy familiar para ellos en los cientos de golpes que llevan a sus espaldas.
Una vez violentada la cerradura, colocaron la pieza de aluminio para bloquear la puerta desde dentro. De hecho, cuando se conoció la fuga, los técnicos de mantenimiento tuvieron que utilizar un taladro para poder abrir la habitación.
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