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Cartas a la alcaldesa

Ruido

La música no escogida es malestar, calvario. Una contaminación que nadie atiende

Un músico toca en una de las calles céntricas de Madrid IGNACIO GIL
Ángel Antonio Herrera

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Les ahorró usted un examen en su momento a los músicos de calle , y nos parece muy bien, alcaldesa, porque esos exámenes venían a ser como exigirle a un pirata que viva graduado en ópera. Impuso ese examen en su día Ana Botella ... , y usted lo retiró. El músico callejero no tiene otra licenciatura que la vocación ardiente, el bolsillo más bien tieso, y una guitarra con partitura de Sabina . Por eso fue un acierto lo suyo, alcaldesa, porque el artista es libertad, pero una libertad de esquina, en esta caso, y a ver cómo le privamos de una esquina de Gran Vía a un tío que toca graciosamente «Pongamos que hablo de Madrid».

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