El aterrizaje del exvicepresidente en Madrid descoloca a la izquierda
El peso del líder de Podemos puede diluir a Gabilondo y fagocitar a Más Madrid
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Iniciar sesiónEl desembarco sorpresa de Pablo Iglesias en la política madrileña no ha dejado a nadie indiferente. Pero la reacción ha sido muy diferente dependiendo del espectro ideológico. En el centro-derecha están entusiasmados por el contrincante , que sin duda va a arrastrar hasta las ... urnas a muchos votantes conservadores, ayudándoles a movilizar el 4-M a sus simpatizantes. En la izquierda, sin embargo, la noticia produjo desconcierto, cuando no inquietud, por diferentes razones.
Unidas Podemos consiguió hace dos años, en mayo de 2019, un total de 181.231 votos, el 5,6 por ciento del total; se quedó al filo de no tener representación, ya que para esto hace falta superar ese 5 por ciento. Las perspectivas para el 4 de mayo no eran mucho mejores. Hasta que se produjo el desembarco de Pablo Iglesias , un candidato del que es fácil prever un tirón electoral mayor del que habría tenido cualquier otro cabeza de lista.
Previsiblemente, Iglesias no sólo logrará superar el 5 por ciento de votos —no alcanzarlo supondría hacer un ridículo espantoso—, sino que además se presenta ahora como el gran nombre de los partidos más a la izquierda, tapando la figura de la flamante candidata de Más Madrid , Mónica García, una combativa diputada que ha ganado popularidad a medida que avanzaba la legislatura y se multiplicaban sus choques con Díaz Ayuso.
Dos años después
Hay quien ve incluso en el movimiento sorpresa de Iglesias algún tipo de devolución de la jugada que le hizo Íñigo Errejón en 2019, cuando se desgajó de Unidas Podemos para unirse a Manuela Carmena en esta candidatura a Comunidad y Ayuntamiento que le costó a la formación morada perder dos de cada tres votos recibidos en 2015, y pasar de 27 escaños a 7.
En todo caso, Pablo Iglesias comunicaba ayer su decisión en un vídeo que colgó en redes sociales y en el que también abría las puertas a un pacto de la izquierda para concurrir unidos a las elecciones del 4-M en Madrid . Una propuesta que no cayó del todo bien, por las formas.
Así lo dejaban traslucir las palabras de Mónica García, una persona poco habituada a disimulos: «Me habría gustado que hubiera sido una propuesta sincera y honesta» , señaló, para recordar después que lleva «peleando por la Comunidad desde hace muchos años, en contra de todos los disparates y la irresponsabilidad de Ayuso». Y por eso pedía «respeto a la hora de encajar nuestros anhelos».
Respeto
Se mostró dispuesta a «hablar de lo que creamos que es la mejor opción para sacar a Ayuso», pero insistía en poner en valor que ese trabajo de búsqueda de unidad de acción, «ya lo estábamos haciendo con el PSOE y con Unidas Podemos» .
Lo sucedido ayer era una prueba más de la volatilidad de la política: la aparente situación de fuerza de Más Madrid, que casi triplica en escaños a Unidas Podemos, puede dar un vuelco gracias al tirón del candidato Iglesias. Eso, si ambas listas no terminan fundidas en una sola, lo que después de la traumática ruptura de hace apenas dos años no es un escenario fácil de imaginar.
«Fuerza hegemónica»
En todo caso, hay un tercer elemento que analizar: cómo puede influirle al PSOE y a su candidato, Ángel Gabilondo , la competencia con Pablo Iglesias por el voto de la izquierda. Más allá de las declaraciones oficiales, que insistían en recordar que el catedrático y exministro de Educación había sido el ganador de la última cita electoral autonómica —el PSOE es «la fuerza hegemónica», aseguraba el secretario general de los socialistas madrileños, José Manuel Franco—, se traslucía cierta inquietud.
Por un lado, apuntaban fuentes socialistas, la irrupción de Iglesias iba a suponer un enconamiento de la campaña electoral, que enfrentará directamente al candidato morado con la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.
En ese escenario de arenas movedizas, Ángel Gabilondo no se encuentra a gusto, coinciden; es más, daban por descontado que no le encontrarán en el barro. Su perfil moderado y su talante de consenso le llevarán a hacer una campaña más didáctica que bélica, de programa y proyectos. La gran pregunta es si será suficiente para movilizar al votante de izquierdas, frente al torbellino mediático que va a suponer la participación de Pablo Iglesias en la campaña.
Otros sectores del PSOE están convencidos, sin embargo, de que esa moderación puede ser, precisamente, la gran baza que lleve a muchos votantes contrarios al ruido hasta las urnas el 4 de mayo.
Gabilondo es el candidato sin pasar por primarias. Así lo explicó ayer el número 3 del PSOE, José Luis Ábalos: «La Ejecutiva de Madrid nos ha pedido que se le exima y se ha aceptado; se entienden perfectamente la aplicación de esta excepción. No hay pulsión de primarias» en la organización».
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