Arganda, un día después de la tormenta: «Nos llegaba el hielo hasta las rodillas»

Algunos de los residentes de más edad sostienen que, hace al menos cuarenta años, Arganda vivió un suceso similar. En aquella ocasión, un hombre que quedó atrapado en el interior de su vehículo llegó a morir ahogado . Durante la tormenta de ayer, por suerte, no hubo que lamentar daños personales. Los materiales, por otro lado, llevará semanas repararlos. «A unas personas que viven en un tercer piso se les ha caído el techo. Hay muchos que tienen la casa completamente encharcada porque el hielo se les colaba por el inodoro», contaba Alicia Ferreira, coordinadora del Centro de Damnificados que el Ayuntamiento ha puesto en marcha dentro de la Oficina de Atención a la Ciudadanía. Los vecinos que se hayan visto afectados por el temporal podrán acudir durante los próximos días para informarse de cara a las posibles ayudas que puedan recibir por parte de las administraciones.

Muchos coinciden en señalar lo afortunados que han sido de que todavía no se hubiera echado tierra sobre la plaza de toros . Arganda se prepara durante estos días para sus Fiestas Patronales, que darán comienzo el 8 de septiembre, y el recinto se encuentra ya vallado, con las gradas instaladas, frente a la Casa Consistorial. La arena, sin embargo, aún no cubre la plaza, lo que sin duda evitó que el desastre fuera aún mayor. «Imagínate si esto está así, cómo estaría con todo el barro que se habría formado. A lo mejor ya no tendríamos estudio» reconocía Eduardo Hernández , de Hernández Fotógrafos. Su local fue uno de los más afectados por la granizada, hasta el punto de que, a las dos de la tarde, aún seguían sacando hielo del edificio. «Fue la mala suerte de que no conseguimos cerrar las puertas a tiempo», lamentaba Jorge, uno de los colaboradores del estudio. «Hemos sacado ya varias toneladas, estuvimos ayer toda la noche y esta mañana desde las nueve», aseguraba, mientras del interior seguían saliendo los cubos llenos de hielo.

Si bien Arganda acaparó todos los focos, fue en la vecina Tielmes donde se registraron las mayores precipitaciones de toda España, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Si en el primero datan 56 litros por metro cuadrado durante todo el día, en el segundo fueron 65,4 litros. De estos, añaden en la Aemet, 59,4 cayeron solo en una hora y 22 litros en apenas diez minutos. «Es mucho en poco tiempo», aclaran.

Como en el grueso de municipios de la zona este y sur de la región, en Tielmes la jornada de ayer estuvo marcada por los trabajos para achicar agua y recuperar la normalidad. «Aquí fue solo agua, pero la mayoría de garajes y cuevas están inundadas; llevamos desde las 7 de la mañana y aún nos queda», relataba el edil Alfonso García , alcalde en funciones durante el verano.

La situación en Arganda era calcada, aunque con más medios por la dimensión del municipio. Aún así, fueron incluso los propios vecinos quienes tuvieron que echar una mano, formando «cadenas humanas» para transportar el hielo desde el interior a la calle, apilándolo sobre la calzada. Hernández agradecía el esfuerzo a los que pasaban, algunos después de horas de trabajo. «Ahora toca empezar otra vez de cero», decía con un suspiro.

La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso , acudió ayer para conocer de primera mano la situación de los comerciantes y los residentes. Durante su visita aseguró que el Gobierno estará «del lado de los vecinos»: «Queremos ayudar a recuperar los daños». También pasó al interior de algunos locales, como el de Hernández. «Agradecemos mucho el interés», comentaba Eduardo, que estuvo hablando con ella para explicarle cómo habían vivido ellos la catástrofe.

Durante la jornada de ayer, los tanques de tormentas de la Comunidad recogieron el equivalente al estadio Santiago Bernabéu en volumen de agua: algo más de un millón de litros . Además, un fuerte granizo azotó la región, con trozos de hielo del tamaño de pelotas de golf que «caían a plomo», según algunos vecinos. Los que consiguieron llegar a sus casas observaron la tormenta desde dentro, mientras que otros tuvieron que refugiarse en las tiendas o portales para evitar que el hielo les acribillara.

«Casi me caigo al suelo cuando entró la avalancha, se me quedaron los pies congelados», recuerda uno de los afectados, que tuvo que refugiarse en un bazar junto al dueño del local y su mujer. Lo cierto es que todo pasó muy rápido, pero a juzgar por la fascinación que el fenómeno ha causado (muchos residentes salían ayer a la calle para examinar los desperfectos y compartían entre ellos fotos y vídeos de las inundaciones, formando corros junto al hielo), Arganda continuará reviviendo su espectacular tormenta durante los próximos días.