ASESINADO POR ETA

El hijo de Giménez Abad: «El juicio no me lo va a devolver, pero sí va a limar una herida»

Después de 22 años, Mikel Carrera e Itxaso Zaldúa se sientan este lunes en la Audiencia Nacional, donde se enfrentan a 30 años de cárcel

Borja Giménez conversa con ABC antes de la vista: «Va a ser un momento duro encontrarse con los responsables del asesinato de mi padre»

Manuel Giménez Abad iba con su hijo a ver un partido de fútbol al estadio de la Romareda (Zaragoza) cuando un individuo le disparó con una pistola semiautomática por la espalda «a bocajarro». Murió en el acto por el impacto de tres proyectiles. Era ... 6 de mayo de 2001 y entonces era senador y presidente del Partido Popular de Aragón. Dos meses después ETA reivindicó el atentado. Y el lunes -22 años después de su asesinato-arranca el juicio en la Audiencia Nacional.

En el banquillo de los acusados se sientan quien fuera jefe del aparato militar de la organización terrorista Mikel Carrera, alias Ata, y una responsable de la logística, Miren Itxaso Zaldúa, alias Sahatsa. Los dos se enfrentan a 30 años de cárcel.

«Formando parte, al menos en el año 2001, del denominado «comando Basajaun» de la organización terrorista ETA, decidieron ambos dar muerte a don Manuel Giménez Abad», recoge el escrito de acusación de la Fiscalía. «Para ejecutar su plan criminal, que los dos habían diseñado y ejecutaron concertadamente, se desplazaron hasta la ciudad de Zaragoza».

Allí, sobre las 18.30 de la tarde y en plena calle, Carrera habría apretado el gatillo. Y según el relato de hechos, no dejó de disparar ni mientras Giménez Abad caía ni cuando ya se encontraba «tirado en el suelo». Su hijo Borja Giménez Larraz, entonces menor de edad, lo presenció todo. Y cuando años después, en 2014, se supo que Ata podía ser el autor del atentado, le mostraron una fotografía y le reconoció como el asesino de su padre. Por este motivo este martes está previsto que declare en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional.

En conversación con ABC, Borja confiesa que, pese a ser difícil, afronta la vista con «ánimo». Asegura que, aunque llega tarde, su familia nunca ha dejado de creer en la Justicia y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. «Va a ser un momento duro encontrarse con los responsables del asesinato, pero que se pueda dictar Justicia supera esos sentimientos», reconoce. Siempre mantuvieron la esperanza. «El juicio no me va a devolver a mi padre, pero sí va a limar la herida que se abrió aquel 6 de mayo y se haga justicia».

«Va a ser un momento duro encontrarse con los responsables del asesinato de mi padre»

Junto a él también declararán en la vista otros testigos a los que Carrera «apuntó con la pistola» durante su huida y que identificaron a Zaldúa como la mujer que esperaba en los alrededores, la que escapó «a paso ligero». Era «bajita, de mofletes rollizos, ojos negros», vestía oscuro y llevaba un gorro tipo bombín y un abrigo largo «a pesar de ser mayo», explica el auto de procesamiento. A ellos se les ha dado la condición de testigos protegidos. La lista de declaraciones la cierran agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

«El Estado de derecho debe persistir»

El atentado contra Giménez Abad formaba parte de los más de 300 crímenes de ETA sin resolver. Y es que los asesinatos perpetrados por el Comando Basajaun a principios de los 2000 tardaron tiempo en esclarecerse. Pese a todo, Borja considera que su familia es «privilegiada» porque han conseguido respuestas. La Guardia Civil y la Policía Nacional no cejaron en revisar los casos y cruzar documentos. Dos de ellos fueron clave para situar a Carrera y Zaldúa como miembros de ETA, «cuya integración en la organización criminal era desconocida para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el momento de la comisión de la acción terrorista».

Por un lado, una agenda de bolsillo que se intervino al dirigente de ETA Javier García Gaztelu, alias Txapote, en 2001, en la que figuraban anotados de forma manuscrita nombres de comandos de ETA y sus integrantes, uno de ellos el de Ata, el alias utilizado por Carrera. Precisamente los meses previos al asesinato de Giménez Abad, Txapote tenía marcadas citas orgánicas con él, lo que permitió al juez concluir que ya en aquellas fechas ya se había encuadrado en el denominado aparato militar de ETA.

Reconocimientos fotográficos sitúan a Ata y Sahatsa como los asesinos del expresidente del PP de Aragón en mayo de 2001

La segunda prueba, un documento hallado en 2002, intervenido al dirigente etarra Juan Fernández Iradi, alias Susper, en Tarbes (Francia). Era un papel de ocho líneas escrito en euskera, que recoge una cita entre el comando Basajaun y la dirección de ETA. Tras una prueba caligráfica, se concluyó que la letra era la de Zaldúa.

Informes del Servicio de Información de la Guardia Civil y de Inteligencia de la Comisaría General de Información de 2019 y 2020 trazan un perfil de la estructura, componentes y atentados presuntamente cometidos por el entramado Basajaun, del que habrían formado parte Carrera y Zaldúa. El reconocimiento fotográfico señala a ambos como los asesinos del entonces presidente del PP de Aragón.

El lunes, tras más de dos décadas, se sentarán en el banquillo de los acusados. Y en estos momentos Borja Giménez no olvida al resto de familias de asesinatos sin resolver. «El Estado de derecho debe persistir en esclarecer los crímenes de personas como mi padre, a los que ETA asesinó por representar unos principios y unos valores, por defender la democracia».

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