Cerco a Itxaso Zaldua, la etarra sin juzgar acusada de más crímenes
A Sahatsa se la implica judicialmente, de momento, en dos asesinatos perpetrados durante su pertenencia al comando Basajaun, pero su rastro lleva a varios más
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Iniciar sesiónSaint Martin de Seignaux (Francia), 19 de diciembre de 2002. Una investigación de la Comisaría General de Información de la Policía permite a agentes galos detener a Ibon Fernández de Iradi, 'Susper', jefe de los comandos de ETA y a otros ocho individuos. Las pesquisas ... permiten llegar además a cuatro viviendas, en concreto a una, en Tarbes, base de operaciones de ese individuo, en la que se encontró valiosísima documentación sobre la banda. Son los famosos 'papeles de Susper', buena parte de ellos escritos en clave pero descifrados por agentes españoles de la lucha contra el terrorismo que dieron lugar, con el tiempo, a más de un centenar de arrestos.
En esos papeles, además, había información sobre comandos y en concreto sobre uno, el Basajaun, del que la Policía carecía de información hasta entonces. En la documentación sobre ese grupo criminal no había nombres, de modo que aunque los investigadores de la Comisaría General de Información tenían sospechas no se contaba con pruebas que permitieran identificar plenamente a todos y cada uno de los terroristas que lo integraban.
No fue hasta 2018 cuando se da un paso decisivo en esta dirección. Ese año, tras un acuerdo entre los gobiernos de España y Francia, las Fuerzas de Seguridad recibieron toda la información de que disponían las autoridades galas sobre los procesos judiciales abiertos desde 1999 en el país vecino contra miembros de ETA que ya habían sido sustanciados. Es verdad que antes se contaba con buena parte de ella gracias a las comisiones rogatorias, pero tener los archivos completos era un paso más que daba la oportunidad de volver a trabajar sobre asuntos que no se habían podido culminar en su momento.
Tirar del hilo
Es en ese contexto cuando se detecta, ya en 2019, una pequeña nota manuscrita en euskera. En ella se establece una cita al otro lado de la frontera; es decir, en Francia, con José Antonio Olarra Guridi y su pareja, Ainhoa Múgica, que en su día lideraron el aparato militar. Además se aludía en ese breve escrito a un 'legal' (no fichado) que había comenzado a 'trabajar' con el comando Basajaun y a uno de los proyectos terroristas del grupo criminal. Por la letra, los investigadores llegaron a la conclusión de que ese papel podía pertenecer a Itxaso Zaldua, 'Sahatsa'. Era el primer nombre que se asociaba de forma directa e inequívoca al grupo.
¿Quién era esta mujer? En 2005 había sido detenida en Francia junto a Joseba Segurola como responsable del aparato logístico-operativo de ETA. Hasta ese momento la Policía no disponía de datos sobre su previa militancia pero los investigadores tenían claro que alguien que ocupaba entonces puestos de máxima responsabilidad en la estructura dirigente de la banda tenía que haber tenido una trayectoria y recorrido previo en esa organización terrorista que le hubiera facilitado ese ascenso. Pero en ese momento aún no se habían podido reconstruir sus pasos, así que quedaba mucho por investigar.
Se comprobó que Itxaso Zaldua había estado trabajando hasta finales de 1999 en Tudela (Navarra), a pesar de residir en Hernani, y que dejó el empleo de forma voluntaria coincidiendo con el final de la famosa tregua trampa de ETA tras la firma del pacto de Estella. Después de su detención en Francia en 2005, se pudo constatar que ya desde finales de 2003 estaba integrada en la estructura que la organización terrorista tenía en el país vecino.
Un hijo con oro etarra
En agosto de 2017, una vez cumplida la condena impuesta en Francia, fue expulsada a España, donde no tenía causa pendiente alguna. A partir de ese momento tampoco se le conoce actividad terrorista. Es más; cuando fue detenida por la Policía en julio de 2020 al salir de su casa en Hernani, trabajaba en una conocida empresa vasca con sede en Beasain y convivía con su hijo, fruto de su relación con otro miembro de ETA. Pensaba que la Policía se había olvidado de ella... Aún no sabía hasta qué punto estaba equivocada.
El comando Basajaun, además de por Sahatsa, también estaba dirigido en 2002 por Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, 'Ata', que con el tiempo llegó a jefe militar de ETA y que saltó a la fama por dos hitos: dinamitar la negociación abierta entre la banda y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el asesinato a tiros de dos guardias civiles en Capbreton, por los que hoy cumple cadena perpetua en Francia.
Para relacionar a Ata con el comando Basajaun la Policía se había basado en el análisis de la ya citada documentación intervenida en Tarbes así como en la enviada por Francia tras la detención de Javier García Gaztelu, 'Txapote', autor material del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Esos papeles lo situaban en un comando operativo en España activo, al menos, hasta 2003.
LOS LIBERADOS DE BASAJAUN
ITXASO ZALDUA
Detenida en 2005 en Francia
En 2005 había sido detenida en Francia junto a Joseba Segurola como responsable del aparato logístico-operativo de ETA. Salió de la cárcel en 2017 y regresó a España, donde no tenía causas pendientes
MIKEL KABIKOITZ CARRERA SAROBE
Documentación de Susper
Se le vincula con el comando Basajaun por análisis de la documentación intervenida en Tarbes a Susper así como por la enviada por Francia tras la detención de Javier García Gaztelu, 'Txapote'
La investigación del asesinato del presidente del PP de Aragón y senador Manuel Giménez Abad, perpetrado el domingo 6 de mayo de 2001 en Zaragoza cuando se dirigía con su hijo a ver un partido al campo de fútbol de La Romareda, terminó de unir los nombres de Sahatsa y Ata. El segundo fue identificado por varios testigos como el autor de los disparos, además de por el hijo mayor de la víctima, Borja.
Pero había otro autor material –en realidad, dos más, porque con toda seguridad un tercer terrorista les esperaba en un coche para huir–, que era mujer. Se tenía una descripción de ella, pero no se le había puesto nombre. Una vez que se supo que había formado comando con Ata en 2002 se tuvo claro que no podía ser una simple coincidencia y se volvió a citar a los testigos del asesinato del presidente del PP de Aragón para mostrarles su fotografía. Uno de ellos, declarado como protegido desde ese momento, no tuvo dudas: aquella mujer «bajita, de mofletes rollizos y ojos negros», que vestía de color oscuro, con un gorro bombín y tapada con un abrigo largo a pesar de ser ya primavera, era Itxaso Zaldua. Se volvió a repetir la diligencia en sede judicial y de nuevo el reconocimiento fue positivo. Ya estaba claro, al menos para los investigadores y el instructor: había que detenerla. Como se ha señalado ya, el arresto se hizo en junio de 2020.
En dependencias policiales no declaró: «Os habéis equivocado», repetía su abogado a los agentes. En sede judicial, por el contrario, hizo algo que a la postre sería decisivo. Aceptó escribir un pequeño texto. Por supuesto, esa muestra indubitada de su letra se comparó con la nota manuscrita llegada de Francia y quedó demostrado que la misma persona había escrito ambos papeles. En concreto, había una 'K' muy característica, entre otros rasgos clave. Su pertenencia al comando Basajaun y su rol de dirección y liderazgo en el mismo quedaba demostrado de forma plena. Como curiosidad, Zaldua, cuando escribía expresiones groseras, lo hacía en castellano.
David Pla
Hay otro dato interesante respecto a este atentado. La información para perpetrarlo, siempre según la investigación policial, la habrían elaborado David Pla, exnúmero 1 de ETA y actual dirigente de Sortu, y Aitor Lorente. El primero, nacido en Pamplona en 1975, fue detenido por primera vez por la Policía en Zaragoza en julio de 2000 junto con su compañero de comando, del que también formaban parte Ainara Esteran y Nerea Garaizar, que pudieron escapar. Los dos varones llevaban ocho meses en la capital del Ebro haciendo seguimientos a varios políticos aragoneses, muy en particular del Partido Popular.
En el registro efectuado en su piso franco, en la calle del Doctor Iranzo, número 82, en el barrio de Las Fuentes de Zaragoza, se hallaron, en otros efectos, dos entradas para el partido de fútbol celebrado en La Romareda entre el Real Zaragoza y el Celta de Vigo el 27 de febrero de 2000 así como dos planos turísticos de la capital aragonesa con diversas anotaciones y marcas correspondientes a actividades de información sobre potenciales objetivos terroristas, principalmente cargos electos del PP. Dos de aquellas marcas estaban en lugares próximos al domicilio de Manuel Giménez Abad. El juez Santiago Pedraz, instructor de la causa por su asesinato, consideró que no había pruebas suficientes contra Pla y Lorente y archivó el asunto.
Los investigadores de la Comisaría General de Información no se conformaron con ese primer atentado mortal atribuido a Itxaso Zaldua. Estaban convencidos de que Sahatsa estaba implicada en más atentados. También la Ertzaintza tenía una espina clavada con el asesinato de dos de sus compañeros, Francisco Javier Mijangos y Ana Isabel Arostegi, el 23 de noviembre de 2001 en Beasain mientras regulaban el tráfico en la calle Sempere. El crimen se había producido solo meses después del de Giménez Abad y merecía la pena explorar esa posibilidad, por lo que la Policía autonómica se puso en contacto con la Policía.
Envoltorio de un caramelo
En junio pasado la vía abierta volvió a dar resultado. Esta vez fue la Ertzaintza la que mediante técnicas de ADN –rastros biológicos detectados en el envoltorio de un caramelo encontrado en el vehículo empleado para huir– consiguió identificar a Ata como uno de los asesinos. Los testigos de ese atentado relatan que el segundo terrorista que participó era mujer, de la misma estatura y complexión física que Sahatsa, aunque no le pudieron ver la cara y además llevaba unas gafas para dificultar todavía más que pudiera ser reconocida. Prueba objetiva no hay, pero a los investigadores les quedan pocas dudas.
Aún hay un tercer crimen que se atribuye a Ata y Sahatsa en España, por el que están procesados ambos: el del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro, cometido en Leiza el 24 de septiembre de 2002 al retirar una pancarta que tenía adosada una bomba. Había sido presuntamente colocada por dos legales del 'comando coordinador' dirigido por los terroristas, en concreto Rubén Guelbenzu González y Jon Lizarribar. Según el juez, Zaldua y Carrera Sarobe, «ubicados en un punto alto», activarían el explosivo «cuando consideraran conveniente». Esta es una investigación de la Benemérita.
Los analistas de la Policía distinguen dos etapas en el comando Basajaun. En la primera, hasta la primavera de 2002, estaría formado por Sahatsa, Ata y al menos un tercer terrorista aún sin identificar. En la segunda, hasta septiembre de 2003, esos dos liberados (a sueldo de ETA) controlaban hasta cuatro grupos de 'legales' (terroristas que hacen su vida normal, no menos letales) que movían por todo el País Vasco, Navarra y Aragón.
A la primera etapa pertenecen los atentados ya citados de Zaragoza, Beasain y Leiza. A la segunda fase, cuando ya coordinan a esos cuatro grupos, a los que se refieren, según la documentación disponible, como 'los Finolis', 'los 2', 'los nuevos' y los 'muy nuevos' –los dos últimos aún no habían llegado a actuar en agosto de 2002–, corresponde un atentado con coche bomba en la Universidad de Navarra, en Pamplona, en mayo de 2002; solo un mes después, otro colocado en El Corte Inglés de Zaragoza, justo el fin de semana anterior al comienzo de la presidencia de España de la UE, y en noviembre de ese mismo año dos artefactos que estallaron en sendas empresas de la Ribera navarra. En el caso de los grandes almacenes se tiene la sospecha de que Sahatsa y Ata suministraron tanto el vehículo como los explosivos. Los autores materiales de los tres últimos atentados habrían sido los integrantes del comando antes mencionado como «los dos», aún no identificados plenamente.
La lista de atentados del comando Basajaun, según el criterio de la Policía, podría ser aún mayor. El grupo legal controlado por ese comando y autor de una tentativa de atentado de Bilbao en agosto de 2002 llevó a cabo a lo largo de 2003 otras cuatro acciones terroristas, dos de ellas contra la Ertzaintza. La última el 14 de septiembre de ese último año en el Alto de Herrera, en Álava. Ese día se produjo un tiroteo cuando dos ertzainas intentaron identificar a los ocupantes de un Ford Mondeo que había dado aviso a la Policía autonómica tras sufrir un supuesto accidente. Al verlos, sin previo aviso, los etarras comenzaron a disparar. Los agentes repelieron el ataque y un etarra, Arkaitz Otazua, resultó muerto. Sus compañeros lograron entonces eludir la acción policial. Formaban el comando Ezkaurre, al que la Policía identifica con 'los Finolis' de los que hablaban Sahatsa y Ata.
Misma pistola
Hay otro comando, 'el equipo de rugby' al que podría haber pertenecido el asesino de Joseba Pagazaurtundua. La pistola utilizada en ese crimen, perpetrado el 8 de febrero de 2003, es la misma que la utilizada en el asesinato de Giménez Abad, perpetrado en Zaragoza presuntamenye por Ata en 2001. El del sargento de la Policía Municipal de Andoaín fue perpetrado por Gurutz Agirresarobe, que curiosamente no fue condenado por pertenencia a banda armada a pesar de que el atentado fue reivindicado por ETA. La hipótesis policial es que Carrera Sarobe le habría facilitado el arma que él utilizó dos años antes, una vez que ya coordinaba junto a Sahatsa los cuatro comandos de legales del Basajaun.
COINCIDENCIA SIGNIFICATIVA
La pistola utilizada para asesinar al ertzaina Joseba Pagazaurtundua es la misma que empleó Ata para matar a Manuel Giménez Abad en Zaragoza dos años antes
Finalmente, la trayectoria del comando Basajaun podría hacer pensar, a juicio de los investigadores, que también estaría implicado en el asesinato de dos policías nacionales en Sangüesa (Navarra), el 30 de mayo de 2003. No hay pruebas que lo demuestren, pero las andanzas del Basajaun y la zona en que se cometieron invitan a aventurar esa hipótesis.
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