El manual de resistencia es una trilogía

Así que cara de póker, cara de susto, cara como de no saber 'si contratar criado o ponerse a servir'. Nadie en Ferraz quiso mover un músculo de la cara en un sentido u otro hasta bien entrada la noche, aunque lo que les salía a todos era brindar. Porque, cuando estás muerto, volver al coma es un exitazo. Y el suspiro de tranquilidad al 50% del escrutinio se oyó hasta en Rabat. Derrota, pero no fracaso. Pero, claro, el PSOE no puede celebrar una derrota por muy dulce que sea y mucho menos intentar vender como un éxito el hecho de depender de ERC, Bildu, BNG, PNV… y Junts. En otras palabras, no se puede celebrar depender de un referéndum en Cataluña y de un indulto a Puigdemont, que será, sin duda, lo que exijan. Lo adelantó Nogueras: «No haremos presidente a Sánchez a cambio de nada», lo que traducido al politiqués implica que las negociaciones llegarán a diciembre. Y ese protagonismo sobrevenido de Junts provocará que ERC se apunte al carro y pida lo mismo para no concurrir a las elecciones catalanas como los 'blanditos' ya que de nada les valdría apoyar si Junts no lo hacen. Y a ese plan de dureza se uniría, con toda seguridad, Bildu, que concurriría a las elecciones vascas de 2024 mostrando esa cabellera a los suyos. Y, claro, a ver qué hace el PNV, miembro fundador de Frankenstein Ltd. con ese panorama.

Pero hay un detallín que falla: para indultar a alguien previamente hay que juzgarlo. Y el ridículo que pueden hacer los abogados del Estado y la propia fiscalía trabajando en cuerpo y alma para que el prófugo sea juzgado con la misma dureza de un ladronzuelo de gallinas, es grande. Y con Puigdemont en la cárcel veo complicado un acuerdo. Lo mismo debería pensar Sánchez, que anunció su llegada a las 20.00 y llegó a las 22.45. A ver quién es el guapo que no se ha retrasado nunca tres horas, a ver. Y parte de este tiempo lo pasé en la puerta de la calle Ferraz, hablando con grupos de chavales que venían de la piscina, de jubiladas que se acercaron a ver a Pedro, de hombres con el transistor en la oreja como si estuvieran escuchando un Rayo Vallecano-Real Sociedad, de marquesitas de Argüelles, de viejos socialistas tomando cervezas y de personas que pasaban en coche mostrándoles a todos ellos el dedo corazón. Una escena muy española, la verdad. Vamos, que ni Galdós.

Pero, a medida que avanzaba la noche, aquello empezó a cambiar y empezó a llegar gente. Y con la gente, la fe, y con la fe la esperanza. Y ya sabemos cómo acaba la cosa cuando muchos españolazos tienen fe y esperanza: que se contagia y llega la algarabía, el fiestón y un ambientazo como de haber ganado un Mundial, con banderas gays y banderas de España. Y ahí cambió todo: las dudas se disiparon y alguien debió pensar que quién narices es la aritmética para venir a cortar el rollo. Así que Iceta comenzó a bailar como si estuviera en el Primavera Sound acompañado por Ribera, Morant y hasta Margarita Robles.

Y aquello se fue de madre. En la sala de prensa decidieron en ese momento que ya daba igual todo y nos pusieron a tope 'Perra', de Rigoberta Bandini, 'Pedro', de Raffaella Carrà, Sarandonga y todo el supermix de sonidos de una boda a última hora, cuando el padrino baila con la corbata en la cabeza con la tía de la novia. Previamente nos habían repartido camisetas de 'Perro Sanxe' entre corazones. Solo faltaba Tito Berni y su visita a Ramses. Pero el punto álgido llegó con 'Verano Azul' sonando a tope por Gaztambide. Qué cosas.

Pero es difícil hacer la conga cuando uno está contando diputados con los dedos y llegó un momento en el que la gente del PSOE estaba haciendo logaritmos neperianos, mapas de geometrías variables y un cálculo infinitesimal que haría las delicias de Zapatero mientras gritaban: «No pasarán». Y creo que el manual de resistencia va para trilogía y se parece cada vez más a La Odisea. Y la derecha con toda la pinta de Penélope.