El carril bici como línea roja del sanchismo

El líder del PSOE quiere convencernos de que el Estado de derecho no se mide por la independencia judicial o la igualdad entre un catalán secesionista y un manchego cualquiera, sino por los carriles bici, auténtica línea roja del sanchismo. No en vano, muchas vías ciclistas son de ese color y en euskera se denominan 'bide gorri', que se traduce como camino rojo, tan apropiado para quien hace 'grupetta' con Otegi y Puigdemont, además de Yolanda Díaz y Ortuzar como gregarios. De milagro no acusó a Ayuso de ser más de Vox que del PP por imponer a los ciclistas madrileños el Anillo Verde.

Demarró Sánchez victimizándose por las protestas ante las sedes socialistas. La víspera en TVE, el propio Zapatero tuvo el cuajo de condenarlas y asegurar que «el PSOE nunca ha estado en eso». No se puso ni colorado, entre otras cosas porque ni el presentador ni los periodistas le recordaron las manifestaciones de su partido frente a Génova en 2004 o ante el Parlamento andaluz en 2019 contra el resultado de las urnas que permitió acabar con un régimen tan hegemónico como corrupto.

Sánchez quiere más carriles bici, aunque sólo sea para que Teresa Ribera esconda la berlina oficial en la esquina y se marque unas pedaladas dignas del NO-DO, tan torpes que evidencian que la última vez que montó en bici llevaba ruedines. Igual Sánchez promete uno de esos carriles desde Mérida a Madrid, que los extremeños agradecerán porque así tardarían menos que en tren. Este jueves será presidente en tándem con un prófugo de la Justicia. Nos lleva a todos sin frenos y sin cadena.