La incompatibilidad ideológica de PSOE y Sumar debilita el papel diplomático del Gobierno

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, así como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mostraron su condena sin matices al ataque del grupo islamista contra la población israelí. Sin embargo, sus socios (Sumar, Podemos, Más Madrid...), si bien condenaron la muerte de civiles, en ningún momento mandaron un mensaje de apoyo a Israel, porque denuncian la «ocupación ilegal» a la que desde hace décadas somete al pueblo de Palestina.

En su pulso particular con Sumar, este sábado la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, superó el mensaje de Yolanda Díaz y pidió a Sánchez que lleve a Israel ante la Corte Penal Internacional por «crímenes de guerra». Esta incapacidad de entenderse entre ellos debilita la posición de España y su papel diplomático ante la comunidad internacional, de igual modo que ocurrió el año pasado durante la cumbre de la OTAN.

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Entonces, Podemos se quejó de que la cita fuera en Madrid y criticó el compromiso de Sánchez con la Alianza Atlántica de alcanzar un dos por ciento del PIB en Defensa para 2030. Belarra prefería «movilizaciones» por la paz, lo que hizo que la ministra de Defensa, Margarita Robles, le respondiera con ironía: «Ojalá convenza a Putin». Y el que entonces era secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago, líder del PCE, participó en una protesta contra la cumbre de la OTAN.

Estos días, Albares aseguró que Israel tiene derecho a defenderse del ataque de Hamás –también lo dijo este sábado Sánchez– a la vez que Sumar y Podemos pidieron que España intervenga para que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, frene la contraofensiva sobre Gaza. También reclamaron que España no estuviera en la repulsa a Hamás junto a las democracias occidentales. Además, en Sumar criticaron que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha tenido en este asunto una «doble vara de medir» por condenar a Hamás y nunca a Israel. Pero, es más, dentro de Sumar también hay roces que tendrán que resolver: mientras el líder del PCE no quiso tildar a Hamás de grupo terrorista («No sabemos lo que es un grupo terrorista», dijo), pese a estar así reconocido por la UE, el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, afirmó que sí eran «actos terroristas, inequívocos».

Y hubo otra divergencia crucial en el Gobierno este mismo mes. Cuando los 27 Estados miembros de la UE desbloquearon en Bruselas el pasado día 4 el Pacto sobre Migración y Asilo, después de años negociando, Sánchez admitió que todos habían tenido que hacer concesiones, pero que, al fin, se había logrado un consenso.

No obstante, su socio en el Gobierno criticó duramente este acuerdo. El portavoz de Sumar considera que se trata de «un paso atrás» en la protección de los derechos humanos y las condiciones de asilo. Y Podemos e Izquierda Unida, integrados en Sumar, criticaron que era «seguidismo» de la «extrema derecha» de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que pidió más restricciones en la llegada de inmigrantes y pactos con los países de origen para regular el flujo.

En febrero de 2022, Podemos también abrió una crisis al criticar públicamente a su propio Ejecutivo por el envío de armas a Ucrania para su defensa de la invasión rusa. Consideran que eso solo sirvió para elevar la escalada de violencia y alejarse de una salida pacífica. Belarra lideró estos ataques a Sánchez y llegó a acusar al PSOE de hacer «seguidismo» de los intereses de EE.UU. y de comportarse como «un partido de la guerra». La vicepresidenta segunda y líder de Sumar se mantuvo al margen de esta controversia; Díaz evitó valorar las críticas de Belarra contra el PSOE, aunque sí defendió una alternativa basada en la paz.

El Sahara supuso otro enfrentamiento muy grave en la coalición. Podemos, y ahora Sumar, defienden la celebración de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui en cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas. También el PSOE hasta 2022, cuando Sánchez dio un bandazo histórico con la antigua colonia y reconoció en una carta al Rey de Marruecos el plan de autonomía de Rabat sobre el territorio, sin comunicárselo a Díaz ni a la oposición.

Las críticas de Podemos fueron durísimas y acusaron a Sánchez de traición. La propia Díaz señaló al presidente por «incumplir el mandato del país» de buscar una salida pactada para el Sahara y exigió explicaciones. Por eso fue una declaración de intenciones que Díaz nombrara a la activista saharaui Tesh Sidi, de Más Madrid, como la número tres de Sumar en la lista madrileña al Congreso.