Gallardo reta a la cúpula de Vox tras las críticas por su perfil incendiario

Asiduo a las redes sociales tanto para presumir de la labor de la Junta de la que es vicepresidente como especialmente, para criticar con dureza a todo lo que 'huela' a izquierda, García-Gallardo innovó este domingo para retar directamente a la dirección de su partido a través de X. En un inusual mensaje, llamaba a los suyos a «desmentir declaraciones tan negativas» sobre él. «¿Saldrá alguien –escribió a primera hora de la mañana mientras adjuntaba una imagen del artículo de ABC– a desmentir estas declaraciones, lanzadas desde el anonimato, tan negativas sobre quienes trabajamos por el avance del proyecto político?».

El burgalés se hacía eco así de la información publicada en ABC este domingo en la que se desentrañaban los planes de Vox a medio plazo y que pasarían por tres ejes, distintos pero complementarios: en primer lugar, optimizar la visibilidad de los cinco gobiernos autonómicos de los que forman parte –Castilla y León, Baleares, Aragón, Murcia y Extremadura– para trasladar a la ciudadanía la imagen de un partido que sabe gestionar y que sabe ser institucional.

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En segundo lugar, hacer una labor de oposición implacable con el Gobierno en las instituciones nacionales, aceptando incluso posiciones abiertamente contrarias a la institucionalidad buscada en el ámbito regional. Por último, en la Unión Europea, donde hay elecciones el 9 de junio y donde Vox busca exhibir su perfil más combativo en el bien entendido de que es en el continente europeo donde se libra la «gran batalla ideológica» entre las derechas y las izquierdas.

Fuentes de la dirección del partido lo expresaban así: «Necesitamos menos gallardos y más pollanes», en referencia al presidente de las Cortes de Castilla y León. Sin embargo, Gallardo no encajó bien la imagen trasladada sobre él desde la dirigencia de su formación, que considera «que se desata cuando hay un micro delante» y que puede ser «incontrolable» para concluir que se necesitan «otro tipo de perfiles». Dolido, el principal representante de Vox en esta Comunidad reclamaba una rectificación de alguien de su partido porque «lo contrario sería decepcionante y significativo para muchas personas que han confiado en nosotros».

Horas después, el 'calentón' del número dos de la Junta se rebajaba al escuchar cómo públicamente el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fuster, le echaba un capote al asegurar que en su partido apuestan por «más pollanes –en referencia a Carlos Pollán, presidente de las Cortes de Castilla y León– pero, siempre, más gallardos». Sin llegar a hacer una valoración posterior sobre las palabras pronunciadas desde Madrid, sí publicó algunos comentarios y titulares de prensa en los que se hacía eco del apoyo público obtenido, aunque ya en la información recogida por este periódico se reconocía desde la dirección de Vox el esfuerzo de Gallardo por moderar sus expresiones públicas en los últimos tiempos. En público, el exportavoz de Vox Iván Espinosa de los Monteros le respondió escueto: «Un abrazo, Juan». Por su parte, el actual portavoz nacional de Vox quiso zanjar el tema al apuntar que es un «vicepresidente de un Gobierno extraordinario en Castilla y León que está mejorando la vida de los residentes castellanos y de los leoneses».

A pesar de las declaraciones públicas del portavoz, que en buena lógica política salió en defensa pública de García-Gallardo, este periódico pudo testar el sentir en el partido que preside Santiago Abascal, así como en la Junta de Castilla y León. A nadie sorprende que haya desazón con un líder que es conocido por sus salidas de tono y que en muchas ocasiones se convierte en munición para que las posiciones de Vox se ridiculicen, lo que al final perjudica a Vox en su conjunto.

Más allá de la reelección de Abascal, la Asamblea extraordinaria de Vox del pasado 27 de enero supuso una reorganización profunda de la estructura orgánica del partido y de ahí han surgido nuevas estrategias, basadas en la certeza de que gestionan dinero público en cinco comunidades de España.