Abel Caballero apenas acusa el desgaste de 16 años de mandato y vuelve a arrasar en Vigo

En los comicios locales de 2019, el socialista se hizo con 20 de los 27 escaños posibles, a una distancia astronómica de los 4 que consiguió entonces el PP; los 2 de Marea y 1 del BNG. Cuatro años después, los electores vigueses han borrado del mapa a Podemos y su entorno -con el cabeza de lista 'yolandista' Rubén Pérez (Podemos-Marea)- que pierden sus dos ediles. De su caída se han beneficiado, especialmente, los nacionalistas, que suben hasta los tres concejales. Y el PP solo ha podido subir de cuatro a cinco.

Un alcalde eufórico ha comparecido ante la prensa tras confirmarse su quinta victoria electoral consecutiva. Y el socialista ha presumido de que «no hay un precedente en la historia democrática de España parecido a lo que acaba de suceder». Aunque luego ha matizado: «Solo uno, lo que hicimos nosotros hace cuatro años».

Antes de concluir su intervención con una sucesión de vivas a Vigo, Caballero ha insistido en que esta noche no ha ganado «ni el PSOE ni Abel Caballero», sino que «ha vuelto a ganar la ciudad».

Caballero, pese a las sucesivas polémicas en la ciudad más poblada de Galicia, sigue convenciendo los vigueses. Ni el 'caso Cuñada' le ha pasado factura, ni tampoco el autoritarismo del que le acusan vecinos de algunas parroquias, especialmente por el polémico vial de Beade.

El alcalde socialista sigue sacando rédito de su buscada confrontación victimista con la Xunta, en el que el presidente gallego, Alfonso Rueda, siempre ha intentado evitar. El relato del supuesto menosprecio del gobierno autonómico hacia al consistorio vigués, en manos socialista, parece cuajar entre su electorado.

Caballero ha hecho una campaña electoral personalísima, donde, como siempre, él era ha sido el único protagonista. Con las siglas del PSdeG-PSOE reducidas a la mínima expresión, el alcalde de la ciudad olívica ni se molestó en presentarse a debatir con los candidatos del resto de las fuerzas políticas.