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La sequía obliga a la Festa da Agua a mirar a sus orígenes

El Concello de Vilagarcía se decanta por una edición «más tradicional», en la que se renunciará a las mangueras de los camiones cisterna y donde los cubos serán los protagonistas, como antaño

La Festa da Auga en 2019, la última que se celebró antes del parón de la pandemia EFE
Jesús Hierro

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Para buena parte de los vilagarcianos es una catarsis. Saltos, bailes y vivas a San Roque y cánticos recriminatorios a los vecinos que, con cubos y mangueras, no dan abasto para satisfacer las exigencias de quienes con los brazos en alto reclaman agua, y más ... agua: «¡Aquí no llega, aquí no llega!». Una 'limpieza' —más de espíritu que de cuerpo— por la que los vilagarcianos esperan cada verano como 'agua de agosto'. Y más este, tras dos años sin 'purificarse' por la pandemia. Pese a la sequía, la Festa da Auga volverá a celebrarse —el próximo martes—, pero con algunas restricciones. La más notoria, la renuncia a los manguerazos de los camiones cisterna en el centro de la ciudad, habituales desde hace años pero que no formaban de la fiesta en sus orígenes, hace casi cuatro décadas.

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