Samuel no se pudo defender y murió a causa de «lesiones acumulativas»
El joven coruñés sufrió hasta tres paradas cardíacas tras el linchamiento, según declaró el forense del caso
Luciano Prado, abogado del caso Samuel Luiz: «Catherine estaba en el lugar equivocado y con la gente inoportuna»
Galicia
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Iniciar sesiónLa dimensión de la paliza mortal que le costó la vida en julio del 2021 al coruñés Samuel Luiz quedó de manifiesto este martes, durante el juicio por el asesinato del joven enfermero. En una extensa declaración, uno de los forenses que se encargó de ... realizarle la autopsia al cadáver evidenció la virulencia con la que el grupo atacante se ensañó con él. Los golpes recibidos, señaló, fueron múltiples, todos ellos compatibles con patadas y puñetazos propinados en el contexto de una agresión. Sobre la causa del fallecimiento, el doctor indicó que Samuel pereció a causa de «lesiones acumulativas», que se fueron sumando hasta provocarle la muerte. En concreto, la víctima murió después de sufrir hasta tres paradas cardíacas en el lugar de los hechos, donde cayó desplomado en la acera después de casi diez minutos de auténtica tortura. «En tres ocasiones se paró su corazón durante el traslado en ambulancia», precisó el sanitario llamado a declarar para explicar que ya en el propio hospital de la ciudad se le hizo la reanimación durante noventa minutos, pero sin éxito. «Lo pelearon mucho», puso en valor sobre la atención urgente que aquella madrugada se le prestó al joven.
Ante la mirada impasible de los cinco acusados por el asesinato de Samuel Luiz -solo algunos de ellos tomó notas para pasárselas a su abogado- el forense ofreció nuevos datos que añaden más dramatismo al caso. El más relevante, que la víctima no tuvo opción para defenderse. Sus nudillos, señala el informe médico, no presentaban lesiones, por lo que se infiere que el coruñés no lanzó ni un solo golpe. «No sé si tuvo opción, pero no parece que se haya defendido», recalcó a preguntas de la fiscal del caso, encargada de dirigir un interrogatorio en el que las defensas apenas participaron. El testigo también dio a conocer un detalle vital de cara a depurar responsabilidades sobre el papel que cada uno de los señalados jugó en la paliza. El cuerpo de la víctima, dijo, presentaba dos marcas en el cuello compatibles con la técnica del ‘mataleón’. Esta evidencia concuerda con al declaración de varios testigos que dijeron ver cómo Alejandro Freire, alias Llumba, rodeó el cuello de Samuel con el brazo por atrás para hacerlo caer al suelo.
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Las sesiones del plenario por el asesinato, que se extenderán hasta finales de este mes, prosiguieron este martes con la presentación de las periciales rematado el desfile de testigos. Los primeros en presentar sus informes fueron dos agentes de la Policía Nacional que analizaron los teléfonos de los acusados y las llamadas cruzadas que realizaron entre sí poco tiempo después de abandonar a Samuel inconsciente en la acera. En línea con testificales anteriores, uno de los efectivos confirmó un cambio de teléfono por parte de uno de los acusados, Alejandro Míguez, mientras que otro de los policías ratificó un flujo «importante» de llamadas entre los acusados en la madrugada del 3 de julio y también con posterioridad. «Eran numerosas», sentenció este agente para precisar que en el caso de Catherine Silva no llegó a realizar ninguna de las llamadas, pero sí las recibió. En la misma exposición, el efectivo apuntó búsquedas en periódicos locales «fuera de un horario habitual» el día de los hechos, en torno a las seis de la mañana. «Tienen zonas en común», expuso al ser cuestionado por la Fiscalía sobre la posible ubicación de los procesados esa noche en base a los móviles, aunque, a preguntas de la defensa de Alejandro Míguez, admitió que no se podía determinar el radio de acción de las antenas para poder concretar el lugar donde se encontraba la persona.
La sesión se retomará el miércoles con la participación de cuatro sanitarios más: dos facultativos del Instituto Nacional de Toxicología y dos forenses del Imelga. Los cinco acusados -Diego Montaña, Catherine Silva, Kaio Amaral, Alejandro Freire y Alejando Míguez- se enfrentan a penas de entre 22 y 27 años de prisión por asesinato con alevosía y ensañamiento. A Diego y Kati se les imputa también agravante de discriminación por la orientación sexual de la víctima; y a Kaio, el robo con violencia del móvil de Samuel.
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