Pontón sigue apelando al «entusiasmo» con un discurso que se repite
Dirigiéndose al electorado indeciso, se ha proclamado la alternativa «diferente» y «con las manos limpias» para gobernar
Elecciones gallegas, en directo
FERROL
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónPasan unos diez minutos del mediodía, la hora programada, y las butacas del Auditorio de Ferrol están por fin llenas. Suena 'Fábrica de Luz' del conjunto autóctono A banda da Loba. Entre aplausos, tras las intervenciones previas de sus compañeros, la candidata nacionalista a la ... Xunta, Ana Pontón, hace en su mitin una entrada que recuerda a la que daría un artista para dar arranque a un concierto. «¡Buenos días, Ferrol! ¿Cómo estamos? ¿Estamos bien?». El entusiasmo de su público se hace visible con una sonora afirmación colectiva y, en los minutos siguientes, con los sucesivos aplausos que no dejarán de romper durante su ponencia. Sin embargo, al poco de comenzar, queda claro que el fondo del discurso, más que brindar novedades, recupera lo dicho en los últimos actos del partido.
Perseverante, Pontón repite su mensaje de que «ningún voto que quiera el cambio puede quedar en casa» y señala la naturaleza «abierta» de estos comicios, en los que el BNG se esfuerza por promocionar la movilización que le podría granjear su ansiada mayoría. A continuación, la candidata vuelve a contraponer la «ilusión» que quiere insuflar en el electorado con una «campaña en B» del PP que, asegura, busca precisamente lo contrario: la desmoralización ante la posibilidad de un cambio de gobierno. «Queda una semana en la que podemos hacer historia», inspira a su audiencia, recordándole la «inmensa oportunidad» que tiene en sus «manos», mientras insiste en que el 18F es factible «conseguir que el rumbo de Galicia se mueva». En conjunto, la misma consigna que impregna su campaña: la necesidad de movilizarse para dar un volantazo en el gobierno, por un lado, y una dicotomía de alternativas, por el otro: o «lo de siempre» con el PP o «algo diferente» con el BNG. Llegados a este punto, poco menos que un mantra de la formación nacionalista.
La campaña de Pontón se apoya en esa «ilusión» a la que ella se refiere como piedra angular. Es consciente de que el éxito que pueda tener su incursión en las urnas el próximo domingo depende de la concentración del voto progresista y por eso sigue apelando, especialmente, al sector indeciso del electorado. Para ello, una de sus herramientas recurrentes está siendo la reivindicación del orgullo por lo propio y el ataque a los vínculos con el Gobierno estatal. «Estas elecciones no van de batallitas madrileñas o de crispación, de concebir las elecciones como un premio de consolación para Feijóo o una reválida para Sánchez. Van de los gallegos y las gallegas, de Galicia, de poner soluciones a los problemas del país. Llevamos 15 años de un gobierno que se convirtió en una rémora para Galicia y en parte del problema. Si queremos soluciones, tenemos que apostar por algo nuevo», tercia durante su discurso.
La candidata, a su propio ver, personifica precisamente ese deseo de aire fresco: «¿Cuántos presidentes hemos tenido en estos 43 años de autonomía? Seis: todos hombres y de fuerzas estatales. A la vista está que no pudieron situar a Galicia en el lugar que les corresponde. Ya va siendo hora de que tengamos una mujer presidenta del BNG, con las manos libres para defenderla», argumenta, entre ovaciones que claman «presidenta». Sacando pecho, continúa; «A mí nadie desde Madrid me va a poner límites. No me darán órdenes desde ningún consejo de administración. Solo me van a mandar los gallegos y gallegas. Sé bien quién soy, para qué estoy aquí y a quién me debo. Lo sé perfectamente», ratifica.
Es el preámbulo de una carga contra los populares que todo el auditorio ve venir. «El PP no quiere debates», arranca. «Intentó que la campaña pasase desapercibida, entre el Carnaval y las vacaciones de Navidad, para ver si los gallegos no se enteraban de que hay una en marcha». Los acusa «tan convencidos de lo que defienden que no van a los debates», o, dispara, quizás «no los dejan ir (...). El PP, con Feijóo, escondía sus siglas, pero con Rueda esconde a su candidato», afea, antes de cargar contra los «refuerzos» que despliega su formación: «Primero la caravana de Feijóo, después la de Rajoy y ahora de los presidentes autonómicos». Pero ha apostillado que, «aunque traigan a toda la armada y toda su artillería, el 18F van a saber lo que es perder unas elecciones». El domingo, Galicia saldrá de dudas sobre la precisión de su pronóstico.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete