ENTREVISTA A LA CONSELLEIRA DE MEDIO RURAL
María José Gómez: «Había planificación, pero esta no fue una ola de incendios cualquiera»
La titular de Medio Rural denuncia que solo en agosto se tuvo que responder a más de 670 fuegos: «Hablar de terrorismo incendiario no es una cuestión de ideología política»
El 70% de los incendios del peor agosto de Galicia fueron intencionados
SANTIAGO
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Iniciar sesiónLa conselleira de Medio Rural ya sabe lo que es un 'agosto negro'. María José Gómez (Guntín, 1976) ha vivido en primera persona la mayor crisis incendiaria de la historia reciente de Galicia. Tras apagar el fuego llega el momento de la rendición de cuentas: ... había equipos y un dispositivo preparado, insiste, pero estos incendios estaban fuera de cualquier control posible.
—¿Tiene ya un cálculo final de cuánto ha ardido en Orense esta verano?
—Nuestros técnicos dan el dato de 112.000 hectáreas. Hay alguna diferencia con lo que da el sistema Copernicus, que pueden deberse a que en determinados momentos mide sobre lo caliente, sobre el humo que hay. Esas 112.000 hectáreas hay que matizar que son de terreno forestal. Es la medición que se viene haciendo siempre.
—Con menos superficie ardida en 2006, el PP pidió el cese del consellerio de Medio Rural de entonces.
—A mí también me han pedido el cese en el Parlamento.
—La pregunta del millón. ¿Por qué ha ardido así Orense este agosto?
—Confluyeron tres factores: vientos de más de 30 km/hora, temperaturas de más de 30º de manera continuada y menos de 30% de humedad. Tuvimos un junio muy cálido, un julio en el que solo llovió un día y un agosto en el que no ha llovido absolutamente nada. Previamente, todo el invierno llovió muchísimo justo hasta junio. Desde septiembre habíamos tenido un tiempo muy húmedo y aquí la vegetación crece a una velocidad brutal. Todo eso ha hecho que temperaturas de más de 40º continuadas en Orense provocasen lo que tuvimos que ver en agosto. Eso, sumado a la altísima actividad incendiaria que hubo en ese mes. 673 incendios solo en agosto por toda Galicia.
—Si se sabía que invierno y primavera fueron muy húmedos y venía un verano seco, ¿falló la planificación?
—Tenemos un equipo de profesionales dimensionado y formado para actuar en la extinción de incendios en condiciones normales. Estas no han sido condiciones normales y no solo es que lo diga yo, lo dicen los técnicos, lo dicen los investigadores. Y ha habido planificación, por supuesto que sí. El dispositivo está preparado. En Galicia hay muchos incendios y tenemos un equipo bien formado. Apostamos muchísimo por la formación. En este bienio 25-26 tenemos un presupuesto de 1,8 millones de euros solo para cursos de formación para todas las categorías del servicio. Y apostamos no solo por la formación, sino por la última tecnología en vigilancia, en motobombas, con renovación del parque móvil periódicamente... Hay planificación, por supuesto que sí, pero esto no ha sido una ola de incendios cualquiera.
—¿Hay un dispositivo posible para incendios de esta violencia, como los vistos en agosto?
—La fuerza de la naturaleza –y lo hemos visto en otros episodios como la dana de Valencia– va a estar siempre por encima de la fuerza del ser humano. Yo creo que tenemos un dispositivo dimensionado y, junto con los demás organismos que colaboran en la extinción de incendios en verano en Galicia, a lo largo de los años ha dado excelentes resultados. A mí me duele un poco que el año pasado ardieran 2.600 hectáreas y nadie alabase la labor de los equipos de extinción. Oigan, en 2024 tuvimos 244 incendios en el mismo periodo que este año tuvimos 673. Conseguir llegar a 673 incendios, a una media de 35 incendios por día, es un éxito. Me duele que se ponga el foco en diez grandes incendios que sucedieron en la provincia de Orense, que se iniciaron y luego fueron avanzando, consideramos que con cierta intencionalidad en alguno de los puntos, pero no se ponga en esos otros 660 incendios que sí se apagaron y que no desembocaron en un gran incendio forestal. Es decir, ¿funciona el dispositivo? Por supuesto que sí.
—¿Qué se habría podido haber hecho mejor en esta crisis?
—De los errores también se aprende. Yo no soy quien para juzgar eso. Lo juzgarán los técnicos. Y analizando lo que ha pasado, se llegará a conclusiones. No es el momento todavía de hacer esas valoraciones. Estamos todavía en un periodo de alto riesgo. Y una vez pase esto, ellos analizan siempre la evolución de la extinción de todos los incendios.
—¿Está satisfecha con la respuesta dada por el Estado en esta crisis incendiaria?
—Quiero agradecer la colaboración del Ejército, en especial de la UME, que siempre acude con agilidad. ¿Se puede mejorar para el futuro la agilidad para que la UME pueda acudir antes a Galicia cuando se la requiera? Yo creo que sí, y así lo ha pedido el presidente Rueda. Es necesario que la UME tenga una base en Galicia, dada la actividad incendiaria que tenemos aquí, la dispersión de población y lo rápido que se puede tener que decretar un nivel 2 por la cercanía del fuego a los núcleos de población. ¿Dónde? En Toén hemos desarrollado un centro donde se hace la formación para todos nuestros equipos y sería el sitio idóneo. En cuanto a los medios solicitados, se ha criticado que si eran muchos, pocos... Fueron el 112, la subdelegación del Gobierno, la Guardia Civil o la Policía Autonómica quienes decidieron cuáles se podían pedir o eran necesarios. En una situación tan compleja como la que vivimos, se puede ser más proactivo. Hay veces que no es necesario pedir. Una vez ofreces, pues manda. Todo tiene sus procedimientos y entiendo que no ha llegado todo lo que pedimos porque ellos mismos manifestaron que no había disponibilidad.
—Hay ciudadanos que han perdido sus casas, sus explotaciones. ¿Cómo se les rebate la sensación de abandono que puedan tener?
—En Galicia, en esta ola de incendios tan brutal y mientras distribuíamos medios para intentar llegar a todos y cada uno de los núcleos –que a alguno no se dio llegado– estábamos diseñando las ayudas de manera que fuesen lo más ágiles posible. El domingo 17 ya teníamos organizados camiones con forraje para llevar a los ganaderos y que alimentasen a los animales que pastan en extensivo en esas zonas. No fue nada fácil organizar esa distribución en pleno puente de agosto. También pusimos a disposición el banco de tierras para que los apicultores pudiesen trasladar las colmenas. Eso es intentar mitigar, desde lo que la administración puede, los efectos de incendios como el de Larouco, que estaban fuera de la capacidad de cualquier persona.
—Que el clima está cambiando es una evidencia científica. ¿Tenemos que acostumbrarnos a la amenaza de este tipo de incendios cada verano?
—Debemos tener claro que pueden venir, como sucedió este año. Toda la sociedad, y no solo la administración, debe concienciarse de que debemos poner todo lo posible para minimizar los daños de una situación como la vivida este verano.
—¿La solución es un Pacto de Estado por la Emergencia Climática, como ha propuesto el Gobierno?
—Si fuese tan fácil como firmar un acuerdo... ¿Pero eso qué conlleva? No nos lo han explicado. ¿Implica un presupuesto adicional para implementar en el medio rural? Me parece muy bien hacer anuncios de titulares, pero es que no sabemos más.
—¿Se llegó a plantear la solicitud del nivel 3 de emergencias?
—Hubo una corriente que proponía solicitarlo. Pero es que el nivel 3 en ningún momento conllevaba más medios, simplemente un cambio en la dirección. Esto lo dijo el delegado del Gobierno. Y yo creo que en la dirección estaba quien tenía que estar, quien sabe de extinguir incendios, quien tiene experiencia en el territorio y en la gestión. El ministro Marlaska, cuando visitó Galicia, también declaró que la gestión de la extinción en los incendios estaba siendo la correcta y la adecuada. La Xunta no se lo planteó en ningún momento.
—¿A qué se refería Yolanda Díaz cuando pedía que no se dejara la extinción de incendios en manos de empresas privadas?
—Eso me gustaría saberlo a mí también, porque en Galicia no pasa. Si de repente quieres aparecer en una situación crítica como la que estábamos, mientras estás de vacaciones en Galicia y sales en la prensa con un titular de ese tipo, lo único que dejó en evidencia fue el desconocimiento de las condiciones laborales que aquí tiene el personal de extinción de incendios. La inmensa mayoría son funcionarios. Una pequeña parte son laborales. De los 3.000 efectivos, dos tercios trabajan todo el año, son funcionarios de la Xunta; y el otro tercio trabaja ocho meses este año, que serán nueve en 2026. Yo creo que hablaba de otros lugares, no de Galicia, desde luego.
—Después de lo vivido, ¿se puede plantear que estos brigadistas puedan pasar de nueve a doce meses a trabajar el conjunto del año?
—Esas son cuestiones que, como siempre hemos hecho desde aquí, negociaremos con los representantes sindicales en su momento, como lo estamos haciendo con otras categorías, porque no solo se trata de bomberos forestales.
—¿Estos fuegos van a suponer un punto de inflexión en la manera de entender el mundo rural?
—No lo sé. En las zonas que se vieron afectadas desde luego se dieron cuenta de la importancia de tener hechas esas franjas de seguridad alrededor de los pueblos. De tener limpias las fincas más próximas a las aldeas, no solo de árboles sino de maleza. Espero que esa toma de conciencia llegue no solo a las zonas que se han visto más afectadas sino a toda Galicia. Es cierto que hay zonas donde hay una despoblación muy grande y es difícil mantener esa actividad agraria, pero los propietarios tienen que darse cuenta de que es fundamental tener esas franjas de seguridad, esos perímetros alrededor de las aldeas limpios.
—¿Deriva de aquí el anuncio hecho por el presidente en el debate parlamentario respecto a las franjas secundarias?
—La obligación de limpiar esos terrenos es de cada propietario, esté trabajado o no. Si está en actividad no hay ningún problema. ¿Subsidiariamente quién tiene la competencia para hacer limpiar esas parcelas? Los alcaldes. ¿Qué pasa? Pues que se ven desbordados. En algunos casos es difícil encontrar a los propietarios, en otros casos es difícil que la gente limpie. Desde ya hace años tenemos un convenio entre la Fegamp y la Xunta por el que ayudamos a los ayuntamientos a hacer las comunicaciones a esos propietarios, a notificarles que tienen que limpiar. En aquellos concellos donde ha habido mayor actividad incendiaria se localizan parroquias, que llamamos priorizadas. En ellas, la empresa pública Seaga actúa para limpiar esas fincas donde los propietarios no lo ejecutan, con un coste de 420 euros, muy inferior al real de esas actuaciones. El presidente anunció que a esos concellos más pequeños íbamos a incrementar ese apoyo a la hora de llevar a cabo esta tarea, que no es fácil. En eso estamos.
— ¿Qué le parece que Óscar Puente diga estar planteándose demandar a Galicia por las pérdidas ocasionadas por los incendios a las conexiones ferroviarias?
—Bastante surrealista, la verdad. Estamos demasiado acostumbrados a las algaradas de un ministro que sólo busca confrontación política. Mire, según las investigaciones, uno de los incendios de agosto fue provocado a raíz de las chispas de un tren de mercancías en Seixalbo, en la entrada de Orense. Un incendio que fue muy complejo y que obligó a concentrar muchos medios porque en esa zona hay muchísima población y el polígono de San Cibrao das Viñas está muy próximo. Le pido al señor Puente responsabilidad en sus palabras y en su trabajo. Debería estar más preocupado por arreglar los problemas y deficiencias del servicio ferroviario en Galicia que por hacer ese tipo de declaraciones, que son una ofensa para los gallegos.
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—¿Qué vamos a aprender de esta crisis incendiaria?
—La lucha contra el fuego es una cosa de todos, desde la sociedad a la política. Y creo que es algo en lo que deberíamos encontrar un consenso. La situación política actual, tanto a nivel nacional como a nivel autonómico, está bastante crispada, pero esas diferencias en un tema como es la lucha contra los incendios no caben diferencias políticas, sino arrimar el hombro. Galicia es verde, siempre ha sido verde y tenemos que hacer todo lo posible, todos, para que siga siendo verde. No es una cuestión de especies, no es una cuestión de ideología política. Se me ha acusado en el Parlamento de hablar de terrorismo incendiario, cuando en 2006 se dieron esas mismas explicaciones por parte del bipartito que gobernaba. Si en aquel momento ustedes vieron la intencionalidad y ahora nosotros estamos viendo la intencionalidad, no lo niegue. 673 incendios no salen de la nada. Hay cosas en las que no puede haber un debate, y es que ha habido intencionalidad.
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