El garabato del torreón
Navidades sin Navidad
Cuando el poder cae en manos de la estulticia y la ineptitud pasan estas cosas
El sometimiento borreguil de la práctica totalidad de los concellos gallegos a las recetas que prescriben, por una parte, los mandarines del Dogma Democrático (sintagma de cuya oscuridad conceptual y utilitaria escribió don Manuel Azaña páginas gloriosas) y, por otra, los palurdos de la corrección ... política ha logrado que, en las ornamentaciones navideñas a cargo municipal, haya desaparecido toda alusión religiosa y cualquier referencia al verdadero significado de la Navidad.
So pretexto de la laicidad del Estado y con la excusa de que no hay que herir las creencias y sensibilidades de cuantos musulmanes, budistas, cuáqueros o adventistas del Séptimo Día conviven con nosotros, la mayoría de los concellos gallegos han suprimido de la ornamentación navideña (por otra parte, casi siempre pedestre cuando no superlativamente cateta, como sucede en Vigo) cualquier detalle que aluda, siquiera indirectamente, al verdadero sentido de estas fiestas, que no es otro que el de conmemorar el punto de partida del más importante movimiento liberador que ha conocido el género humano.
Los mequetrefes y las pazguatas que hoy mangonean las tesorerías municipales piensan que la Navidad es cosa de curas, sin percatarse de que su alcance no solo trasciende la mostrenca cota clerical sino que, en lo que tiene de compromiso con el prójimo, opta frecuentemente por la trinchera de enfrente.
¿Habrá leído alguna vez esta tropa a Karl Barth o a Küng o a Gamo o a Tamayo? ¿Alguna vez oyeron hablar estos energúmenos de la mutua colaboración entre Comisiones Obreras y Cristianos por el Socialismo? ¿Les sonará el jesuita García Salve?
La única certeza es que, al menos en Galicia, la Navidad consiste en consumir sin ton ni son, beber demasiado, situar a Abel Caballero en el cajón más alto del podio de los alcaldes gallegos y, sobre todo, en evitar cualquier referencia… a la Navidad. Cuando el poder cae en manos de la estulticia y la ineptitud pasan estas cosas.