El Garabto del torreón
Genios, genias, genies
Yolanda Díaz anda preocupada por el paro, no por la inflación (...) sino porque los ricos superlativos preparan su traslado a Ganímedes
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Iniciar sesiónA la vicepresidenta en funciones, doña Yolanda Díaz, «se la demudó la color», por decirlo con expresión de un viejo romance. Anda la mujer mohína y preocupada, no por el paro, ni por la inflación, ni por la violencia machista, ni por las okupaciones, ni ... por las familias que no llegan a fin de mes, ni siquiera por el tinte capilar. Es otro bien distinto el motivo de sus desvelos. Helo aquí: los ricos superlativos preparan su traslado a Ganímedes. Por lo visto, en el macrosatélite de Júpiter se venden parcelas de suelo urbanizable, aptas para la construcción de refugios antiatómicos. Los ricos superlativos han empezado a edificar en ellas lujosos chalés con piscina, invernadero, aseos con bañeras hidromasaje, garaje para cinco coches y hermosas vistas al sistema solar. Yo no soy un Alfonso Guerra cualquiera. Yo a la señora Díaz me la tomo muy en serio. Y si ella dice que a mediados del mes que viene van a aparecer los ángeles tocando las siete trompetas del Apocalipsis, yo lo creo.
La señora Díaz, especialista en disolver formaciones políticas, es de nación ferrolana, como el astrónomo y jesuita Carreira Vérez, asesor de la NASA. Creo recordar que el sabio jesuita era hijo de Engracia Vérez, poeta adscrita a la escuela villalbesa, suponiendo que exista tal escuela. Pero a lo que íbamos es que quizá del paisanaje con Carreira Vérez procedan los conocimientos de la señora Díaz en materia galáctica. Ya saben: también la sabiduría se transmite en razón de paisanaje.
Ferrol, se ha dicho, da gente muy peculiar: Franco, Canalejas, don Benito Vicetto, don Camilo, Torrente, Carballo… Y también aquél Pimborete, cazador de gatos; o Pacharita, que vino a morir a tierras luguesas de Láncara; o, ya que estamos, la señora Díaz, vicepresidenta felizmente reinante.
De toda esta «xente na brétema» quien sabe mucho es Siro, el gran maestro en el difícil arte del retrato, tanto a lápiz como a pluma. He de preguntarle.
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