Efectos y tiros por la culata

En la capital de esta mi provincia se reveló Sánchez en carne mortal. Como en convocatoria pentecostal, acudieron nativos, residentes y allegados, como Pepe Blanco y el alcalde Vigo, una baza segura para el bullicio y el selfin. Dijeron las crónicas que fue el mitin de toda la campaña con más abarrote de incondicionales.

Todo se fiaba a los metros finales y a lo que se dio en tildar de «efecto Besteiro», así bautizado por el resurrexit de un expresidente de Diputación maltratado (o perseguido) por una jueza. Iban a por el segundo diputado, es decir, a repetir el gran éxito del 2019. Y si podían llevárselo ellos, que se lo llevara el BNG, que es socio indefectible en la Carrera de San Jerónimo. Pero hete aquí que ese anhelado segundo diputado socialista no saltó al Bloque sino que se convirtió en el tercero del PP, como consecuencia inapelable de la aplicación del sistema D'Hondt.

Resumiendo: con los números delante, provincia por provincia y concello por concello, parece que lo que de verdad funcionó no fue el «efecto Besteiro», sino el «efecto Candia».

Ahora, a la vista del gatillazo, queda por saber si, de cara a las ya cercanas autonómicas, el PSdeG seguirá apostando por el «efecto Besteiro» o pondrá en marcha un casting en busca de aspirante. O sea, como en Operación Triunfo. El problema es que el tiempo se echa encima.