Una educación de asco
Porque la mierda tiene, cuando menos, la utilidad de servir como abono
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Iniciar sesiónIba a titular esta columna 'Una educación de mierda', pero la mierda tiene, cuando menos, la utilidad de servir como abono. El asco, por el contrario, es una sensación estéril. Vayamos a un par de ejemplos.
En un instituto de Santander cuatro alumnos pueridelincuentes golpearon, ... vejaron y -cómo no- grabaron a un compañero en silla de ruedas a causa de su parálisis cerebral. Los agresores (no presuntos: ellos mismos colgaron su fechoría en la red), futura carne de trena si sus familias y la sociedad no lo remedian, han sido castigados con cinco días de expulsión de las aulas. Y a otra cosa, mariposa.
No hay que ir hasta Cantabria ni limitarse a los centros de titularidad pública. En todas partes cuecen habas. Y en los colegios privados, a calderadas. En ellos, la lenidad con la pueridelincuencia es también norma de la casa. E incluso, con mayor clemencia, porque en la enseñanza pública hay alumnos, sí, pero en la enseñanza privada los alumnos son, además, clientes que apoquinan. Los chicos (y las chicas, añadiría cualquier profesor palurdo y acoquinado) reciben absoluciones y aprobados, aunque rebuznen más que un munícipe; los padres de las criaturas pagan y hay que tenerlos contentos. Es decir, se publicita la mercancía con todo ese rollito pedantuelo de «proxecto innovador e diferenciado», «atención personalizada» y «proxectos solidarios», pero aquí lo que cuenta es el recibo mensual, la caja registradora, la pasta gansa, en definitiva.
El otro día, en Lugo, en un colegio pretencioso y modernito, tres compañeros de aula agredieron a una niña de nueve años. Nueve años, ni uno más. Solución del caso: el colegio expulsa a la agredida. Alega por escrito (con deplorable redacción, por cierto), que el incidente «está a afectar significativamente á convivencia na aula e ao benestar emocional» de la alumna y condiscípulos. Los tres agresores allí siguen tan campantes. Tres recibos a la buchaca. Lo dicho: está en juego el arqueo de fin de año. Y a la niña que la zurzan. Ya se le pasará.
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