ANÁLISIS
¿Galicia entera rechaza una pastera? Pues igual no
Lo del BNG con recordar el 'Prestige' empieza a ser obsesión. ¿Acaso lo necesita? ¿Es necesidad o deseo?
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Iniciar sesiónLos organizadores de la movilización del pasado domingo en Santiago de Compostela en rechazo del proyecto de Altri en Palas de Rei sabían de antemano que lograrían un notable éxito de participación, y que conseguirían fraguar el relato de que una amplia mayoría de ... ciudadanos respaldan sus pretensiones. No había que ser demasiado listo. Cuando ayuntamientos, partidos políticos, sindicatos y organizaciones afines pagan de su bolsillo autobuses para llevar gente al Obradoiro lo usual es que su tropa responda al toque de corneta. Recordemos que BNG y PSOE obtuvieron 680.000 votos en febrero, así que no era tan improbable que 40.000 personas -por comprar el recuento de la policía local compostelana- quisieran formar parte de estas maniobras orquestadas de protesta.
Incluso aparcando una visión desconfiada de la movilización, aceptando que una buena parte de los participantes pudiera haber acudido de buena fe y por una convicción objetiva de que el proyecto industrial de Altri tiene más perjuicios que beneficios, el relato que hace la oposición de la protesta es interesado. La estrategia busca la polarización social mediante el empleo de un discurso emotivo: Altri es una celulosa -recuerden cuán mala es Ence-, es un atentado ambiental y corre peligro incluso el marisco de Arousa. Los datos se retuercen para que solo sea admisible una reacción: el rechazo abierto a un ataque a las esencias de Galicia. No hay grises: o se está con la industria depredadora y la Xunta del PP que se debe a las empresas; o se está con la dignidad del pueblo que rechaza ser desposeído. Retórica en blanco y negro.
Le faltó tiempo al BNG para volver a agitar su fantasma favorito: el 'Prestige'. Ana Pontón tardó poco en comparar la manifestación del domingo con la convocada por Nunca Máis en diciembre de 2002 contra la gestión de la catástrofe del petrolero. ¿Se parece en algo una cosa u otra? No, en absoluto. Pero al BNG eso le da igual, solo pretende generar un clima, una atmósfera de rechazo al PP semejante a la de las postrimerías del fraguismo para obtener un rédito político y electoral. Se está fabricando un contexto que le sea favorable aunque se parta de premisas falsas. ¿Qué gestión se censura con Altri? ¿Que se esté sometiendo al procedimiento administrativo de evaluación de impacto ambiental? ¿Que no se haya prevaricado al denegársele ese análisis del proyecto? ¿Qué decisión política arbitraria se ha adoptado que merezca censura?
Es la segunda vez en lo que va de año que el BNG saca el 'Prestige' del baúl de los recuerdos. Lo hizo en enero, con el fracasado escándalo de los pélets, esos que iban a causar una catástrofe ambiental nunca antes vista en las costas gallegas y el sector pesquero -que acabó indignado con nacionalistas y socialistas por dañar su imagen con mentiras- pero solo acabó provocando sonrojo y vergüenza ajena por los comportamientos de algunos líderes políticos. Ya es obsesión. ¿Acaso el BNG necesita un 'Prestige'? ¿Es necesidad o deseo?
El proyecto de Altri podrá ser bueno, malo o regular. Pero tendrá que adaptarse sí o sí no ya a la normativa ambiental gallega, sino al contexto estatal y europeo, sobre todo si aspira a que se le concedan fondos públicos para su instalación en Palas de Rei. E incluso cuando la Xunta dictamine la legalidad o no del proyecto, sus críticos podrán recurrir a los tribunales si consideran que esa decisión no se ajusta a la ley. Más garantías son difícilmente posibles, sobre todo con la sensibilidad que el TSXG ha mostrado con cuestiones ambientales en los últimos tiempos. Basta ver el parón eólico.
Altri no es un proyecto de generación espontánea, sino que se habla de él hace meses. Antes incluso de la campaña. Curiosamente, en febrero se habló poco de él, quizás porque no interesaba. Sus principales magnitudes ya eran conocidas y habían sido incluso debatidas en el Parlamento. Pero tras las elecciones algo cambió, y la oposición encontró más rédito en negar la mayor y situarse detrás de la pancarta. «Galicia entera rechaza esta pastera», se gritaba el domingo en el Obradoiro. ¿Seguro?
Ese mismo día, casi por ensalmo, una encuesta de Sondaxe daba al PP la reválida de sus 40 diputados y su actual mayoría absoluta. Así que igual no es «Galicia entera» y hay una mayoría social que resiste a ser manipulada emocionalmente, que no ve con malos ojos un proyecto industrial de mil millones de euros, que ansía que le paguen más por sus eucaliptos y que sus hijos tengan un futuro en la Galicia interior. Igual, eh.
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