análisis
Besteiro, Candia y el juego de quién imputa a quién
Que la candidata del PP en Lugo tenga más culpa en lo sucedido que Pilar de Lara no hay papel que lo sostenga
Sánchez rehabilita a Besteiro y le devuelve sus opciones a la Xunta
Besteiro, el jueves en un acto del Colexio de Xornalistas
El aterrizaje de José Ramón Gómez Besteiro en la política gallega tras su designación como delegado del Gobierno de España está siendo bastante suave, casi al ralentí, seguramente con un pulso creciente que veremos ir ganando intensidad en las próximas semanas y meses. No se ... puede pasar de cero a cien en dos días, aunque el exlíder socialista nunca estuvo realmente en el cero. En ningún momento perdió su 'auctoritas' interna, ni siquiera durante el rimbombante mandato de Gonzalo Caballero. Su discreto segundo plano fue harto influyente, aunque nunca se le escuchara y apenas se le viera.
Sin embargo, desde su regreso estamos asistiendo a la difusión de un relato que, honestamente, causa bastante perplejidad: la imputación de responsabilidades por el calvario judicial sufrido por Besteiro durante los últimos siete años. Con un desparpajo asombroso, el PSdeG está entonando a una voz que la culpable es Elena Candia, la aspirante del PP a la alcaldía de Lugo –y a la Diputación, si se tercia– porque durante su efímera etapa en el ente provincial hizo llegar a la Fiscalía un anónimo que les pasaron por debajo de la puerta, y que señalaba supuestas irregularidades en la etapa de Besteiro.
Si este argumento es tan palmario y tan evidente, ¿qué intenciones mueven al PSdeG a fabricar este interesado ruido mediático? La pregunta se responde con otra. ¿Si Elena Candia no estuviera a un concejal de la mayoría absoluta en la ciudad de Lugo estaríamos dándole vueltas a la cuestión del calvario de Besteiro? Por el humo se sabe dónde está el fuego, como canta la zarzuela. Y esta humareda sale de la Plaza del Concello lucense, donde hay una preocupación lógica, a la vista de lo que vaticinan las últimas encuestas.
Disparan al enemigo, a ver si renta electoralmente. Pero si tanta culpa tuviera Candia, cabría preguntarse por qué el PSdeG no se ha acordado de ella hasta que el 'vía crucis' judicial de Besteiro entró en el tiempo de descuento y los sondeos no empezaron a pintar bastos en Lugo.
El propio Besteiro se refirió a esta cuestión con elegancia el pasado jueves, esquivando señalar a culpables y limitándose a un «yo no lo habría hecho». Debiera ser una línea a seguir para el resto del partido, ese que vuelve a mirar para él como un referente llamado a futuros retos, rehabilitado por Pedro Sánchez para cualquier aventura en la primera línea política.
Quizás sea este el momento para preguntarse si ese mismo PSOE que tanto gusta de juicios sumarios no tuvo en su día una vía para escapar del cedazo de Pilar de Lara, sin que eso implicara en modo alguno la búsqueda de la impunidad. Baste recordar que Besteiro estuvo a una votación de convertirse en senador por designación autonómica. De haber llegado a la Cámara Alta –y habría llegado, toda vez que el PSdeG tenía esa plaza garantizada por sus resultados electorales–, su situación procesal habría sido asumida por el Tribunal Supremo.
Insisto: el aforamiento no supone impunidad, ni entonces ni ahora. Pero ha quedado demostrado que el 95% de los imputados por Pilar de Lara están saliendo limpios de polvo y paja tan pronto sus causas han ido recayendo en la jurisdicción de otro tribunal. Besteiro habría sido uno más, y en vez de años de oprobio habría transitado –como mucho– por unos pocos meses de presión mediática, y a otra cosa. El fin habría justificado los medios, a la vista de que siete años más tarde ha quedado probada no ya su inocencia, sino que la investigación judicial fue una enorme farsa.
Esto no es sino un ejercicio de política ficción. A posteriori todos los análisis son siempre acertados y eligen los mejores argumentos. Pero, al mismo tiempo, dejan un reguero de hechos probados que tienen difícil enmienda. Que Elena Candia sea más responsable de todo lo sucedido en Lugo que Pilar de Lara no hay papel que lo sostenga. Y el PSdeG lo sabe.
Besteiro ha vuelto. Ahora, que cada uno juegue sus cartas, sin trampas.