La desaparición de un vecino de Teo, municipio limítrofe con la capital gallega, mantiene a toda el área de Compostela en alerta. El hombre es Óscar García Lema, de 62 años, que falta de su casa desde que el pasado miércoles a mediodía salió sin móvil, dinero ni gafas ... . Su entorno cree que se acercó a la finca anexa a la urbanización en la que viven, en Os Verxeles, a ver los caballos y que en ese tránsito alguien lo atacó y se lo llevó. La Guardia Civil de Milladoiro, a cargo de la investigación, no descarta la marcha voluntaria aunque mantiene los rastreos en la zona, incluso ampliando el radio de acción. La difusión de la imagen de Óscar, muy conocido por ser el gerente del Instituto Campus Stellae, también dio pie a algunas llamadas que lo localizaban en distintos puntos de la geografía gallega, una de ellas en Viveiro, aunque esta pista no ha podido ser confirmada, según fuentes del caso indicaron a ABC.
Conmocionados por lo sucedido, la familia del desaparecido con su esposa al frente han iniciado una campaña en redes para solicitar la colaboración de los habitantes de la zona. Mantiene que la marcha no ha sido voluntaria y que «las horas pasan rápido y eso va en contra de Óscar y de encontrarlo«. »Esto es una llamada de urgencia, un desesperado llamamiento para que todos con sus medios, por favor, hagan en su zona una buena barrida a los pasos pequeños, caminos, zanjas, pozos, desde Teo hasta Santiago«, indicó su pareja en un mensaje publicado en Internet.
«Lo vital es difundir su imagen y que la gente organice batidas, porque tienen que fijarse en pistas de montes, zonas verdes amplias donde puede haber entrado un vehículo, porque yo entiendo que pueden haber depositado ahí a Óscar, vivo pero lesionado. Hay que buscar zonas de tierra fresca, hojarasca... alguien se lo pudo llevar desde la finca porque hay mucha zona de pista, monte...« detalla su esposa en un vídeo lanzado este viernes.
Las primeras pesquisas descartan movimientos en la cuenta bancaria habitual del desaparecido, que se dejó las llaves del coche encima del retrovisor. Había quedado a comer con su familia en el centro de la capital gallega, pero nunca llegó. Un vecino lo vio salir de casa, vestido con ropa de calle. Ahí se pierde su pista, entorno a las 3 de la tarde del miércoles. «Es como si se hubiera desvanecido» lamentó su hija.
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