Formoso revalida el cargo al frente de la Diputación y fija la demografía como reto provincial

«No queremos colegios sin niños, silencio en las calles, fábricas sin máquinas ni aldeas sin gente», destacó Formoso en su intervención tras asumir el cargo, «al contrario, queremos ver abrir escuelas infantiles y comedores escolares, escuchar gritos y risas en los parques, empresas que levanten la persiana cada mañana». «Lo que queremos es pueblos con gente, concellos con vida», resumió.

Formoso admitió que «La Coruña no escapa a la realidad» de una Galicia «en la que mueren más de los que nacen y se van más de los que vuelven». «Aunque representamos el 41,6% de población de nuestra comunidad, en los últimos años el número de muertes duplica al número de nacimientos, y al mismo tiempo 38.500 coruñeses abandonaron nuestra provincia». Según sus datos, «tenemos 1.342 aldeas vacías, uno de cada tres núcleos de nuestra provincia tienen cinco o menos habitantes», una situación «que no nos podemos permitir» y «no lo podemos aceptar».

Para ello, avanzó, la Diputación reforzará la Agenda Rural Provincial «y vamos a invertir como nunca en servicios de bienestar social y conciliación que fijen población, que fomenten la natalidad y que atraigan nuevos vecinos a nuestros concellos». Tendió igualmente la mano a la colaboración con el resto de administraciones –el Gobierno y la Xunta– para «sumar esfuerzos, siempre con la máxima lealtad y generosidad pero sin renuncias a la defensa de los intereses de esta tierra». «Quiero que esta diputación, sencillamente, sea palanca y no carga, puente y no muro, para conquistar el mejor futuro», proclamó.

Las otras dos líneas maestras del mandato serán, según indicó Formoso, «la creación de empleo, dinamización económica y cuidado y apoyo al talento» y la «apuesta por la igualdad y la protección social de los mayores y de los más vulnerables». En su discurso recordó algunas líneas de actuación de estos años, como el Plan de Obras y Servicios (POS) o el Plan de Empleo Local (PEL), así como el servicio de Teleasistencia o el programa de residencias comarcales, «en el que nos gustaría que colaborara la Xunta».

En un discurso de marcado perfil institucional, el también secretario general del PSdeG reivindicó «la mejor política, la que respeta al contrincante político, la que busca aplicar su ideario sin menospreciar a la del resto» en contraposición «a la confrontación, los vetos y las posiciones dogmáticas». Pero en sus palabras hubo también mensajes para quien quiera escuchar y leer entre líneas, como el recordatorio de que «hoy la provincia de La Coruña es el motor económico y social de nuestra comunidad», con «más de 94.000 empresas, el 41,5% del total de Galicia, el 54% de las empresas cotizadas» de la Comunidad «y somos la décima provincia de España por PIB». El dardo, sin destinatario aparente, relativiza discursos localistas habituales en el entorno de Vigo.

Su compromiso estos cuatro años será «asegurarnos que el millón de coruñeses que habitan la tierra de Pondal están más cerca de dejar atrás sus preocupaciones y más cerca de alcanzar sus sueños», procurando «una provincia más plural, más social, con más derechos y más servicios». «Nunca dejaremos de defender al más débil, ni permitiremos que se ponga en duda la lucha contra la violencia de género, ni las conquistas de derechos en el ámbito LGTBI», fue lo más incisivo de su intervención, mensaje para determinados discursos alentados por Vox.

González Formoso será el primer presidente del ente provincial que asuma un tercer mandato consecutivo, «y esto añade un inmenso sentimiento de gratitud y, sobre todo, de responsabilidad: la de seguir construyendo una provincia de la que nos sintamos orgullosos». El presidente salió elegido con los 17 votos de PSOE, BNG y Alternativa dos Veciños, por los 14 que obtuvo el candidato popular, Evaristo Ben.