Feijóo carga contra un «Gobierno fallido» que elude su responsabilidad

Desde la Carballeira de San Xusto, en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra), como marca la tradición, y con la presencia de algunos primeros espadas de su partido, como el presidente andaluz, Juanma Moreno, Feijóo quiso lanzar un mensaje de esperanza a los alrededor de 2.000 simpatizantes que lo escuchaban, a pesar de la lluvia, en el inicio de un curso político que será «más largo o más corto» pero, sin duda, «determinante», con un presidente del Gobierno «en los minutos de descuento» al que «le resbalan» los problemas de la gente. Según la impresión del líder popular, las cosas pintan aún peor ahora para Sánchez que cuando empezó el verano porque, mientras las llamas avanzaban, se ha demostrado más preocupado por el «relato» que por «los montes y los bosques de España».

Se refería, así, Feijóo, al pacto de Estado frente a la emergencia climática que Sánchez presenta como mejor respuesta a los incendios. El líder popular le ha reprochado al presidente que vuelva a echar mano de esta iniciativa que ya había prometido en 2022 mientras mantiene al principal partido de la oposición al margen de todas las grandes políticas. «¿De qué pacto de Estado nos están hablando? ¿De ese pacto de Estado que han roto que es la política exterior de España? ¿Del pacto de Estado que han roto que es la política de Defensa de España? ¿Cómo se puede hablar de un pacto de Estado cuando no son capaces ni siquiera de aprobar los Presupuestos Generales ?», cuestionó.

Mientras tanto, Feijóo sacó pecho de las ayudas a los afectados que ya han puesto en marcha sus gobiernos autonómicos y de las 50 propuestas presentadas por el PP que han despertado burlas entre la izquierda. Entre ellas, la creación de un registro nacional de pirómanos que, criticó, puede que no se entienda desde los despachos del «paseo de la Castellana», pero sí en los pueblos arrasados por el fuego. El líder popular no negó que los incendios tengan causas naturales además de humanas, y sostuvo que «hay que abordarlas todas», pero invitó al Gobierno a bajar al terreno: «Que miren a la cara a la gente que ha perdido sus casas, sus cosechas, su madera, y que le digan que los incendiarios son cosas de Feijóo». No hay que «darle la espalda al campo» ni caer en «el fanatismo ideológico que en buena medida es causa de los incendios forestales», sentenció.

Al margen de la ola de incendios, Feijóo lamentó que lo único en lo que trabaje el Gobierno en estos momentos sea en «sostener a su líder», mientras las portadas se llenan con la «corrupción del propio presidente y su familia» y con las contrataciones fraudulentas de «sobrinas» pagadas con «dinero público», en referencia a los escándalos de Ábalos y compañía. Sin embargo, advirtió, el coste de todo esto no es solo económico, sino que también va en detrimento de la igualdad, la libertad y la solidaridad, al comprar el apoyo de los independentistas a costa de «trocear el Estado» y al intentar «domesticar las instituciones, la justicia y la prensa».

Así las cosas, denunció el líder popular, España «ha dejado de funcionar»: «Hemos dejado de tener infraestructuras eficientes, es imposible acceder a una vivienda, no se controla la inmigración irregular y no hay la seguridad en las calles» que debería haber. En ese sentido, cargó contra el reparto de menores extranjeros no acompañados que quiere imponer el Ejecutivo central a las comunidades autónomas, a las que amenaza con enviarles a la Policía para que lo cumplan. «Lo que tiene que hacer usted es mandar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a las fronteras para asegurar la seguridad de los españoles», aseveró. También criticó el bloqueo sistemático del PSOE a la ley antiokupación presentada por el PP, mientras se producen sucesos como el asesinato ocurrido la semana pasada en un edificio okupado en el municipio catalán de Badalona.

Ante esta situación, Feijóo se presentó voluntario para el cambio no de «color político», sino de «valores» que hace falta en España. Su vocación, dijo, es «derogar todo lo que huela a división, a frivolidad y a sectarismo» y «reformar» todo aquello que sea necesario para encontrar soluciones a los «problemas estructurales» de este país. El objetivo es «sentar las bases de una nación próspera, segura, unida y diversa» que vea fortalecidos sus servicios públicos, en la que «los trenes lleguen a la hora» y que sea competitiva económicamente.

«Vamos a sacar España del bucle de la incompetencia y de la indecencia» y «recuperar un gobierno como su país: decente y competente, porque así es la mayoría de las sociedad española», zanjó el presidente del PP.