Un estudio de la USC concluye que el monte arde «porque a alguien le interesa»

Es normal que tras estas declaraciones venga a la memoria el fatídico verano de 2022: solo en Galicia quedaron arrasadas por las llamas más de 50.000 hectáreas, con algunos de los fuegos más grandes de su historia. Los expertos, y dicho sea, acertadamente, apuntaban por aquel entonces a la gran sequía que asediaba a todo el país y a la gran cantidad de biomasa acumulada en los bosques gallegos, resultando un cóctel explosivo. Sin embargo, López bucea todavía más profundo para analizar las causas de las llamas, y es contundente en su sentencia: detrás de los incendiarios «hay intereses socioeconómicos». Y no se refiere a fondos de inversión que buscan edificar en solares calcinados, sino a otros más del día a día: desde simples disputas vecinales a la demarcación de los terrenos dentro de la Red Natura 2000 desde 2004.

Para llegar a estas conclusiones, que analizan la relación entre la conflictividad social y la proliferación incendiaria, López repasó más de 5.000 noticias en prensa y más de 600 sentencias judiciales. Además de la creación de un método para analizar todo esto, viendo qué zonas coinciden con la Red Natura y dónde se provocan los incendios. Su largo y minucioso trabajo está avalado por la presentación de cuatro comunicaciones a congresos internacionales y nacionales, tres publicaciones en revistas científicas y su firma en el primer capítulo del libro 'Los incendios en la Red Natura 2000', publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica.

El director de la tesis de Gervasio López, el catedrático Manuel Marey, resume algunas de las principales conclusiones a ABC: «En los montes que más se produce hay menos incendios y la aplicación de la Red Natura en el 2004» hizo proliferar los incendios en las fincas privadas que entraban dentro de la red (no así en los terrenos mancomunales). Sintetizando, queda más que avalado que las llamas tienen un trasfondo de conflictividad socioecnómica. López, «dejando de lado los posibles beneficios que la Red Natura puede tener», es bastante crítico con la iniciativa: «Pensar que algo se va a proteger porque simplemente se promulga una norma jurídica» no es realista, dice. Y cita en la conversación, de la misma forma que en sus trabajos, a las protestas a raíz de la Red. Por ejemplo, una huelga de hambre de hambre de los propietarios forestales de Karvia (Finlandia) como respuesta a la introducción de la Red. Los incendios, defiende, también pueden tener parte de su causa en esta cuestión.

La Red Natura, por contextualizar, protege los montes limitando las actividades que se pueden desarrollar en él. «Nadie tira piedras contra su propio tejado», refranea el investigador, pero si para el propietario «la retribucion es escasa o no puede hacer actividades que antes hacía, usará técnicas de gestión lo mas baratas posibles. Se verá tentando a utilizar el fuego, en vez de desbroce manual», por ejemplo. O directamente se abandonará ese territorio, creando biomasa que funcione como combustible en cuanto se prenda una llama.

No obstante, tampoco sería correcto focalizar el debate solo en la implementación de estas zonas protegidas; no todos los incendios en Galicia tienen lugar dentro de la Red Natura. Una de las propias conclusiones de un trabajo del investigador es que «no puede establecerse de forma taxativa que la causa de este comportamiento tan desfavorable haya sido su promulgación», aunque sí queda evidenciado el rechazo y el poco cuidado de las fincas. Como apunta Marey, «la incorporación de la Red Natura 2000 no fue ni favorable ni desfavorable en los montes colectivos» en lo que a incendios se refiere, sino que el incremento de incendios se dio en los primeros años en los terrenos privados afectados por la demarcación ecologista. Pero sí que los más virulentos —como los de Folgoso do Courel o Valdeorras del pasado verano, y estos sí afectaron a la Red— comparten algunas características. Esos montes están sin limpiar, abandonados y en zonas donde la despoblación y éxodo rural están a la orden del día. «Con el abandono del rural se ha ido perdiendo el paisaje mosaico que facilitaba la extinción. Los incendios son ahora mas frecuentes e incontrolables«, y afectan a zonas con «un devenir socioeconómico desfavorable». «Todo lo que tenemos se conservó a lo largo de las décadas y siglos porque a alguien le interesaba conservarlo».

Gervasio López sintetiza todo su trabajo en un contundente enunciado dándole la vuelta a la frase anterior: «El monte arde porque alguien está interesado en que arda». Durante su larga investigación descubrió que, de las sentencias analizadas, el 70 % de los litigios que tienen que ver con incendios fue por derechos de superficie.

El investigador solo ve una salida a todo esto: hay que reducir el número de conflictos mediante la mediación y una mayor retribución para los propietarios de las tierras que no pueden producir. Esto se traduciría en un mayor cuidado del territorio, y los bosques serían mucho menos propensos a arder.