Aparcar en el hospital

En algo más de siete meses toca ir a votar y en ninguna de las principales ciudades ha mejorado la bolsa de aparcamiento municipal en las inmediaciones de los centros. Ni están ni se les espera.

Cierto que la Xunta podría haber programado más plazas cuando se construyeron los centros —en Pontevedra y La Coruña lo van a hacer en las ampliaciones previstas—, pero el tráfico es una competencia municipal y a los consistorios les corresponde poner plazas a disposición del público, porque al hospital nadie va por gusto.

Tampoco sirven los argumentos de que hay que potenciar el transporte público, porque eso vale para quien vive en el centro de las ciudades, pero no para los miles de gallegos que residen en el rural y que no tienen posibilidad de ir en autobús a hacer una radiografía o a visitar a la abuela tras una intervención quirúrgica.

Ninguna de las principales poblaciones de Galicia ha sabido solucionar un problema grave de los ciudadanos. En Lugo hay un «leiraparking» con charcos enormes y gorrillas intimidando a los conductores, las inmediaciones del hospital de Santiago son una auténtica yinkana con coches subidos hasta en las jardineras.

Pelearse por agencias nacionales está muy bien, como también lo está querer ser la capital de la Navidad o del Halloween, pero siempre que no nos olvidemos de lo esencial. ¿Se aparca mejor o peor en las inmediaciones de los hospitales de Galicia tras estos cuatro años de legislatura municipal?

Al Sergas le exigimos que bajen las listas de espera o que mejore la calidad asistencial, a los alcaldes que ordenen el tráfico en el entorno de los hospitales, y no lo están haciendo. Los mejor parados están en el suspenso, los demás en el no presentado.