Francisco Conde: «La patronal gallega debe reinventarse para ser útil»

A. COCO/M. NESPEREIRA

02/01/2017
Actualizado a las 08:52h.

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Francisco Conde (Monforte de Lemos, 1968) es el hombre de moda en el equipo de Feijóo, donde en las últimas semanas ha ganado competencias. Él prefiere hablar de empleo, Ferroatlántica, la CEG, Rozas o la industria naval y forestal.

—Aseguran que en esta legislatura, hasta 2020, se crearán entre 80.000 y 100.000 empleos, 20.000 de ellos este año. ¿Cómo lo van a conseguir?

—Tenemos que seguir avanzando en el nuevo modelo productivo, basado en el conocimiento y la innovación y, por tanto, en la mejora de la competitividad de las empresas. Hay una visión clara de que esto se traslade a los mercados internacionales porque el objetivo es que las empresas ganen tamaño. Facilitaremos este incremento fortaleciendo sus fondos propios.

—Una de sus nuevas competencias es la gestión de la industria forestal. ¿Qué papel va a jugar en estos objetivos?

—No solo debemos centrarnos en los sectores industriales de nuestra economía, también debemos reforzar la apuesta por el sector primario. Tenemos que ganar y fijar empleo en el rural, no solo desde el punto de vista del sector agroalimentario o el sector lácteo, que forman parte de las competencias de Medio Rural, sino también haciendo una apuesta por la industria forestal, donde tenemos 3.000 empresas y una gran capacidad de mejorar la competitividad. Galicia tiene el 50 por ciento de toda la masa forestal de España; por lo tanto, ya tenemos el producto. El reto de la Axencia Galega da Industria Forestal será generar mayor valor en la cadena monte-industria y mejorar la competitividad en la transformación con un modelo similar a cualquier otro sector productivo. Apostaremos, además, por la bioeconomía, es decir, cómo a través de la tecnología podemos mejorar los productos y los procesos.

—Los trabajadores de Ferroatlántica aguardan una palabra de la Xunta diciendo «no» a la segregación de la actividad de la empresa. ¿Lo dirán?

—Esa respuesta se producirá cuando tengamos una solicitud de la empresa, cosa que en estos momentos no ocurre. Lo que hemos hecho hasta ahora es ponernos al lado de los trabajadores y de la defensa del interés público, que fue lo que motivó la concesión hidroeléctrica en las centrales de Ferroatlántica. Los trabajadores y los alcaldes saben que la posición de la Xunta siempre será esa. Así lo hemos trasladado. Con la información que nosotros tenemos, esa segregación no sería posible. En cualquier caso, si Ferroatlántica presenta una solicitud, la resolveremos conforme al Derecho Administrativo.

—La empresa ha propuesto crear una planta de procesamiento de carbón vegetal en Sabón y un plan de formación para las factorías de Dumbría y Cee. ¿Cómo ve este contraataque?

—Todo lo que signifique apuesta por la industria en Galicia, con cualquier proyecto viable y que cree empleo de calidad, siempre tendrá el apoyo de la Xunta. Desde ese punto de vista, esos planteamientos de Ferroatlántica tienen una lectura positiva. Ahora bien, eso es un planteamiento y otro es la posibilidad de segregación, que siempre se hará conforme a una concesión administrativa.

—¿Le preocupa la deriva que está atravesando la patronal gallega?

—La administración necesita agentes económicos y sociales fuertes que actúen como interlocutores para afrontar el reto de crear empleo. Ahí la Confederación de Empresarios de Galicia tiene un papel que cumplir como patronal. En la medida en que tengamos una CEG fuerte, ganará la administración y, sobre todo, los trabajadores y las empresas. La CEG tiene el reto de reinventarse y ser útil. Esperamos que el proceso actual, con convocatoria de elecciones, derive en una CEG más fuerte.

—Su gran apuesta es el proyecto de aviones no tripulados de Rozas. Está en marcha la fase de compra pública innovadora. ¿Cuándo se resolverá?

—El sector aeronáutico es una de las apuestas importantes. Está en pleno desarrollo y en el horizonte de 2020 se entiende que, a nivel internacional, tendrá un volumen de contratación muy significativo. Sentamos nuestras bases sobre tres elementos: infraestructuras que apoyen al sector, y ahí el aeródromo de Rozas;conocimiento con un socio tecnológico, y ahí la colaboración del INTA y del Ministerio de Defensa;e industria para ser tractor de la pequeña y mediana empresa gallega, y ahí Indra e Inaer. Estamos desarrollando todas las fases [el conselleiro se extiende varios minutos en detalles y ríe:«Aquí hay mucha ilusión y mucho entusiasmo]. Ese pilar de la compra pública innovadora, con 24 millones de euros, es un complemento. La administración quiere generar más actividad actuando como primer demandante. Queremos identificar productos que podamos utilizar para prestar servicios públicos con aviones no tripulados. Hemos hecho una consulta al mercado sobre cuál es la mejor tecnología que podemos aplicar y los productos que debemos hacer para prevención de incendios, vigilancia de rías, mantenimiento de parques eólicos y líneas eléctricas... Nos han trasladado 110 ideas y este mes comunicaremos donde desarrollaremos las primeras licitaciones. Se abrirá una oportunidad para que nuestras pymes puedan optar a nuevos contratos, con independencia de Indra e Inaer. La compra pública innovadora es una puerta de nuevas oportunidades.

—¿Por qué el proyecto de Galicia es mejor que los que se desarrollan en otras comunidades autónomas?

—El valor que tiene el proyecto de Galicia es que hemos sido capaces de aglutinar toda la cadena de valor con capacidad de internacionalización y de venta de productos, e iniciativas instaladas en otras zonas como Vigo y Orense.

—¿Qué debe hacer el naval gallego para no estar pendiente de Pemex?

—Solo hay un camino: ser competitivos. Debe seguir innovando, desarrollando y ofertando productos tecnológicamente avanzados, además de identificar oportunidades para obtener carga de trabajo. En los últimos años dos elementos nos han condicionado: invalidar el «tax lease» podría haber supuesto la desaparición del sector, situación salvada gracias al esfuerzo colectivo. El segundo elemento es la propia evolución del mercado. Galicia siempre ha estado muy vinculada al ámbito petrolífero y la caída abrupta del precio del crudo ha supuesto una ralentización y, en algunos casos paralización, de las inversiones. Esto está exigiendo que nuestro sector gire hacia otro tipo de oportunidades y productos como buques ocenográficos y para transporte de pasajeros. Todos nuestros astilleros privados están trabajando en esto con resultados razonablemente positivos, sabiendo que tenemos todavía que incrementar nuestra carga de trabajo. Pero el futuro del sector es totalmente distinto al que encontramos en 2009. También Navantia ha sabido reaccionar con los dos buques AOR para la Armada australiana y el BAM encargado por la Armada española y, sobre todo, con un proceso de diversificación que ha permitido que un astillero como Astano, que llevaba diez años sin tener actividad, la haya recuperado con la eólica offshore. Esperemos que, en la medida en que el precio del petróleo pueda remontar, se puedan retomar inversiones objetivamente paralizadas.

—La pasada semana se logró un acuerdo por unanimidad en el Parlamento para que en 2020 haya igualdad salarial entre hombres y mujeres. ¿Qué hará la Xunta para que se cumpla?

—La Xunta está haciendo muchas cosas. Promovemos acuerdos en el Consello de Relaciones Laborais con patronal y sindicatos. Y desde luego seguiremos identificando medidas para que esa igualdad sea efectiva y se produzcan todas las condiciones para que un hombre y una mujer, por un mismo trabajo, reciban el mismo salario. Seguiremos promoviendo iniciativas en el ámbito de las políticas activas de empleo para que sea de calidad y de igualdad.

—¿En qué ámbitos de su área le gustaría poder lograr un pacto por unanimidad en el Parlamento?

—Hay dos elementos determinantes donde tenemos que trabajar en el consenso: en la ley de empleo debemos ponernos de acuerdo en cuáles son las bases para crear trabajo de calidad. Ysegundo, también en las necesidades de nuestro nuevo modelo productivo, que no solo necesita acción de gobierno, sino que debe estar reforzado por las aportaciones de la oposición.

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