Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN
La fortaleza, según Caballero
Según el sistema métrico caballeril, la alcaldesa de Lugo se halla al frente de un gobierno «fuerte y sólido». Nada menos. Le faltó añadir:«Fuerte, sólido y con atril»
Gonzalo Caballero, de nación ponteareana como el inspirado maestro Soutullo y el ilustrado cacique y polivalente ministro Bugallal (y mantenedor de Juegos Flores en el Lugo de hace más de un siglo), es, por lo visto, economista con el doctorado en regla. O sea, una ... autoridad en la materia. Quizá por esa condición de perito en cantidades y proporciones, el eventual secretario general de la franquicia gallega del PSOE haya decidido establecer su propio sistema de pesas y medidas, al margen de la Oficina Internacional de París e incluso del criterio del llamado Fiel Contraste, aquel honrado funcionario que, en los ya demasiado lejanos años de nuestra infancia, verificaban la exactitud de pesajes y volúmenes en tahonas, bodegas y tiendas de ultramarinos.
Según el sistema métrico caballeril, la alcaldesa de Lugo, señora Méndez, se halla al frente de un gobierno «fuerte y sólido». Nada menos. Le faltó añadir una característica de orden estético: «Fuerte, sólido y con atril». Porque el atril es a la señora alcaldesa lo mismo que el corsé de ballenas a la dama del cuento de Clarín: «Es que yo sin el corsé no salgo del dormitorio».
Juzgue el lector. El grupo municipal que apoya a la señora Méndez consta de ocho concejales; ocho, de los veinticinco que forman la corporación lucense. En consecuencia, y salvo que el economista Caballero nos corrija, el apoyo a la señora Méndez no pasa del 32 por ciento de los señores consistoriales. ¿Estamos de acuerdo?
Si eso es gobierno «fuerte y sólido», no nos extrañaría que, con parecida libertad de criterio, el señor Caballero sentenciase que el gentilicio «lucensa», incluido en el trampitán de la señora Lara, cobrase carta de rectitud gramatical.
¿Fuerte y sólido? Ojala fuera cierto. Lo desearíamos tanto por la señora Lara cuanto por la ciudad de Lugo. Pero quizá venga al caso traer a la memoria los versos con que los Argensola se hacían presentes en las Lecturas de Edelvives: «¡Lástima grande / que no sea verdad tanta belleza!».
La fortaleza, según Caballero
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