La dirección de La Coruña avanza el apoyo mayoritario del PPdeG a Casado

Todo se precipitó durante la tarde de ayer, y los tres anuncios contribuyen a despejar la incertidumbre que rodea al papel del PPdeG en el cónclave de Madrid, a falta de conocer si el presidente de la Xunta deshojará públicamente la margarita antes de las votaciones del sábado. En todo caso, el respaldo de Calvo al vicesecretario de Comunicación encaja con una de las tesis que con mayor fuerza venían sonando en el partido. Y es que con la victoria de María Dolores de Cospedal en la primera vuelta del proceso —tanto en Galicia como en la provincia—, fuentes consultadas por este diario daban por muy probable, aunque «no al 100%», el trasvase de votos de una a otra candidatura . En la circunscripción coruñesa, los militantes relegaron a Santamaría a la tercera posición.

Por otro lado, y tal y como estaba previsto, tras la decisión de Calvo llegó el agradecimiento del candidato —«gracias por tu apoyo,Diego Calvo (...), cuento con todos para este proyecto de futuro», escribió Casado en Twitter—, y el aval de otros rostros conocidos en el partido en la ciudad, como la portavoz municipal en María Pita, Rosa Gallego.

El posicionamiento de los barones se produjo apenas unas horas después de que Feijóo, su jefe en el PPdeG, declinara hacer ninguno. Ante los periodistas, el mandatario gallego comunicó que se daría de plazo hasta el viernes para «escuchar» la opinión de los presidentes provinciales, así como de la «mayoría» de los 279 delegados que la formación enviará al congreso . El guión, en realidad, no sufre apenas modificaciones: en el pasado, Feijóo dejó la puerta abierta tanto a acompañar a los suyos si existía un candidato unánime como a mantener su neutralidad hasta el final, en el caso contrario.

Mientras, el titular de la Xunta incidió ayer en que seguiría el ejemplo de un partido «democrático, adulto y responsable» y negó que fuera a utilizar su ascendencia sobre los compromisarios para condicionar el sentido de su voto: «No me parece que ningún dirigente autonómico, u otro dirigente, deba utilizar su preeminencia en el cargo para influir, para determinar y para presionar». T ampoco para torcer la balanza en beneficio de Casado, a quien algunas especulaciones situaban como el mejor situado para hacerse con el soporte del de Os Peares. «No es cierto porque, en primer lugar, me parece una falta de respeto» , zanjó, en una apelación a poner «tranquilidad y sosiego» sobre la elección del próximo líder en la calle Génova.

Antes que La Coruña, la primera «baronía» del partido en revelar el sentido de su voto fue Orense. El feudo del Manuel Baltar brindará un respaldo casi monolítico a la exvicepresidenta del Gobierno, como demuestran no ya los mensajes de aliento del presidente de la Diputación, sino de todos los adscritos a su círculo de confianza, como el vicepresidente Rosendo Fernández, el edil popular Jorge Pumar, o el diputado en el Congreso Miguel Ángel Viso; pero incluso entre aquellos que a priori no se profesan directamente «baltaristas» también hay cierto quorum.

El peso del PP orensano en el congreso resulta clave. Representa un tercio de los delegados de Galicia —85 de 279— y, hasta el momento, es la única plaza que se había erigido en aliada de Soraya Sáenz de Santamaría, sobre quien guardan un buen recuerdo de su paso por los gabinetes de Rajoy y de su trato fluido con los cargos locales. En palabras de una fuente de la dirección provincial, Santamaría «lo tiene demostrado todo». «Es formada, cercana, y sabe lo que tiene entre manos. Además, tiene una experiencia en el gobierno y en la oposición que nadie puede demostrar, ni en el PP, ni fuera del PP ».

Aún así, los populares orensanos se sacuden el estigma de una posible imposición del voto y rubrican la «libertad total» para el compromisario, como tampoco parece importar que Orense sea hasta el momento el único territorio declarado «sorayista», ni el único lugar de Galicia donde la exvicepresidenta ganó en la primera vuelta. «No nos importa demasiado; es lo de menos», se excusan. Al final, solo importan las votaciones, y ahí tiran de anecdotario: «Como decía un político orensano de hace muchos años, Santos Oujo, ‘de una urna puede salir un tigre’».