Coronavirus Galicia
Residencias inmunizadas: «Empezamos a ver la luz al final del túnel, es una vida nueva»
El 95% de los centros sociosanitarios gallegos, que albergan al 84% de los usuarios, ya han recibido las dos dosis de la vacuna contra el Covid, en un proceso que cubrirá toda la red a medida que el resto de centros se libere de la presencia del virus
Los responsables de las residencias no ocultan cierto alivio, pero subrayan que nada ha cambiado: se mantienen las medidas de seguridad e higiene, en un mensaje que trasladan a los residentes, felices por vacunarse pero pacientes tras un año complicado
Estefanía D. Carrúebano y Pablo Pazos
« Por fin empezamos a ver la luz al final del túnel », admite Maite Caneda, directora de la residencia Campolongo, en Pontevedra. «Es, si me apuras, el comienzo de una nueva vida», confiesa Javier Vázquez, responsable del geriátrico de As Gándaras, en Lugo. ... Una sensación de alivio, tamizado con mucha «prudencia» y «cautela», recorre los centros sociosanitarios gallegos que ya han completado la doble dosis de la vacuna contra el Covid . Son el 100% de aquellos libres de brotes del virus; el 95% del total, que albergan al 84% de usuarios, según los últimos datos que maneja la Consellería de Política Social. El motivo de que se experimente una «alegría» controlada y «sin celebración», como ha podido constatar ABC al pulsar —por teléfono, dadas las restricciones en vigor— las sensaciones en cuatro residencias, una por provincia, en las que el Sergas ya ha dispensado el esperado antídoto.
Todo empezó en Porta do Camiño, en Santiago, el 27 de diciembre. Aquel domingo, por la mañana, Nieves Cabo se convertía en la primera gallega a la que se inoculaba la vacuna de Pfizer contra el Covid. Tres semanas después, el 17 de enero, con la segunda dosis, pasaba a ser la primera persona inmunizada de España. «Ellos lo viven como un regalo, en el sentido de que fueron los primeros», habla de sus residentes la directora del centro, Vanessa Castro. « Para su salud mental es buenísimo . Se les nota un montón», cuenta, que se han quitado un peso de encima.
Por su parte, siente «una tranquilidad relativa». «Ellos se sienten más tranquilos y no quiero que se sientan tan tranquilos. Porque cuando estás tan tranquilo, te relajas», advierte. «Hay que hacer este trabajo de campo de explicarles que todavía no está la cosa para volverse loco . Tienen que entender que no pueden quitarse la mascarilla si salen a la calle [cuando se vuelvan a habilitar las salidas], que no pueden andar dando besos si viene la familia». Y acota:«Lo hacen a rajatabla, se portan de maravilla».
La cautela que muestra Castro, que subraya que mantienen «los mismos protocolos» y «las mismas medidas», es palpable en todos los centros consultados. Los directores hacen hincapié en que la inmunización «no hará que cambien» las disposiciones de «seguridad e higiene» . Como recuerda Vázquez, queda «mucho camino por recorrer».
Cifras demoledoras
Los números avalan estas precauciones . Los datos del Sergas recabados hasta las 18 horas del sábado consignan que, de los casi 2.100 fallecidos en ese momento, 764 estaban vinculados a residencias: 346 gallegos perdieron la vida a causa del Covid entre los muros de los centros, y otros 418, en hospitales y residencias integradas. El virus, mientras, se sigue encargando de recordar que no se ha ido; que sigue ahí. El último parte de Política Social, de este domingo, evidenciaba contagios, aunque puntuales, de residentes y profesionales en centros de Cabanas, Muiños, Larouco, Viana do Bolo y As Pontes. Eso sí, apenas un puñado de positivos, seis, mientras se entregaban 46 altas. Los casos no han dejado de disminuir a medida que avanzaba la vacunación: quedan 193 usuarios y 91 trabajadores infectados en geriátricos, y 30 y 21 en centros para personas con discapacidad. En cuanto estos centros negativicen por completo, se desplegarán los equipos de vacunación, hasta completar la inmunización de toda la red.
La consigna es clara: prohibido bajar la guardia. Incluso en centros como el de Campolongo, cuya directora se declara «afortunada»: « Muchos, en pleno mes de marzo, no podían controlarlo; nosotros, al menos, logramos pasarlo de lado ». A los residentes se les pide un esfuerzo adicional, a pesar de soportar una situación «muy dura». «El confinamiento y las salidas, a cuentagotas y solo con personas de referencia», ponen a prueba el aguante de los mayores, reflexiona Vázquez.
Con ganas
Los ancianos se lo toman con filosofía. Ha calado cierta resignación después de casi un año de pandemia. «Nosotros estamos muy bien cuidados, tenemos muchas atenciones, aunque, evidentemente, queremos que esto se acabe ya para poder salir», admite Alejandrina Gavela, usuaria de Campolongo. «Hay que agradecerle a todos los que están con nosotros por la compañía y el trato que estamos recibiendo», apunta emocionado otro residente del geriátrico pontevedrés, Salvador Brea. Se percibe, entre los residentes consultados, un sentimiento «generalizado»: estaban «ansiosos» por vacunarse. «Es por nuestro bien», repiten. « Ninguno se negó a ponerse la vacuna, todo lo contrario », certifica el director del centro lucense.
«Todos están estupendos y encantados», celebra María José Moure, directora de la residencia de mayores de O Carballiño. De hecho, lo confirma una de las usuarias del centro orensano, María Socorro Rodríguez: «Yo quería la vacuna porque vale más prevenir que curar, por eso llevamos también tanto tiempo esperando, la salud es lo primero». « Prácticamente podrían haberme puesto agua porque yo no he notado nada », bromea Jaime Mariaxes, residente en As Gándaras. No poder salir «es un poco un pecado», admite este anciano. «Yo no tengo familia», apunta, «pero echo de menos eso de salir y dar un paseo o ir a un bar». Otros, como Jesús Fernández, lo llevan mejor. Hace ocho años decidió, junto a su mujer, Concha, vender su casa e ingresar en Porta do Camiño. «Estamos tranquilos, estamos contentos, estamos en la gimnasia y cosas de esas», relata con sencillez. Feliz después de inmunizarse ante el Covid: «Valió la pena. Somos muchos y estamos todos perfectamente. No tenemos ningún problema, no tenemos nada».
« La vacuna la recibieron muy bien, ellos lo toman con más entusiasmo », suscribe Castro, a su lado. Aún con cautela, y con una rutina invariable, ya se respira de otra forma en las residencias. Han sido meses complejos. «Sin su paciencia y su entendimiento, tanto de los mayores como de sus familiares, todo habría sido mucho más cuesta arriba», admite Caneda.
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