Política
‘Caso Pulpo’: el último escollo de Besteiro
Los sucesivos archivos de las piezas desgajadas de la macrocausa que aún tiene pendiente el exlíder del PSdeG abren una cuenta atrás respecto a cuándo ocurrirá lo que parece inevitable: su desimputación e hipotético regreso
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Iniciar sesiónHay una convicción instalada en buena parte de la clase política gallega, y concretamente en la lucense. La obra judicial de Pilar de Lara tiene los días contados, y el grueso de sus macrocausas se disolverá en la nada , no sin antes haber ... provocado efectos cáusticos, prolongados en el tiempo, en muchas de las personas que se vieron en sus sumarios. Esos que aparentemente eran secretos pero que aparecían día tras día convenientemente filtrados en algunos medios de comunicación, casualmente los que mejor trataban a la juez en aquellos días de vino y rosas, antes de su caída en desgracia, de su sanción por el Poder Judicial y de su destierro de Lugo.
Derivada de aquella convicción inicial, desde hace unos meses se ha abierto paso otra, esta vez con nombre y apellidos: las causas judiciales contra el exlíder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, caerán por puro efecto de la ley de la gravedad. Es cuestión de tiempo. Así ocurrió con su desimputación por el ‘caso Garañón’, que investigaba la relación entre la compra de su piso y la recalificación de unos terrenos en la zona más exclusiva de Lugo, durante su etapa como concejal de urbanismo. «Sospechas vanas», resumió sucintamente la Audiencia Provincial. No había nada, nunca lo hubo, pero se buscó por si pudiera haber algo en algún lugar oscuro de Besteiro. La Audiencia dijo basta. Y algunos empezaron a acordarse del exlíder socialista, ahora que suenan tambores de renovación en el partido.
Pero a Besteiro, que se ha mantenido en un voluntario silencio público desde que abandonó el timón socialista, le queda un último escollo : el ‘ caso Pulpo ’, otra montaña de sospechas de De Lara respecto a su gestión al frente de la Diputación de Lugo. De nuevo, una convicción no escrita: las piezas desgajadas caen como piezas de dominó, y es cuestión de tiempo que haga lo propio la que todavía mantiene al expolítico lucense como investigado. Este argumento cobra fuerza desde hace meses, conforme se han ido archivando hasta seis piezas separadas que constituían el armazón de la ‘Pulpo’.
Por ahora, han recorrido el camino del sobreseimiento las separatas correspondientes a las subvenciones del Breogán, los gastos sociales supuestamente irregulares de la Diputación, la adjudicación de una plaza de periodista, unos contratos adjudicados desde el ente provincial a la exjefa de gabinete de Orozco, una supuesta falsedad de firma en un contrato bancario y -hace apenas unos días- la pieza que dio origen a la macrocausa, un presunto acoso laboral en el servicio de protocolo de la Diputación. En ninguna de estas seis separatas estaba investigado Gómez Besteiro.
La defensa del exlíder socialista no lo tiene claro, fruto del desorden existente en un sumario judicial de miles y miles de folios (alrededor de 27.000), «el ejemplo máximo de instrucción caótica, desordenada, poco rigurosa, desproporcionada y carente de la más mínima mesura, prudencia y respeto al Derecho». «No hay un solo párrafo donde se concrete, menos aún se demuestre, un hecho de naturaleza delictiva», sostiene la defensa de Besteiro en un escrito remitido al juzgado a principios de junio en el que solicitaba el sobreseimiento de la causa.
La juez De Lara hablaba en su instrucción de una presunta malversación de caudales y una eventual prevaricación administrativa , «relacionada con las supuestas irregularidades en la gestión, funcionamiento y organización» del programa Km. 0, por el que vecinos de la provincia visitaban Lugo y conocían el Pazo de San Marcos, sede de la Diputación Provincial.
«A lo sumo, y siendo generoso en el análisis jurídico [habría] meras irregularidades administrativas », insiste la defensa, que afea a la policía judicial «apreciaciones» respecto a las prácticas administrativas que demostrarían «no conocer la realidad jurídica de esta rama del Derecho». Sostienen sus abogados que Besteiro solo firmó expedientes previamente «propuesto por los departamentos técnicos» de la Diputación, y en los que no constaban reparos de legalidad. «No se puede dar la prevaricación administrativa» porque «ni en los expedientes consta una sola observación de este tipo» ni el entonces presidente firmó «informes sin tramitación».
Mas grave es la acusación de cohecho que se le imputa. En el marco del ‘caso Garañón’, Pilar de Lara encargó una auditoría patrimonial de Besteiro y toda su familia en busca de un hipotético enriquecimiento. No lo encontró. Pero en la ‘trama Pulpo’ realizó idéntico encargo a otro cuerpo policial con el mismo resultado: « nada, absolutamente nada que llame la atención o que no tenga trazabilidad con sus ingresos oficiales y declarados», lo que para la defensa es indicativo «del ánimo obsesivo» de la juez De Lara con el exlíder del PSdeG, cuya carrera política dinamitó de golpe.
Por último, la acusación de un eventual tráfico de influencias o negociaciones prohibidas a funcionarios. «No constan llamadas, correos electrónicos, conversaciones, testimonios, nada que indique una mera sospecha» de la comisión de alguno de estos delitos. Incluso, la Fiscalía llegó a manifestar en uno de sus escritos «que la causa estaba ya instruida», es decir, que la investigación no daba más de sí.
Del desarrollo de la investigación da buena cuenta la comparativa de los dos autos principales del proceso, el de imputación de 2016 y el que eleva la causa a reparto de 2018. Según la defensa, en una y otra resolución hay «párrafos sustancialmente iguales», lo que a su juicio demuestra que a pesar de las diligencias de investigación practicadas «nada se encontró que tuviera sustrato delictivo». «Sólo han transcurrido los años, se ha acumulado papel de forma ingente, se ha gastado el dinero, los recursos y el tiempo en declaraciones, registros, recursos y obstáculos para después de todo no tener párrafos diferentes a los de hace años».
El escrito del abogado de Besteiro reproduce a lo largo de cinco páginas los párrafos copiados y pegados de un auto al otro. « Resultan ser una mera calcomanía amarilleada por el paso de los años y la acumulación de folios », censuran. «No consta nada sospechoso», resumen, pero «el daño sufrido» por Besteiro «es ya irreparable», después de «una inquisición general contra mi representado y la Institución que presidía», una investigación «ilimitada, sin saber lo que se indagaba o lo que se investigaba». «Podemos afirmar que se estuvo investigando todo o cualquier cosa, y sufrir esa pesquisa general es seguramente la sensación más intensa de falta de defensa que se puede llegar a tener». La última palabra la tiene el juez Joaquín Brage, el sucesor de Pilar de Lara. El tiempo dictará su sentencia.
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