INVESTIGACIÓN
Caso Déborah Fernández: «Espero que el informe que dice que fue asfixiada remueva conciencias»
La familia de la joven viguesa exhumará su cuerpo para buscar restos de ADN y posibles lesiones
Galicia
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Iniciar sesiónLa carrera judicial de la familia de Déborah Fernández contra el reloj se intensifica. A año y medio de que el caso por la muerte de la joven prescriba, un informe forense confirma que Déborah murió asfixiada al tiempo que la persona que tapaba sus orificios nasales ejercía una gran presión contra su tórax ... . Estas conclusiones, firmadas por un prestigioso forense, también recogen que en el cuerpo de la joven había marcas evidentes de defensa, descartando la posibilidad de una muerte natural que sobrevoló toda la investigación y que justificó que muchas peticiones de prueba promovidas por la familia para aclarar que las circunstancias del suceso no llegasen nunca a buen puerto.
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Ante este descubrimiento, los abogados de los Fernández pidieron la pasada semana la exhumación del cadáver de la víctima , un acto que la juez encargada del caso parece dispuesta a permitir, al contar con el visto bueno de los padres. «Había laceraciones, pero no le hicieron placas de sus extremidades ni de nada. Ni miraron debajo de sus uñas, cosas que son de primero de criminología », lamenta Rosa Fernández sobre la autopsia en la que se ha basado el caso los últimos dieciocho años. «Mi intención con estas nuevas evidencias es que se hagan ADNs de descarte para intentar mover el caso. Queremos buscar restos de ADN y posibles lesiones que no hayan quedado registradas. Yo espero que el nuevo informe forense remueva conciencias y que el juez y el fiscal, que paraban todo alegando esa muerte natural, cambien de criterio», manifiesta en una conversación con ABC.
¿Fue embalsamada?
Los resultados de estos análisis dependerán, en buena parte, del estado de conservación del cuerpo de Déborah, fallecida en abril de 2002. La norma, indica la familia, dicta que el cadáver debería haber sido embalsamado , pero por el momento no tienen constancia de si la joven fue sometida a ese proceso, o no. «La documentación no lo dice. Si no se embalsamó sería otra negligencia. Si se hizo sería una buena noticia porque se preservarían detalles importantes. Quién nos dice que no hay algo bajo sus uñas... », se preguntan sus allegados.
En la recámara de la familia para cercar al autor de la muerte de Déborah están también varios testimonios que el juzgado de Tui no consistió en un primer momento y que el TSXG acabó autorizando, con declaraciones que arrancarán el próximo día 23 y que podrían ayudar a arrojar luz acerca de lo que sucedió aquel 30 de abril. Con un eterno sospechoso, la expareja de la víctima, siempre en el punto de mira , las quejas por la falta de diligencia en la investigación (que pasó por la mano de siete jueces y tres fiscales) cobran sentido a estas alturas de la investigación. «[Esta persona] tiene muchas cosas que aclarar. En 2002 hay una solicitud del juzgado de Tui llamándolo a declarar, se va a Argentina, no se presenta, y no lo vuelven a llamar . Si en 2002 ya estaba bajo el ojo de mira, cómo 18 años después seguimos igual», denuncia la hermana de Déborah para confirmar que su ADN nunca fue contrastado con el que apareció en el cuerpo. «Le hicieron una recogida de ADN que nunca se llegó a analizar», revela años después.
Pero la cadena de negligencias y errores policiales no queda aquí , porque los investigadores tardaron diez años en revisar el vehículo del sospechoso que, unos días después de la desaparición de Déborah, desprendía un olor nauseabundo que un testigo denunció . En ese momento, un agente se dirigió al turismo con su dueño, pero no llegaron a abrir el maletero porque él le dijo que se le habían podrido unos langostinos en el maletero, y el policía lo creyó. «Nadie se puede creer que no revisasen ese coche hasta diez años después», clama la hermana de la fallecida. En el tintero, pendiente de explicación, está también un partido de fútbol al que la expareja de Déborah llegó tarde, una coartada que no acaba de cuadrar y muchas contradicciones en algunos testimonios que deberán ser aclaradas en los próximos meses para hacer justicia con una joven que, de seguir viva, estaría a punto de cumplir los 40 años.
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