Alberto Varela - Crónicas Atlánticas
La osadía de escoger a María Patiño
Los alumnos de periodismo nos han dado una lección de tolerancia
Alberto Varela
Curioso lo que ha ocurrido estos días en las redes sociales con la elección de María Patiño como madrina de la última promoción de estudiantes de Periodismo de la Universidad de Santiago.
Los que están a punto de licenciarse deciden que ya está bien ... de caras de vinagre y de egos inflados y que un tono desenfadado puede venir bien a la ceremonia. Resultado: se monta una tormenta en twitter (que por otra parte, vive de las tormentas) con descalificaciones a los promotores y llamamientos a cerrar la facultad.
El choque generacional no se ha inventado ahora, ya lo hemos visto con el pelo largo en los 60 o con los tatuajes en los 90, lo más sorprendente del episodio de estos días es la enorme educación con la que han respondido los ofendidos. A los que les dicen que para eso mejor tirar la facultad abajo les responden con citas a Kapuscinski... tan mal formados no deben estar.
Y por cierto, no seré yo quien defienda a la prensa del corazón, pero nadie se ha llevado las manos a la cabeza cuando en años anteriores los futuros periodistas escogieron a profesionales que han hecho carrera ridiculizando a las opciones políticas diferentes a la suya, o fomentando la polarización de la sociedad. Tampoco les preocupa que existan profesionales que más que como comunicadores actúan como empleados a sueldo de tal o cual partido . Si al final los problemas del periodismo son otros... no nos engañemos.
Mención aparte merece la valentía de quien lleva a una asamblea de estudiantes una propuesta como la de invitar a María Patiño. Lo mismo que han manifestado algunos representantes de los medios habrán dicho también los compañeros ‘serios’, de esos que solo leen Le Monde Diplomatique y viven indignados por la estupidez ajena. La suya no les preocupa.
En los medios cabemos todos . La información y el entretenimiento, la denuncia y el colorín. Los alumnos de periodismo nos han dado a todos una lección de tolerancia, pero de la de verdad, no de la que tolera lo que le gusta y desprecia lo que no.
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